La actitud cuenta más que la aptitud
Si te fijas bien, la mayoría de esas cualidades de las personas tienen un denominador común: están más relacionadas con las actitudes que con las aptitudes de las personas. La experiencia y la preparación intelectual son una herramienta incuestionable para acumular conocimiento y permitir desempeñar el trabajo de forma eficiente, pero en realidad es la actitud con la que nos enfrentamos a cada una de las situaciones del día lo que marca la diferencia. Y si hay un “anillo de poder” o, en este caso, una “actitud de poder” que las gobierne a todas, esa es la positividad.
Afrontar las cuestiones laborales y personales con una actitud positiva orienta a las personas hacia una mejor disposición, hacia una mayor creatividad, hacia una mayor productividad y, en último término, hacia una mayor probabilidad de éxito. Por el contrario, el talante negativo ante los problemas del trabajo o los imprevistos cotidianos impactan, y mucho, en nosotros, ya que genera estrés, desconcentración y frustraciones que desembocan en insatisfacción.
Cualidades de un buen profesional relacionadas con la rutina y el orden
Ahora sabemos que el éxito se negocia en gran medida en lo conductual, pero existen cuestiones prácticas de mucha ayuda que también pueden predisponerte para el éxito. Algunas de ellas tienen que ver con las rutinas y el orden.
Por ejemplo, ¿te has parado a pensar cómo es la bandeja de entrada de tu correo electrónico? ¿Está llena de “no leídos” o consigues mantenerla actualizada sin perder medio día por el camino? Brad Smith, el CEO de la empresa Intuit afirma que cuando recibe un correo siempre sigue este mantra: “leer, actuar, archivar o eliminar”. Ningún correo queda fuera de esas opciones. Por eso, busca tu propio método e intenta poner orden a tus tareas diarias.
Vencer la tentación del “lo dejo para después”
Procrastinar, o lo que es lo mismo, dejar las cosas para después, claramente no es una de las cualidades predictoras de éxito. Pero lo importante no es no sufrir la tentación de la procrastinación, sino contar con la voluntad y las herramientas para vencerla.
Nuestra recomendación es que, de todas ellas, al menos cumplas a rajatabla “la regla de los dos minutos”. La cuenta David Allen en su libro Getting things done para ayudar a gestionar el tiempo: si la próxima tarea puedes hacerla en dos minutos o menos, es decir, en menos tiempo de lo que tardarías en archivarla o reprogramarla, hazla ya, aunque no sea urgente o prioritaria.
Fuentes: Expansión, Hunters Americas, MaryEllen Tibby, Retina, Fast Company, América Economía