La palabra “concentración” viene de “con-” (junto) y “centrum” (centro). En pocas palabras, significa llevar algo al centro. Si lo piensas, tiene mucho sentido: se trata de reunir tu atención, tus pensamientos y tu energía en un solo lugar a modo de diana. Parece sencillo, pero en el día a día no siempre lo es. Piénsalo: ¿cuándo fue la última vez que sentiste que estabas 100 % enfocado en algo?

Mantener la atención plena en el trabajo se ha convertido en un desafío cada vez mayor debido a una combinación de factores tecnológicos y culturales. Desde el auge de los dispositivos electrónicos hasta la presión por multitasking, el contexto laboral actual parece estar diseñado para perturbar el flujo de nuestros pensamientos. Así, aprender cómo concentrarse en el trabajo es clave para recuperar el control sobre nuestra atención y mejorar tanto la productividad como el bienestar. Pero, ¿cuáles son las raíces de este problema y qué podemos hacer para enfrentarlo? Aquí te lo contamos.

¿Qué voy a  leer en este artículo?

 

Trabajo profundo vs. trabajo superficial

Cal Newport, profesor de informática de la Universidad de Georgetown (Washington, Estados Unidos), sostiene que, en un mundo lleno de distracciones, es precisamente nuestra capacidad de concentración lo que marca la diferencia. En su libro “Enfócate. Consejos para alcanzar el éxito en un mundo disperso” Newport reflexiona sobre cómo poner la concentración en el centro del debate sobre la organización del trabajo y la distribución de las oficinas.

 

“En un mundo lleno de distracciones, es precisamente nuestra capacidad de concentración lo que marca la diferencia”.

 

Seguro que alguna vez algún compañero te ha dicho un poco culpabilizado eso de “no he parado en todo el día y tengo la impresión de no haber hecho nada de lo que tenía pensado hacer hoy”. Puede que algún día te haya pasado incluso a ti: respondes emails, acudes a reuniones, te pones al día con tu equipo y, cuando te quieres dar cuenta, ya es la hora de volver a casa.

Para abordar esto, Newport hace la distinción entre el “trabajo profundo” y el “trabajo superficial”, animando a las personas a evitar las distracciones, que hacen perder la concentración y dejar de desperdiciar el tiempo para empezar a dedicarse al trabajo que de verdad aporta más valor.

El experto define el trabajo profundo como toda actividad profesional realizada en un estado profundo de atención, sin distracciones, que exige el uso de la totalidad de nuestra capacidad cognitiva. Para él todo se reduce a esta sencilla fórmula:

(Tiempo dedicado) × (Intensidad de la concentración) = Trabajo de alto valor añadido realizado.

El autor remarca que, a través de periodos de 60 y 90 minutos, se pueden establecer grandes estados de atención y concentración sin distracciones y garantizando que la mente trabaje en su máximo esplendor y potencial.

 

“El trabajo profundo es toda actividad profesional realizada en un estado profundo de atención, sin distracciones, que exige el uso de la totalidad de nuestra capacidad cognitiva”.

 

Claves para mantener la concentración en el trabajo según Newport

Las empresas tienen a su disposición un gran abanico de herramientas y recursos para ayudar a sus empleados a incrementar su concentración en el trabajo a través del trabajo profundo. Para Newport el primer paso consiste en ofrecer un espacio apto para ello.

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La integración del trabajo profundo en las oficinas

La mayoría de las oficinas están creadas más bien para el trabajo superficial, para favorecer los descubrimientos fortuitos y la creatividad a la vez que se facilitan el trabajo en equipo y las reuniones. Podríamos hablar tanto de oficinas de espacios abiertos como de los modelos hot-desking, que ya tratamos aquí. Las ventajas de este tipo de diseños son ampliamente conocidas por todos. Pero a veces los momentos de más concentración en el trabajo exigen otros espacios que procuren mayor intimidad.

Como posible solución, Newport menciona al arquitecto estadounidense David Dewane, creador de la “máquina de eudaimonia”, un concepto de diseño basado en la creación de varias salas dedicadas al trabajo profundo separadas por paredes insonorizadas, ideal para sumergirse en las tareas sin interrupciones.

 

Gestionar las distracciones y optimizar el tiempo

Así mismo, otra clave fundamental es descubrir, reconocer y aceptar las distracciones que la persona tiene a su alrededor. ¿Cuánto tiempo pasas mirando la pantalla de tu móvil sin apenas darte cuenta? Coger nuestro dispositivo y entrar en alguna red social se ha convertido en un gesto casi automático para muchos de nosotros. Los dispositivos móviles pasan de ser, muchas veces, una herramienta útil a un obstáculo para nuestros niveles de concentración en el trabajo.

El siguiente paso será lo que se denomina en inglés el time blocking(bloquear el tiempo). Aquí la persona elige determinadas horas para trabajar y enfocarse en su objetivo a alcanzar. Puedes decidir, por ejemplo, dedicar la mañana a tareas que requieran de máxima concentración y emplear la tarde en el trabajo más superficial, como contestar emails.

Del mismo modo, el autor subraya la importancia de establecer y respetar los tiempos de descanso. Algo que considera fundamental para no quemarnos y mantener nuestros niveles de energía.

 

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7 hábitos para saber cómo concentrarse en el trabajo

Empieza con lo importante: Antes de comenzar tu día, tómate unos minutos para definir tus prioridades. ¿Qué es lo que realmente necesita tu atención hoy? Ir paso a paso con lo esencial ayuda a que esas tareas no se acumulen ni te agobien.

🔕Silencia notificaciones: No necesitas estar disponible 24/7. Silencia alertas que no sean urgentes mientras trabajas en algo clave. Aunque puede ser incómodo al principio, es un respiro para tu mente.

🪑Crea un espacio de trabajo claro: Tener un ambiente ordenado, aunque sea un rincón pequeño, puede ayudarte a sentirte más enfocado. Menos distracciones visuales significan más capacidad de atención y son un paso clave para aprender cómo concentrarse en el trabajo de manera efectiva.

⏸️Practica mini-descansos: Trabajar sin parar no es lo mismo que ser productivo. Intenta pausas cortas cada hora. Respira, estira el cuerpo o simplemente cierra los ojos un momento para resetear tu mente.

📱Deja el móvil lejos: Ese “solo voy a revisarlo un segundo” se puede convertir en minutos que te sacan de tu flujo. Déjalo lejos mientras trabajas en algo que requiere toda tu concentración.

Haz una cosa a la vez: El multitasking suena bien, pero muchas veces solo divide tu atención. Intenta enfocarte en una cosa a la vez. Pregúntate: ¿qué merece hoy mi energía al 100%? Este enfoque es esencial si buscas estrategias sobre cómo concentrarse en el trabajo y maximizar tu productividad.

💡Conecta con el propósito de lo que haces: Cuando una tarea te abrume o no te motive, recuerda por qué es importante o para qué la estás haciendo. Tener claro el propósito puede ayudarte a volver a enfocarte.

La concentración no es algo que se consigue de un día para otro ni un estado que se mantiene de forma perfecta todo el tiempo. Es más bien como un músculo que se fortalece poco a poco, con práctica y paciencia. Puede que algunos días sientas que lograste avanzar con claridad y otros parezca más difícil enfocarte. Lo importante es reconocer que cada pequeño cambio cuenta.

Experimenta con los hábitos que hemos expuesto y descubre qué funciona para ti. Lo clave es probar, escuchar tus necesidades y construir un sistema que te apoye en lugar de presionarte. No necesitas lograrlo todo en un instante: la clave está en ser constante y amable contigo mismo en el proceso.

 

Fuentes: