Jesús Argumedo saca a colación la fecha con la inmediatez y certidumbre de quien recita la tabla de multiplicar. Es el momento en que, a mediados de la treintena, vio el anuncio en LinkedIn de un puesto como Especialista en diversidad en ACCIONA. No se lo pensó dos veces: “Vi una empresa del Ibex, con posibilidad de crecimiento y proyección profesionales. Mis condiciones laborales en mi anterior empresa eran buenas, con un departamento global de accesibilidad que es algo infrecuente en el mundo corporativo”. Pero aquel puesto le parecía diseñado especialmente para él.
En la entrevista con ACCIONA no tardó en comprobar que su futuro puesto estaba enclavado en un departamento en expansión, con muchos proyectos por delante y, sobre todo, la sensación de que no iba simplemente a cubrir un cupo de discapacidad de algún tipo. Porque Argumedo es una persona con discapacidad visual, tal como él mismo se describe. Es un “término que […] mantiene la calificación de persona, cuestión que no pasa con invidente o ciego”, nos ha matizado en un correo antes de la conversación.
El Ibex como vocación y una madre “con visión inclusiva”
Otra fecha, algo más de treinta años antes: 14 de enero de 1992. Pero, antes de explicarla, un pequeño juego, lector o lectora: piensa en tus primeros recuerdos culturales. Un libro, un cómic, una serie, un programa de televisión, un anuncio… ¿Ya? Muy bien, probablemente no se parezca al de Jesús Argumedo. Porque una de las primeras cosas de las que tiene memoria es ese 14 de enero en que se fundó el Ibex 35. Aquel niño de cuatro años observaba fascinado las noticias en la televisión y ya le cautivó el mundo de la empresa.
“El hecho de no poder hacer o ver un PowerPoint como el resto del mundo no significa que no pueda desarrollar una estrategia o dar formación en sostenibilidad o crear planes de comunicación en marketing.”
Bueno, el Ibex y Los Simpson, a los que parafrasea al poco de comenzar la entrevista. Concretamente, un diálogo con el que se identifica en su progresión profesional, en su mantra de no ponerse límites. En cierto momento en que Homer intenta aterrizar un avión un coach le dice: “Usted tiene lo que ha hecho grande a Estados Unidos y es un total desconocimiento del límite de sus capacidades y una absoluta indiferencia por lo que opinen los demás de esas propias limitaciones”.
Jesús dispara ideas y conceptos sin tregua, con una pasión desbordante. Confiesa a regañadientes que fue un niño con altas capacidades: “Ya desde los tres años recuerdo perfectamente haber aprendido a leer y escribir. Y matemáticas a partir de los cuatro o cinco años: sumar, restar, multiplicar, dividir”. Y entonces, a los seis, llegó el fundido a negro. Fue cuando perdió la vista, pero no la curiosidad.
A partir de entonces, su madre, a la que considera “una piedra angular en ese camino”, comenzó a describirle la realidad: así son los dibujos animados de Pokémon, mira lo que cuenta este documental de la 2. Y a hacer de audiolibro en tiempo real, leyéndole todo tipo de textos para que pudiese estudiar con normalidad.
De la tecnología a la banca (y a hacerse el sueco por el camino)
Fast forward y llegamos a la carrera. A Jesús le fascina la industria tecnológica, pero también es “un friqui de las marcas”. Así que hizo el siguiente razonamiento: “¿Qué carrera me puede ayudar a mí a trabajar en aquellas empresas que a mí me gustan, independientemente del sector o de la industria? Pues Publicidad y Relaciones públicas, porque todas las empresas, independientemente de su sector, tienen un departamento de comunicación y un departamento de marketing”. De modo que se enroló en la Universidad Complutense, en la facultad de Ciencias de la Información.
