A menudo, los pioneros habitan un lugar solitario. Acaban siendo reconocidos por su labor, pero deben abrir camino con grandes esfuerzos. Hoy que el camino de la mujer en el sector de la energía está cada vez más despejado, Génesis Loyola ha pasado a ser un referente latinoamericano en ese sentido. Además de ser pionera en su campo, ha ido creciendo profesionalmente para romper un techo tras otro. Sin ir más lejos, en 2023 recibió el premio a Mujer Destacada en Energías Renovables y Almacenamiento de mano de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA). En esta entrevista Génesis nos dedica un rato generoso para contarnos algo de ese camino e inspirar a otras mujeres que, de esa forma, algún día sigan su estela.

 

Una infancia entre cazuelas y cuentas

Hay un tintineo de platos y de cucharones removiendo sopa. Una niña se pone de puntillas para asomarse a los fogones y ver a su madre cocinar. El olor a caldillo de congrio y cazuela chilena inunda la estancia. De pronto, la puerta de la cocina se abre y deja entrar una oleada de voces procedente de los grupos de obreros que reponen fuerzas en medio de su jornada.

Puede decirse que en esa cocina del restaurante familiar en Santiago de Chile está el germen de todo lo que sería Génesis años después. Fue allí donde aprendió el sentido de la responsabilidad y el trabajo en equipo, y donde empezó a demostrar una facilidad con los números que más tarde poblarían las pantallas del CECOER, el centro de control de energía renovable de ACCIONA Energía en Chile, en el que ha desarrollado su carrera profesional. “Trabajar con las cuentas del restaurante fue mi primer encuentro con las matemáticas… la primera vez que empecé a tomar cariño a los números”, explica.

 

Apoyo familiar en los primeros pasos

Génesis ha sido pionera como mujer en el campo laboral, pero también en términos académicos en el seno de su familia. “Mi madre únicamente tuvo acceso a la educación básica y mi padre alcanzó la enseñanza media”, nos cuenta. Por suerte, la apoyaron para que llegase allá donde ellos no habían tenido la oportunidad de hacerlo. “Mi papá dice que él me ayudó hasta cuando en las matemáticas empezaron a salir letras”, bromea.

Porque sus dotes matemáticas no tardaron en hacerse notar: “En el colegio también me di cuenta de que tenía muchas habilidades para la matemática y la física, y fueron las especialidades hacia las que me fui orientando”.

“En el colegio me di cuenta de que tenía muchas habilidades para la matemática y la física, y fueron las especialidades hacia las que me fui orientando”.

 

Aunque no todo era repasar la lección y ayudar en el restaurante. La familia de Génesis provenía de Coquimbo, una localidad costera en el Norte de Chile, y allí pasaba las vacaciones, una costumbre que se prolongó hasta completada la enseñanza secundaria. Fue en esa época en la que comenzó a barajar la posibilidad de ser ingeniera eléctrica. Y, nuevamente, contó con el apoyo de la familia. “Yo tenía la visión de ser una mujer profesional independiente, y ellos siempre me motivaron”, rememora.

El reto de una ingeniería eléctrica

“Siempre quise estudiar en la USACH [Universidad de Santiago de Chile] … Era una universidad reconocida porque allí estudiaban los hijos de los trabajadores. Tenía una visión más cercana a las familias, a que todos llegáramos a ser profesionales”. Y lo consiguió. Dudó entre estudiar Matemáticas o una ingeniería, pero se decantó por lo segundo. Y recuerda ese momento, un poco como cuando se aprende a montar en bicicleta y llega el momento de que nuestros padres nos dejan pedalear solos: “El primer día, cuando me fui a matricular, mis padres estaban tan orgullosos…”.

