En el curso 2017-2018, había 205.049 alumnos cursando un máster en España, 20.000 más que en el anterior. Esta cifra supuso una sexta parte de los alumnos de grado y evidencia un claro interés por este tipo de formación en nuestro país, que no ha dejado de crecer de manera progresiva en la última década. Recién acabadas sus carreras, son muchos los universitarios que se plantean la idoneidad de estudiar un máster o lanzarse directamente a la búsqueda de su primer empleo en el sector para el que se han preparado.

No hay una fórmula matemática para tomar la decisión al respecto, y, en su caso decantarse por un máster en concreto. Cuando terminamos la carrera, debemos enfrentarnos a nuevos retos, y es frecuente que nos preguntemos cómo elegir un máster, en qué universidad realizarlo y cuándo es el mejor momento para comenzar estos estudios. Porque los objetivos, expectativas y circunstancias de cada persona son diferentes cuando lo que se afronta es dedicar uno o dos años a una nueva aventura formativa. De ahí que, si te ronda en la cabeza la idea, debas plantearte una serie de preguntas básicas antes de estudiar un máster:

¿Qué quiero conseguir con el máster?

El Barómetro de Empleabilidad y Empleo Universitario Edición Máster 2017, elaborado por La Caixa junto con entidades del ámbito universitario, revela cuáles son las principales motivaciones de los que se deciden por estudiar un máster: ampliar la formación (53,7%); mejorar la situación profesional (35,13%); acceder al Doctorado (27,39%); y ejercer una profesión determinada (25,91%).

Como vemos, todas estas respuestas apuntan a que la principal meta, a largo plazo, es estar en mejores condiciones de lograr el éxito y la excelencia profesional. Sin embargo, a corto y medio plazo, los alumnos de máster persiguen y/o logran otros objetivos, que no siempre surgen en el momento de acabar la carrera, sino, a veces, a lo largo de su trayectoria profesional. He aquí algunas de las motivaciones más comunes para estudiar un máster:

  1. Mejorar el perfil profesional para resultar más atractivo de cara a los reclutadores de talento.
  2. Cambiar de sector o especializarse en el actual.
  3. Hacer prácticas que permitan estrenarse profesionalmente.
  4. Lograr un ascenso en nuestro trabajo.
  5. Reincorporarse al mercado profesional tras un paréntesis prolongado.
  6. Desarrollar nuevas habilidades profesionales y académicas.
  7. Hacer networking.

¿Tengo claro cuál es mi especialidad?

Si ya estás firmemente decidido a hacer un máster y dado que la oferta formativa es muy abundante, lo siguiente es elegir la especialidad. Debes tener en cuenta tus motivaciones y preferencias, porque un máster requiere mucha dedicación y esfuerzo para tener éxito. No sentirse realizado profesionalmente en un máster, por mucho que te lo hayan recomendado, supone un error. Lo mejor es revisar las materias que se imparten antes de decidirse por uno o por otro.

¿Realmente me va a servir en mi vida profesional?

Es muy importante plantearse la utilidad que puede tener estudiar un máster dentro de nuestra vida profesional. Alcanzar el título de máster no garantiza un empleo al cien por cien, pero supone un buen empujón. De hecho, la tasa de empleabilidad del talento con máster, según diversos estudios, es aproximadamente un 50% más alta que la de las personas con solo títulos de grado. El barómetro de La Caixa, antes mencionado, también ofrece unas cifras ilustrativas al respecto: un 29,67% de los encuestados contestó que su máster le ha servido para conseguir un empleo, mientras que a un 15,84% les sirvió para mejorar las condiciones de su puesto, gracias al valor añadido que supone para una persona reciclarse profesionalmente.

Sin embargo, hay una serie de casos en los que, tras realizar el correspondiente grado universitario, la especialización es obligatoria si quieres trabajar de lo que has estudiado. Y es que, en 2010, con la implantación en España del Plan Bolonia, el Espacio Europeo de Educación Superior, implementó la obligación de realizar un máster habilitante para ejercer determinadas profesiones. Entre las carreras profesionales que necesitan un máster habilitante se encuentran las siguientes:

  1. Abogado y procurador en los tribunales
  2. Arquitecto
  3. Capitán de la marina mercante
  4. Ingeniero aeronáutico
  5. Ingeniero agrónomo
  6. Ingeniero de caminos, canales y puertos
  7. Ingeniero de minas.
  8. Ingeniero de montes
  9. Ingeniero de telecomunicaciones
  10. Ingeniero industrial
  11. Ingeniero naval y oceánico
  12. Jefe de máquinas de la marina mercante
  13. Profesor de ESO, Bachillerato, Formación Profesional, idiomas y/o enseñanzas artísticas
  14. Psicólogo general sanitario

El resto de los másteres del mercado, tales como los MBA, Marketing, Comunicación o Finanzas, por ejemplo, no son obligatorios, pero algunos de ellos son un poderoso imán para los responsables de captar talento en las empresas.

¿Debo estudiar un máster ahora que he acabado la carrera o más tarde?

Si tu profesión requiere estudiar un máster habilitante, por supuesto, como hemos visto antes. Si no es el caso, para elegir el momento idóneo conviene analizar el sector en el que te quieres desarrollar profesionalmente. Observando los requisitos de los procesos de selección e, incluso, participando en algunos de ellos, podrás observar si la tendencia del mercado es apostar más por los conocimientos o por las competencias profesionales. De esta forma, obtendrás algunas pistas sobre cuándo es mejor estudiar un máster en función de tu área de especialización.

En el primer caso, sí puede resultar interesante cursar el máster inmediatamente después del grado; en el segundo, tal vez puede esperar unos años más para lograr un perfil profesional claramente diferenciado y capaz de destacar a los ojos de un reclutador. También debes tener en cuenta que para algunos másteres es obligatorio contar con experiencia profesional previa.

¿Qué es mejor, máster presencial u online?

La metodología e-learning para la impartición de másteres es un fenómeno que no ha dejado de crecer en los últimos años. Cada vez son más las universidades y escuelas de negocio que apuestan por la modalidad online, sin que ello suponga renunciar a sus tradicionales másteres presenciales.

Ambas tipologías de máster tienen sus ventajas: en el caso de los presenciales, la oportunidad de hacer más networking y, con los online, la flexibilidad que proporcionan para compatibilizarlo con otra actividad profesional o formativa.

¿Y qué más debería tener en cuenta?

Otras de las clasificaciones de los másteres que existe es entre títulos oficiales y títulos propios: los másteres oficiales están respaldados por el Estado y, los segundos, por la universidad o escuela de negocios que los importe. Sin embargo ésta no es una diferencia fundamental a efectos de lograr el éxito profesional: hay másteres oficiales cuya empleabilidad es superada por los másteres propios.

Lo importante, en definitiva, es prestar atención a tres elementos: el prestigio del centro o universidad que imparte el máster; el programa de materias; y el profesorado que lo imparte.

Cómo ves, son varios los factores que debes tener en cuenta si te has planteado estudiar un máster. Es una decisión que merece mucha reflexión, porque influirá en tu futuro profesional.

Fuentes: UAB, Expansión, El País y emagister

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