¿Recuerdas el nombre del segundo astronauta en pisar la Luna? Apenas unos momentos después de Neil Armstrong, Buzz Aldrin dejó su huella en la historia, aunque no sea tan recordado. Quizás tampoco te suene demasiado el nombre de Steve Wozniak, cofundador de Apple y pieza fundamental en el desarrollo de los primeros productos, el Apple I y el Apple II, que establecieron la base para el éxito de la empresa.

En el teatro griego tradicional siempre había un protagonista que llevaba todo el peso de la obra, hasta que un dramaturgo decidió innovar. Se dice que fue Esquilo quien introdujo un personaje que complementase al protagonista, con una entidad propia para enriquecer la trama. En el mundo de la literatura, esa figura se conoce como deuteragonista, mientras que en el de la empresa, esos personajes cruciales muchas veces reciben el apelativo de “segundos violines”.

La aportación de segundos violines a menudo pasa desapercibida y es el violín principal quien se lleva los aplausos cuando la orquesta sinfónica termina la función. Sin embargo, este tipo de perfiles son los cimientos de una organización y una pieza clave para los logros que suelen atribuirse a las “cabezas visibles”.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

El inestimable papel de los segundos protagonistas en el equipo de trabajo

En el ámbito laboral, es común encontrarse con individuos que buscan constantemente el protagonismo, aquellos que desean ser las estrellas del equipo. Sin embargo, esta actitud a menudo resulta perjudicial para la dinámica de grupo, ya que puede generar rivalidades y desarticular la colaboración necesaria para alcanzar los objetivos comunes. La búsqueda constante de reconocimiento personal, además, puede eclipsar los logros colectivos y dejar en segundo plano la verdadera esencia del trabajo en equipo.

segundo violin en orquesta

En contraste, los llamados “segundos violines” no son personas carentes de ambición ni aquellas que evaden responsabilidades. Al contrario, representan la esencia misma del trabajo colaborativo. Estos profesionales entienden que el éxito no depende de una sola persona, sino que es el resultado de un esfuerzo compartido.

 

“Estos profesionales entienden que el éxito no depende de una sola persona, sino que es el resultado de un esfuerzo compartido”.

 

Aportan una visión centrada en la colectividad, donde cada miembro del equipo de trabajo tiene un papel crucial que desempeñar. Lejos de ser invisibles, los segundos violines cimentan los resultados del grupo.

La existencia de ese tipo de papeles también respeta la personalidad de cada empleado para aprovechar su potencial y maximizar su contribución al equipo. Al valorar las diferencias individuales, las organizaciones pueden construir equipos más robustos y dinámicos, donde cada persona se siente apreciada por sus habilidades únicas. La diversidad de talentos y perspectivas enriquece la toma de decisiones y permite soluciones innovadoras a los desafíos que enfrenta la organización.

 

Cuando los roles en el trabajo en equipo se complementan para alcanzar el éxito

Cada individuo tiene dones, talentos y habilidades únicos. Cuando los ponemos sobre la mesa y los compartimos para un propósito común, podemos brindar a las organizaciones una verdadera ventaja competitiva.

Numerosos estudios demuestran que los equipos bien cohesionados son capaces de superar en creatividad, eficiencia y capacidad de resolución de problemas a aquellos que operan de manera individual. Puede que el talento gane partidos, pero el trabajo en equipo es el que logra ganar campeonatos, como ya hablamos en este artículo.

La colaboración no solo promueve la creatividad, sino que también mejora la eficiencia. Un estudio de Microsoft de 2023 concluyó que las tasas de éxito de los proyectos aumentan un 54 % con una comunicación sólida y un trabajo en equipo colaborativo.

 

“Las tasas de éxito de los proyectos aumentan un 54 % con una comunicación sólida y un trabajo en equipo colaborativo”.

 

En los roles de un equipo de trabajo, las tareas se pueden repartir según las fortalezas individuales, lo que permite que cada miembro contribuya de manera óptima. Este enfoque no solo acelera el proceso, sino que también garantiza que los resultados sean de alta calidad, al aprovechar al máximo las habilidades particulares de cada persona.

Por otro lado, la competitividad dentro de un equipo puede ser una trampa peligrosa. Aunque una sana competencia puede alentar a algunos a mejorar su rendimiento, un exceso de rivalidad generalmente conduce a conflictos y a experimentar más tensiones internas, lo que puede obstaculizar la comunicación y la cooperación.

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Esto no solo afecta la moral del equipo, sino que también puede reducir significativamente la calidad del trabajo final, tal y como señalan en HBR.

 

La importancia de reconocer el trabajo bien hecho

Los expertos destacan que la capacidad de un líder para identificar y resaltar las contribuciones individuales, especialmente de aquellos que trabajan entre bambalinas, puede marcar la diferencia en el éxito organizacional. Un estudio de Globoforce indica que, dentro de los roles de un equipo de trabajo, los empleados que disfrutan de un reconocimiento continuado muestran una implicación hasta ocho veces mayor.

Este reconocimiento, aseguran los analistas, crea un entorno de trabajo positivo, donde cada individuo siente que su aporte es valorado. De hecho, el 66 % de las personas que forman parte de equipos con altos niveles de reconocimiento afirman que confían en el resto de los miembros, lo que redunda en un mejor ambiente laboral. Y, según Delloitte, la productividad de una empresa mejora hasta un 31 % cuando sus empleados están contentos.

El éxito de cualquier organización no reside únicamente en las manos de quienes están al frente. Es el resultado de la rica diversidad de talentos y esfuerzos que cada miembro del equipo aporta.

La colaboración y el apoyo mutuo son la esencia que fortalece al grupo, permitiendo que se alcancen metas que, de otra manera, serían inalcanzables. ¿O acaso crees que Armstrong habría sido capaz de poner un pie en la luna si hubiese viajado él solo al espacio? Sin el trabajo conjunto de científicos, ingenieros y otros astronautas, ese histórico evento no habría sido posible. Así, cada rol de equipo, aunque a veces pase desapercibido, es fundamental para el éxito colectivo.