Como indicábamos en el artículo Repensar el trabajador ideal, la noción de equilibrio trabajo y familia se desarrolló en lo negativo, en vez de lo positivo. Fueron Greenhaus y Beutell quienes en 1985 acuñaron el concepto[4], y lo definieron como un conflicto entre roles donde las demandas laborales y familiares son incompatibles en algún aspecto.
Según los autores, el conflicto trabajo y familia puede tener tres formas: conflicto basado en el tiempo, conflicto basado en la tensión, o conflicto basado en el comportamiento.
- El conflicto basado en el tiempo sucede cuando dedicar tiempo excesivo en un rol implica no poder dedicar el tiempo necesario a otro rol.
- El conflicto basado en tensión implica que la tensión generada en un rol no permite la satisfacción de las demandas en otro rol. Por ejemplo, estar absorto por un problema en el trabajo o en la familia, no permite concentrarse en el resto de responsabilidades fuera de los laboral, aun disponiendo de tiempo.
- El conflicto basado en el comportamiento sucede cuando las expectativas de comportamiento en los dos roles son opuestas. Por ejemplo, tener que ser frío, rígido y competitivo en el trabajo, y cálido, emotivo, y generoso en casa.
Sea cual sea su forma, sufrir conflicto trabajo y familia tiene un precio.
Beneficios personales que conlleva un buen equilibrio trabajo-familia
Pero el intento de conciliar trabajo y familia tiene sus consecuencias positivas a todos los niveles:
- A nivel laboral estudios recientes nos indican que una falta de conciliación está relacionada con una intención mayor de dejar el trabajo, con un mayor absentismo, con un menor compromiso con la organización y productividad individual, y en definitiva con una baja satisfacción laboral.
- A nivel familiar, la falta de conciliación está relacionada con una menor satisfacción familiar, una menor satisfacción parenta y con problemas de la vida en pareja.
- Finalmente, los estudios empíricos también han demostrado que el conflicto trabajo y familia tiene consecuencias muy graves en la salud de quien lo sufre, como desórdenes alimentarios, problemas de adicción como el consumo de bebidas alcohólicas, angustia y depresión. Son palabras mayores.
Como decíamos, la literatura explora ahora no tan solo las consecuencias de sufrir una falta de equilibrio trabajo y familia, sino los beneficios personales de gozar de un buen equilibrio entre todos los roles. Evidencias recientes demuestran cómo a nivel personal experimentar un equilibrio trabajo y familia está relacionada con una mejor salud, una mayor satisfacción en la familia, así como una mayor satisfacción y compromiso con la organización, que llevan a una mayor productividad tal y como veremos en el siguiente artículo.
Un caso ilustrativo es el de Boston Consulting Group, donde realizaron un interesante estudio bajo la dirección de la prof. Leslie Perlow. El estudio consistía en ofrecer una tarde libre a la semana a los consultores. Solo esta pequeña medida dio como resultado el aumento de la satisfacción de los consultores, la satisfacción de los clientes, y el valor aportado por los consultores percibido por los propios clientes. Tal y como decíamos, el próximo artículo se centrará en los beneficios del equilibrio trabajo y familia de los empleados para las organizaciones. Que todas estas evidencias sirvan para hacer subir la conciliación laboral y familiar a primera división, tanto a nivel político, organizativo como personal.