Por lo tanto, existe un afán de perfeccionismo interno autoimpuesto por uno mismo, pero también una necesidad de perfeccionismo externa, impuesta por el entorno. Por lo tanto, puede ser una necesidad interna o una prescripción social.
Dentro del ámbito profesional, puede distinguirse entre dos tipos de perfeccionista en el trabajo: positivo y negativo. Ya Adler advertía que el perfeccionismo puede ser disfuncional, ya que uno mismo se compara constantemente con un ideal inalcanzable, generando un potencial sentimiento de inferioridad.
De esta primera dicotomía surgieron otras conceptualizaciones en la literatura como la de “intenciones perfeccionistas” versus “preocupaciones perfeccionistas”:
- Las intenciones perfeccionistas (perfectionistic strivings) son esfuerzos individuales hacia la perfección, siempre orientado a una mismo y no a los otros, y donde el peso recae en la propia intención.
- En el caso de las preocupaciones perfeccionistas (perfectionistic concerns), tienen lugar cuando hay una preocupación excesiva por los errores, cuando el perfeccionismo es prescrito socialmente y cuando surgen reacciones negativas a las imperfecciones.
Por lo tanto, en las organizaciones y, de hecho, en cualquier entorno, según este modelo pueden existir tres perfiles: los no perfeccionistas, los perfeccionistas basados en la intención, y los perfeccionistas basados en la preocupación.
Los estudios examinados reportan que los perfeccionistas basados en la preocupación presentan tensión en el trabajo, baja satisfacción laboral, poco compromiso, baja eficacia, alto nivel de fatiga, ansiedad, y estrés. Además, no consiguen los objetivos propuestos.
En el caso de los perfeccionistas basados en intenciones, los resultados son mejores: pensamiento positivo, compromiso con la organización, alto nivel de satisfacción laboral, sentido del logro, o eficacia.
A nivel intrapersonal, donde se mide las implicaciones del perfeccionismo con los otros, los resultados fueron peores también para los perfeccionistas basados en la preocupación que aquellos basados en la intención, con peores niveles de conflicto trabajo y familia, y conflictos con la pareja.
Claves para lograr un perfeccionismo positivo en el trabajo
Es necesario seguir investigando, ya que, aunque los resultados son claros, las personas somos frágiles y complejas y el influjo de la cultura actual sobre nuestra manera de comprendernos moldea nuestros comportamientos. Hay muchas preguntas por resolver. Mientras tanto, estos nuevos estudios dejan algunas implicaciones que puede ser útiles:
* Las organizaciones pueden hacer un esfuerzo, a partir de escalas y test ya validados, para entender el perfil de su plantilla, distinguiendo entre no perfeccionistas, perfeccionistas por intención, y perfeccionistas por preocupación.
* Las organizaciones puedan examinar si su cultura invita al perfeccionismo, y si es un perfeccionismo que suma (intenciones perfeccionistas) o es un perfeccionismo que resta (preocupaciones perfeccionistas).
* Los investigadores, junto a las organizaciones, deberían hacer un esfuerzo para ir más allá de las implicaciones personales del perfeccionismo, y ver las implicaciones del perfeccionismo en el equipo y en la organización.
* Para aquellos perfeccionistas por preocupación, aunque no es trabajo fácil, podrían trabajar para evitar un excesivo focus en decisiones poco importantes solo motivadas por la necesidad de superar constantemente las expectativas de los otros, que a diferencia de lo que podemos pensar, termina siendo un comportamiento enemigo de la productividad.
La intención de ser mejores y de hacer las cosas de la mejor forma posible siempre será valorado como algo positivo. Pero, a la hora de ser perfeccionista en el trabajo, no podemos dejar que ese impulso nos haga sentir insuficientes. Controlarlo será clave para lograr buenos resultados, a nivel organizacional y personal.