Una de las características del talento y el trabajo es que hacen que las cosas parezcan fáciles: ese bailarín que hace piruetas en el aire, la conferenciante que da una charla sobre economía sin un papel en la mano, el pintor que materializa una magistral acuarela con unas pinceladas sueltas. Al oírle hablar, Jesús transmite esa misma sensación: menciona sus puestos de trabajo en multinacionales y emplea la jerga corporativa como si fuese su medio natural, pero nada más lejos de la realidad.
“A mis 24 años, teniendo una discapacidad visual, había aplicado para ser becario en empresas, consultoras de comunicación, y en las entrevistas a partir de las preguntas que me hacían, era evidente que para quien me entrevistaba, la discapacidad tenía más relevancia que mi motivación o estudios. Por fin, una gran empresa me dio la primera oportunidad”. Se refiere a su primer trabajo en Dell como becario de marketing. Después, siguiendo con su vocación tecnológica, pasaría a otro de los grandes de la informática: Hewlett Packard.
“Ahora mismo aún hay empresas que no ven el valor económico, mediático y reputacional que tienen la diversidad y la inclusión. Cuesta verlo más allá del punto de vista filantrópico caritativo.”
A partir de entonces fue desarrollando su carrera en sostenibilidad, con un currículo trufado de prestigiosas firmas y entidades: Banco Santander, investigador durante tres años y medio en la Universidad Complutense y Santander Universidades, otro año y medio en Accenture, y hasta una estancia como investigador en la Escuela de Economía de Estocolmo.
Y suelta otra andanada sin apenas coger aliento: “En un campo en el que no esperarías a una persona con discapacidad visual como es el marketing, o en áreas como la consultoría, donde a día de hoy no he encontrado a nadie que se dedique pura y duramente al mundo de la consultoría teniendo una discapacidad, logré demostrar que el hecho de no poder hacer o ver un PowerPoint como el resto del mundo no significa que no pueda llevar la gestión del perfil de un cliente o no pueda desarrollar investigación o análisis de datos; y, sobre todo, desarrollar una estrategia o dar formación en sostenibilidad o crear planes de comunicación en marketing”.
Hay muchas formas de vivir la discapacidad. Para Jesús es un telón de fondo, pero no un caballo de batalla. Por eso, la invidencia aparece de forma tangencial en nuestra conversación. Él prefiere hablar en términos de talento, sin etiquetas. “No creo que yo tenga una misión reivindicativa o activista. Creo que la mejor forma de hacerlo, al menos para mí, desde mi percepción, es de forma indirecta, normalizada. Y ya después, cuando yo me vaya, o después de muchos años, alguien diga: oye, es que sí que se puede hacer”. Ese machadiano camino que se hace al andar.
Sin embargo, es inevitable que su experiencia personal haya marcado de una manera u otra sus intereses y sus campos de especialización. Nos referimos a otro de los grandes hitos de su carrera.
El primer doctor internacional cum laude en RRPP con discapacidad
El interés en el mundo corporativo, en la forma en que las multinacionales adoptan determinados enfoques en lo que respecta a la diversidad y la inclusión, vertebró la que, a la postre, sería la primera tesis doctoral cum laude en RRPP por una persona con discapacidad visual en España. ¿El tema? La diversidad como activo intangible en las empresas.
Le pedimos un sumario y nos ofrece algunas pinceladas: “Ahora mismo aún hay empresas que no ven el valor económico, mediático y reputacional que tienen la diversidad y la inclusión. Cuesta verlo más allá del punto de vista filantrópico caritativo, o porque apostar por la igualdad de género sea una obligación legislativa”.
Y llega al núcleo de su tesis: “Hay quien piensa que es una forma frívola de verlo. Para mí no. Creo que tengo licencia para decirlo tanto porque tengo una discapacidad y porque soy doctor he investigado y me he desarrollado en este campo: es una oportunidad de negocio. ¿Por qué? Porque así no me ves a mí como persona en situación de vulnerabilidad o como persona con menos capacidades. No, me ves como un consumidor, como profesional, como cliente. Si se trata de hablar de etiquetas, quiero ESAS etiquetas; y eso es lo que yo intento aportar desde mi investigación”.