Sin embargo, pronto comprobó que tendría que subir una empinada cuesta. “Para mí la universidad ha sido uno de mis grandes desafíos, incluso más que el trabajo hasta ahora. Es una carrera muy difícil, estuve muchas veces haciendo trámites para cambiarme de carrera o hacer otras cosas, dejar la Universidad; pero fue mi misma familia, mis hermanos, los que me fueron impulsando para seguir”. Hubo incluso quien le dijo que se había equivocado, que había apuntado demasiado alto, que muchos alumnos no la terminaban, que quizá era mejor que fuese “dueña de casa”.

 

“Entré a una carrera en la que éramos aproximadamente ciento setenta personas y recuerdo que no éramos más de cinco mujeres”.

 

Porque al reto académico se sumó su condición de mujer. “Entré a una carrera en la que éramos aproximadamente ciento setenta personas y yo creo que no éramos más de cinco mujeres”. Recuerda algunos momentos duros en ese sentido: “Durante la tarde había grupos de alumnos que miraban en menos las mujeres o hacían comentarios malos”. Aun con todo, hace un balance positivo de un proceso de comprensión y aceptación mutua: “Yo creo que ha sido como un proceso porque son personas que también hoy día las sigo viendo, y ya no cometen esos mismos errores”.

La tenacidad la llevó, por fin, a cruzar la meta: “Dije OK, voy a terminar esta carrera simplemente porque hay que terminar lo que uno empieza”. El último año se especializó en “un ramo que se llamaba mercados” y que la enamoró de esa vertiente del sector energético: “Me permitió entender cómo funcionaba nuestro sistema eléctrico en tiempo real, como estaban todas estadísticas de generación y transmisión”.

A lomos de la energía renovable

A principios de la década de 2010 Chile comenzó a experimentar un verdadero boom de la energía renovable. Génesis, a su vez, dedicó su trabajo de fin de carrera a la energía undimotriz, lo que le permitió familiarizarse más con ese sector en general: “Investigué el estatus de la energía renovable en Chile y vi que teníamos mucho potencial fotovoltaico y eólico… También me llamó la atención la idea de poder generar energía sin contaminar o con bajo impacto medioambiental… Fue ahí cuando me fui metiendo cada vez más en ese campo”.

 

“Investigué el estatus de la energía renovable en Chile y vi que teníamos mucho potencial fotovoltaico y eólico…”.

Recién salida de la carrera, Génesis hizo unas prácticas en una empresa eléctrica, donde luego trabajó durante un año en el campo de la energía hidroeléctrica. “Estábamos en las plantas hidroeléctricas, con una gran masa de agua encima. Debajo hay unas salas de máquinas donde uno tiene que entrar bajo tierra”.

Además de la conmoción de presenciar la magnitud de esas infraestructuras, la joven ingeniera tuvo la oportunidad de familiarizarse con el que sería su futuro trabajo: “De alguna manera, empecé a conocer los centros de control. [Las centrales hidroeléctricas] ya no eran un proyecto aislado, sino que había que integrarlas en el centro de control que estaba en Santiago”. Y añade: “Ahí empecé a entender esta lógica de la operación en tiempo real que existía en los centros de control”.

Y otra vez la experiencia de ser una excepción: “Entré reemplazando a una mujer por baja posnatal, así que también me convertí en la única mujer del equipo”.

 

La hora de ACCIONA Energía

Tras un par de meses de vacaciones en EE. UU. con su pareja, Génesis comprendió que era el momento de comenzar su “vida adulta”. Fue entonces, en 2018, cuando presentó su candidatura a ACCIONA Energía.

En la entrevista para el puesto de operadora en un centro de control, además de sacar a relucir su talento con los números, la ingeniera recurrió a un razonamiento imbatible, que recuerda con una sonrisa: “Les dije que sentía que tenía la facultad de estar pendiente de muchas cosas al mismo tiempo, que es algo muy importante para los centros de control, y que gran parte de eso había nacido en la cocina del restaurante, que era una locura”. Y claro, la seleccionaron de inmediato como parte de un equipo de seis personas. Allí descubrió que era la primera mujer en trabajar en un centro de control en Latinoamérica.

