Como suele suceder en las decisiones cruciales, no todo fue tan sencillo como pasar con éxito la entrevista. Ahora había que navegar un mar de dudas. ¿Debía abandonar su puesto de trabajo? ¿Tenía sentido mudarse con toda su familia? “Así que tuve que tomar la decisión de mudarme a otra parte del país. Creo que intentar dar ese paso fue la mejor decisión en lo que respecta a mi familia”. Y, una vez que lo hizo, sí que tuvo una cosa clara: “Pensé que, si iba a renunciar a lo que tenía, debía aprovecharlo al máximo. Le sacaría partido a todas las oportunidades que se me presentaran. Así que puse todo mi empeño en asegurarme de que entendía todo lo necesario y las razones por las que operamos de la forma en que lo hacemos”.
Empezar desde el principio de todo
El Parque Eólico Tatanka es capaz de suministrar energía a 60 000 hogares, lo que lo convertía en el mayor de ACCIONA Energía en EE. UU. por aquel entonces. Al estar ubicado en una zona aislada de Dakota del Norte y expuesto a duros inviernos, su construcción y mantenimiento presentaban numerosos retos. La apuesta de Mike tampoco estaba exenta de riesgos: se trataba de una compañía nueva en el país, un sector energético incipiente y una mudanza a un nuevo hogar en un lugar distante. Pero la decisión estaba tomada: “Fui uno de los primeros diez técnicos que contrataron en ACCIONA Energía en Norte América […]. Estaban, literalmente, sentando los cimientos. Ni siquiera habían instalado las turbinas, así que empecé desde el principio de todo”.
Fui uno de los primeros diez técnicos que contrataron en ACCIONA Energía en Norte América.
Antes de empezar a trabajar, sin embargo, el equipo acometió un viaje transatlántico para entender mejor aquella tecnología pionera: “Nos enviaron a España, así que fuimos para conocer de primera mano alguno de los puestos de mantenimiento”. Concretamente, visitarían parques eólicos de Navarra y Tarragona para familiarizarse con los procedimientos. A la vuelta, asistió a la construcción del parque de Tatanka: “Vimos cómo se construía la subestación y el edificio de mantenimiento, lo que a la postre nos resultó beneficioso”. El destino de ese colosal parque con ciento veinte aerogeneradores y la vida de un padre de familia habían quedado entrelazados.