Debemos tomarnos tan en serio las vacaciones como el trabajo, y no es una recomendación baladí, que darles a las vacaciones la importancia que tienen no es tan fácil como parece.
Hay distintos factores que explican por qué trabajamos cuando en principio estamos exentos de ello. Entre otros, estos factores son el crecimiento de la cultura de la responsabilidad, la noción del trabajador ideal imperante o la exigeica del servicio 24/7 a clientes, proveedores y clientes. Pero,sin duda, un elemento que tiene un peso determinante en la ecuación es la tecnología.
Nuestros smartphones, portátiles y tablets nos permiten acceder a nuestra oficina, a nuestro trabajo[1], con mucha más facilidad y agilidad que en décadas anteriores, aportando muchos beneficios como la agilidad o la disminución del tiempo de transporte, pero también añadiendo algún que otro inconveniente. Entre estos inconvenientes se encuentra la permeabilidad entre nuestros roles.
Las fronteras entre vida personal y profesional se vuelven más finas, se difuminan. Podemos trabajar delante de nuestro hijo de 5 años, o dejar de prestarle atención a nuestra pareja por un correo recibido en el smartphone, de la misma manera que podemos perder el hilo de lo que estábamos haciendo en la oficina por un whatsapp familiar sin más importancia.
Esta nueva complejidad, explicada por la permeabilidad de nuestros roles, se puede hacer aún más evidente en el período vacacional, donde en la mayoría de los casos seguimos recibiendo, leyendo, contestando correos electrónicos, y, en definitiva, trabajando.
Las vacaciones como tiempo imprescindible de “vaciamiento”
El descanso es necesario, el diario y el anual. Hay evidencias a lo largo de los siglos. Hasta la propia tierra de cultivo necesita descansar para recuperarse y almacenar materia orgánica, práctica conocida como barbecho. Las vacaciones, descanso anual, tienen su origen en la palabra latina “vacans”, participio del verbo vacare: estar libre, desocupado. Comparte sus raíces con las palabras vacantes, vacío, vaciamiento.
Por lo tanto, vacaciones (vacation en inglés, vacance en francés) es la suspensión de actividades normales, vaciarse de tales actividades, para dejar atrás tensiones y ansiedades, y recuperarse. Básicamente es un proceso de vaciamiento, de desocupación, para conseguir una recuperación o regeneración. En cierta manera, es equivalente al sueño diario. Los Estados en el último siglo han trabajado para ofrecer legislaciones que faciliten las vacaciones, los períodos de recuperación, aunque de manera desigual.
En España se goza de mínimo 30 días naturales o 22 laborables, en Hong Kong de siete, y en Estados Unidos sin días por ley. Las organizaciones también han dado, o lo están haciendo cada vez más, pasos importantes para favorecer un buen descanso anual a sus colaboradores. Hay empresas que ofrecen más días de los fijados por ley, otras empiezan a ofrecer una política de vacaciones sin límite, y otras se esfuerzan para que las parejas coincidan en su tiempo de reposo.
Vacaciones que generan recursos, las más óptimas para la empresa y para el profesional
A diferencia también de lo que podemos pensar, los estudios que relacionan vacaciones con productividad son escasos. Todos somos conscientes de que necesitamos días de reposo, ya sea negativo o positivo para la productividad de nuestras organizaciones.
Sin embargo, hay una pregunta más concreta, y donde las organizaciones tienen un cierto margen de maniobra, que es ¿cómo las distintas experiencias vacacionales afectan a nuestros procesos de recuperación, y consecuentemente a nuestro bienestar? No todas las vacaciones o experiencias vacacionales afectan a nuestro proceso de recuperación de la misma manera, y el siguiente estudio de Fritz y Sonnentag así lo demuestra (Fritz & Sonnentag, 2006).