En el Centro de Control de Energía Renovable de Chile comenzó a gestionar la comercialización de la energía de ACCIONA en un país “largo y angosto” donde hay grandes discrepancias de producción entre el norte y el sur. El reto –y la adrenalina– fue una fuente de motivación: “Me entretiene bastante la operación en tiempo real, es muy estresante. También era un desafío trabajar de noche… Tienes que tomar decisiones rápido, actuar, seguir procedimiento y todo con protocolos de seguridad; es una presión que no es para todo el mundo”.

 

“Trabajar en el CECOER es como las Urgencias de un hospital: hay días en los que no pasa nada y otros en los que pasa todo”.

 

Fundamentalmente, su trabajo consistía en operar activos como los aerogeneradores y paneles fotovoltaicos y detectar problemas, operar las estaciones de alta tensión y monitorizar las subestaciones e interconexiones donde se inyecta la energía generada. “Lo veo como una especie de Urgencias de un hospital; puede que no pase nada y se te haga eterno el turno, pero a veces pasa todo”.

Con el tiempo, el CECOER de Génesis comenzó a operar también con la energía renovable de otros países como Perú, aparte de la matriz española, donde monitorizan activos de la zona de Cataluña.

 

¿Por qué no iba a ser yo?

Transcurridos tres años como operadora del CECOER, en medio de las frenéticas jornadas frente a las pantallas, Génesis se encontró una oferta de trabajo con la que crecer: ACCIONA Energía estaba buscando alguien que encabezase el centro de control. “La publicación tenía un enfoque de una persona de más experiencia que la mía”, cuenta. Sin embargo, quizá por haber superado un reto tan grande como la ingeniería eléctrica o por los años que llevaba resolviendo desafíos en tiempo real, Génesis tuvo una corazonada: “Entonces hablé con mi jefe, le dije que yo quería el puesto, que yo era capaz de hacerlo”.

Tras la ronda de entrevistas, Génesis se convirtió en la primera coordinadora de un centro de control en Latinoamérica. Sin embargo, antes de tomar las riendas del CECOER, debía familiarizarse con sus nuevas responsabilidades y, de paso, cruzar el charco y conocer un nuevo continente. Era el momento de dar el salto a España, al centro de control más importante de ACCIONA Energía a escala mundial, a través de una fórmula conocida como role swap.

 

Un cambio de funciones (y el descubrimiento de Europa)

Génesis habla con cariño y admiración de la ciudad de Pamplona, de la historia que pregonan sus calles y sus iglesias. “Me enamoré”, resume. Le sorprendieron también pequeños detalles, como que las calles estuvieran libres de cables. “Cuando caminas por Santiago, está lleno de cables por todos lados, tanto de energía, como de temas de Internet de cable, de datos”.

En los tres meses que pasó formándose como coordinadora de centro de control también advirtió otros detalles algo más importantes. “Había muchas mujeres transversalmente, tanto como operadoras como en el backoffice de CECOER y en jefaturas importantes. Fue así una visión bastante bonita comprobar que había una presencia de mujeres mucho mayor o mucho más normalizada”, relata. Y lo sintetiza de esta forma: “Más que ver cosas especiales, estaba el hecho de que la presencia femenina no era tema [noticia]”.

En Pamplona tuvo la oportunidad de formarse con grandes expertos en su campo, con un “nivel muy alto”, y contar con la base necesaria para regresar a Chile y afrontar sus nuevas responsabilidades.

 

Devolver algo de lo mucho recibido

En esos meses inolvidables pudo también descubrir otras ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Salamanca o Toledo. Y, sobre todo, le brindó la posibilidad de llevar a cabo un viaje muy especial con sus padres: “Al final de mi role swap me quedé unas semanas de vacaciones por allá, y los invité para España; para mí fue muy lindo. Nunca les había pasado por la cabeza que podían conocer un poco de Europa, así que los traje conmigo”.

