Características de la escucha activa en el trabajo
Implantar una cultura de prestar atención activamente requiere desarrollar un método claro que tiene que ver con la empatía, es decir, con saber entender las convicciones, desafíos y también temores del otro. Porque, como dice Donoso Cortés, “lo importante no es solo escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa”.
La empatía para leer los trasfondos de lo que se dice
Es decir, la empatía es esencial para que el líder o el manager de un equipo sea capaz de atender a las demandas, a las preocupaciones, a los miedos y las inquietudes de su equipo o de sus compañeros no solo por lo que dicen, sino por cómo lo dicen. Leer los trasfondos de lo que alguien expresa es un valor esencial si queremos que la escucha responda a la realidad de esa persona.
Por eso, no hagamos trampas con la escucha activa. Por encima de todo no debemos adaptar la visión de los demás a nuestra lógica, a las conclusiones que ya tenemos prefijadas de antemano, manipulando el criterio legítimo de otros mediante recursos dialécticos que solo esconden soberbia y pereza intelectual.
La importancia de las actitudes en el trabajo
Hay otras reglas que seguir en la práctica de percibir activamente el entorno: el lenguaje corporal es importante, tanto el nuestro (las actitudes indolentes no ayudan nada a la comunicación) como el de nuestro interlocutor: dejar hablar al otro es fundamental, fuera las respuestas automatizadas que hacen del proceso un esfuerzo inútil, smartphone, ordenador o distracciones de otro tipo lejos de nuestra vista mientras nos hablan…
Cada grupo de trabajo tiene que encontrar su propia fórmula para convertir la escucha activa y empatía en una herramienta eficaz. Eludir este desafío supone asumir un gran riesgo: quedarnos sin saber lo que hubiera pasado de tomar un camino diferente y más sabio.