Para su investigación, Fritz y Sonnentag realizaron un estudio longitudinal a 221 trabajadores alemanes, facilitando distintos cuestionarios antes, durante y después de las vacaciones. Los autores, basándose en la teoría de conservación de recursos de Hobfoll (1989), distinguieron entre dos tipos de experiencias vacacionales, las que consumen recursos, y las que generan recursos, siendo solo esta última en la que la persona se siente recuperada. Estudios previos indican que en el periodo de vacaciones las quejas leves de salud recurrente durante el año como dolores de cabeza o problemas de insomnio se desvanecen. Pero vamos a explicar en qué consisten estos dos tipos de vacaciones:
– Entre las experiencias vacacionales que consumen recursos, se encuentran aquellas en las que:
1) se sigue pensando en negativo sobre el trabajo (reflexiones negativas) como podría ser pensar en todo aquello que no nos gusta, lo que ha salido mal, lo que queda por resolver.
2) suceden “molestias no laborales”, como discusiones con la pareja, hijos, o accidentes o contratiempos que consumen recursos.
En ambos casos, el periodo vacacional no cumple su objetivo, ya que absorbe recursos, y no permite su regeneración. Las organizaciones, como veremos, poco pueden hacer en el segundo caso, pero sí en el primero.
– En el caso de experiencias vacacionales que generan recursos, los autores identifican:
1) una reflexión positiva sobre el trabajo, como podría ser la sensación positiva al pensar sobre el trabajo realizado durante el año, o sobre los objetivos conseguidos, así como la ilusión de reflexionar sobre los nuevos proyectos que nos esperan.
2) También se identifican como experiencias vacacionales que generan recursos aquellas donde hay momentos de relajación, es decir tiempo para uno mismo, para descansar, leer, pasear tranquilamente.
3) Así como las experiencias de maestría o dominio, que son las relativas a aquellas experiencias nuevas aprendidas durante las vacaciones, como el manejo o realización de un nuevo deporte, la iniciación a una nueva lengua, o la expedición a una montaña con éxito. Estas tres experiencias descritas generan recursos, y los investigadores concluyen que, al generar recursos, aumenta nuestro bienestar.
Qué pueden hacer las empresas para favorecer vacaciones reparadoras
Por lo tanto, delante de los resultados de Fritz y Sonnentag, ¿Qué pueden hacer las organizaciones antes, durante y después de las vacaciones de sus empleados?
- Comprender que no todas las vacaciones son lo mismo.Lo que sucede durante el periodo vacacional importa porque tiene implicaciones en la vuelta, y las organizaciones tienen un cierto margen de maniobra.
- Antes de las vacaciones: Con el fin de facilitar unas buenas vacaciones, y siendo conocedores de los resultados de Fritz y Sonnentag, es importante poner en valor todo el trabajo realizado durante el año. Puede haber un momento de reflexión colectivo, o en pequeños equipos. También se puede aprovechar para agradecer el trabajo realizado antes del periodo laboral, así como para inyectar ilusión en los futuros proyectos. En definitiva, dejar buen sabor de boca.
- Durante las vacaciones: Las organizaciones deber ser facilitadoras de las buenas vacaciones de sus empleados. Es decir, las compañías o los managers responsables de los equipos también se lo tienen que tomar en serio. Esto quiere decir, no interrumpir, invitando de forma explícita a no leer correos ni contestarlos, menos aún generarlos, para que haya momentos de relajación y, consecuentemente, de recuperación.
- Después de vacaciones: Tan importante es cerrar bien el período laboral, como iniciarlo. Los autores advierten que una carga excesiva de trabajo durante la primera semana hace desvanecer o eliminar aquella buena energía conseguida durante las vacaciones. Es importante, por lo tanto, gestionar bien la vuela, y prolongar y evitar el desvanecimiento (fade-out vacation) de los efectos positivos de las vacaciones.
¡Entre todos, si tomamos conciencia de lo importante que es este periodo de tiempo para las personas, podemos aprender a procurar a los compañeros y a nosotros mismos unas vacaciones sanas, reparadoras y beneficiosas para el trabajo y la vida personal.
Bibliografía
Fritz, C., & Sonnentag, S. (2006). Recovery, Well-Being, and Performance-Related Outcomes: The Role of Workload and Vacation Experiences General Effects of Vacation on Well-Being and Performance-Related Outcomes. Journal of Applied Psychology, 4, 936–945.
Hobfoll, S. E. (1989). Conservation of resources: A new attempt at conceptualizing stress. American Psychologist, 513–524.