Y explica que, además del cariño que les tiene, le impulsa otra gran motivación: “Soy muy regalona de ellos, pero claro, ellos siempre han estado muy orgulloso de mis logros. Mi objetivo es devolver tanto esfuerzo que ellos han realizado conmigo. Obviamente, mi desarrollo profesional me ha permitido darles mejores oportunidades. Siempre ha sido un desafío para mí que ellos puedan vivir mejor”.

 

“[En ACCIONA] siempre me han dado la posibilidad de hacer cursos donde uno pueda ir desarrollando técnica y habilidades para resolver conflictos o liderazgo.”

El regreso a Chile

A su regreso, Génesis se convirtió en la coordinadora de su antiguo equipo. En la plantilla, íntegramente masculina, había también varios empleados de mayor edad que ella, lo que al principio supuso ciertos retos. “La gestión de las personas es mucho más compleja que cualquier cuestión técnica”. Pero el balance es más que positivo. “Creo que he logrado ganarme su confianza”, medita. Para ello ha sido fundamental contar con formación específica: “[En ACCIONA] siempre me han dado la posibilidad de hacer cursos donde uno pueda ir desarrollando técnica y habilidades para resolver conflictos o liderazgo”.

¿Una lección aprendida? “Lo más importante es entender que somos todos iguales, que somos todos un equipo que trabajamos en conjunto. En el CECOER se da mucho eso de que cuando se comete un error no es de la persona concreta, sino del CECOER”.

Ahora que tiene un equipo consolidado, nuestra protagonista fija la mirada en el futuro. Su objetivo es que el papel de ACCIONA Energía se refuerce en la región y que vaya asumiendo también servicios complementarios más allá de la generación y venta de energía, tales como el control de la tensión en la red.

Un referente

La carrera fulgurante de Génesis no oculta alguna asignatura pendiente: “Este sector nos necesita. Necesita la visión femenina en la gestión de proyectos y en los procesos. Creo que un equipo, cuando se acerca a la paridad, funciona mucho mejor. En un equipo de hombres y mujeres los análisis de los conflictos, de los fallos o de los problemas son mucho más ricos porque muchas veces vemos las cosas de manera diferente y las gestionamos de manera diferente”.

 

“Este sector nos necesita. Necesita la visión femenina en la gestión de proyectos y en los procesos. Creo que un equipo, cuando se acerca a la paridad, funciona mucho mejor”.

 

Y reflexiona acerca de cómo cambiar las cosas desde su puesto. Nos habla de fomentar una mayor presencia de mujeres en las carreras de ingeniería y en los puestos de responsabilidad, pero también de la importancia de los referentes: “Estoy pensando en ir a colegios de mujeres con otras compañeras destacadas en diferentes áreas para motivarlas a estudiar estas carreras. A veces creo que falta verse reflejada, darse cuenta de que existen mujeres así”.

 

El reconocimiento a una labor pionera

Esa representatividad, sin duda, se ha visto reforzada por el perfil público de Génesis. Tal como hemos mencionado anteriormente, ha recibido varios premios por su labor pionera a lo largo de estos años, incluyendo un reconocimiento por parte del Ministerio de Energía. “El actual presidente me mencionó en uno de sus discursos”, señala.

En cualquier caso, más allá de esos galardones y reconocimientos oficiales, lo que más resuena en nuestra conversación sigue siendo la condecoración que recibe a diario de ese matrimonio al que ayudó hace ya tantos años en un restaurante familiar de Santiago. “A veces, llego a casa y algún vecino me cuenta alguna novedad de mi trabajo porque ya se ha enterado a través de mis padres”, confiesa con una emoción que es incapaz de ocultar. Y así, conquista tras conquista, Génesis avanza hacia un futuro brillante, no solo para ella, sino también para las próximas generaciones de mujeres.

 

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