Y pone un ejemplo muy cercano a su pasión por la tecnología: “Apple tiene los dispositivos más accesibles del mundo, ¿y por qué? Pues porque Steve Jobs quería crear dispositivos que fueran accesibles para todo tipo de usuarios. No lo hizo por un aspecto filantrópico o caritativo, sino porque vio una oportunidad de negocio; hay millones de personas con discapacidad en el mundo”. Se podría decir que Jesús es un soñador con los pies en la tierra o, en sus propias palabras, “un idealista aterrizado”.
“Como un consumidor, como profesional, como cliente. Si se trata de hablar de etiquetas, quiero ESAS etiquetas; y eso es lo que yo intento aportar desde mi investigación”.
Jesús echa en falta esa visión de negocio en muchas empresas españolas, y la capacidad de plasmarlo en términos de marca, pero hay un capítulo de su tesis dedicado a una empresa del Ibex que sitúa como excepción. “ACCIONA aparece en el capítulo cuatro, donde hablo de una buena gestión de marca. Creo que es algo complejo gestionar una marca como la de ACCIONA porque está tan diversificada en industrias y sectores que llevar una buena gestión resulta complejo y, por tanto, es un reconocimiento a eso”. Y un par de años después de defender esa tesis pionera llegó el anuncio en LinkedIn.
Nuevos retos en ACCIONA
Volvemos a ese 14 de marzo con el que abríamos este artículo. “He enviado el currículum a empresas donde yo me identifico o con los productos o con los servicios, con su identidad corporativa. Aunque la oferta sea muy atractiva, si yo no tengo esa afinidad con la compañía, no lo hago”. En el caso de ACCIONA, había seguido a la empresa desde años atrás y estaba alineado con sus valores, por lo que se postuló nada más ver la oferta laboral.
Aquí el talento aflora de nuevo como hecho diferencial: “Desde el primer momento a mí ACCIONA me hizo sentir que me contrató por mi doctorado, por mi experiencia y por mi trayectoria profesional. Y mi mánager pone eso en valor todos los días”. Esas sensaciones se han visto refrendadas por la realidad. Apenas lleva medio año en la empresa, pero Jesús ya habla con orgullo de los logros conseguidos.
“Desde el primer momento a mí ACCIONA me hizo sentir que me contrató por mi doctorado, por mi experiencia y por mi trayectoria profesional. Y mi mánager pone eso en valor todos los días”.
En su día a día, el protagonista de este artículo se centra en tres áreas principales: en primer lugar, la analítica de datos e investigación, esto es, hacer benchmarking de igualdad e inclusión; en segundo lugar, la comunicación, transmitir todo lo que se hace en cuanto a diversidad; y, por último, en el reporting.
En cuanto al futuro, Jesús tiene claro su deseo de seguir contribuyendo a todas las iniciativas de diversidad e inclusión, impulsando “esa comunicación e interacción entre todas las áreas, porque todas las áreas tienen capacidad y pueden contribuir a que la empresa sea más diversa e inclusiva”.
Le motiva también comunicar más y mejor la actividad de la empresa: “A partir de mi formación como relaciones públicas, quiero poner aún más en valor lo que ACCIONA hace, porque se ha avanzado mucho en D&I, lo llevamos a los mercados donde estamos y estoy encantado de contribuir como embajador”.
Y acaba pensando en grande, tal como hizo cuando le embelesó aquella noticia de la fundación del Ibex: “Trabajar en grandes empresas, siempre ha sido una motivación. Trabajando en lo que me gusta, donde me gusta estar y aportando valor con lo que hago. En ACCIONA veo la oportunidad para hacerlo. Creo que estoy en una compañía que ve al mundo como el mercado local que es: tiene en cuenta las diversidades, las diferencias de percepción y la cultura de cada entorno, y es consciente de que todo ello enriquece la estrategia de negocio, a la marca, su liderazgo y su reputación”.
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