“Ni la altivez ni la bajeza de una persona reside en el cuerpo según el sexo, sino en la perfección de la conducta y de las virtudes”, Christine de Pizan.

La cita con la que abrimos este artículo aparece en La Ciudad de las Damas, una obra de la filósofa y poeta humanista, Christine de Pizan. Este libro, publicado en el siglo XV, supone un alegato a favor de las mujeres, para las que reclama un lugar en el mundo y su reconocimiento en la historia de la humanidad, con grandes ejemplos de liderazgo femenino. Y Pizan lo escribe en un momento en el que los derechos de la mujer ni están ni se los espera. Sus ideas eran tan revolucionarias que recibió la condena de los sectores más conservadores. Sin embargo alcanzó gran fama entre las mujeres cultas

Primeramente, en opinión de Christine, la inferioridad femenina en realidad no era natural, sino cultural. Así como, si las mujeres quedaban relegadas a las cuatro paredes domésticas y no recibían educación.  ¿Cómo podía aspirar a los logros que conseguían los hombres?

Lo cierto es que, si el liderazgo ha sido un terreno masculino no ha sido porque las mujeres carezcan de las habilidades necesarias para poder gestionar posiciones de poder. Sino porque no tenían la posibilidad de acceder a él. Durante mucho tiempo solo se han valorado los atributos masculinos de poder.

Por otro lado, la crisis del coronavirus ha dejado buena prueba de ello. Es por ello que, solo 10 países están liderados por mujeres. Pero siete de ellas aparecen como las jefas de estado que mejor han gestionado la pandemia del COVID-19. El liderazgo femenino tiene mucho que aportar a las instituciones y al mundo corporativo.

En pleno siglo XXI, apremia que la mitad de la población tenga las mismas oportunidades que la otra mitad. Además, las investigaciones han demostrado que las empresas con más mujeres en puestos directivos son más rentables, más responsables socialmente, y por lo tanto,responden mejor y más rápido a las crisis.

En consecuencia, las mujeres pueden ser tan buenos líderes como los hombres. Y el ejemplo de la crisis del coronavirus solo ha sido el último de una larga lista. A lo largo de la historia, cantidad de mujeres han demostrado estar a la altura de las circunstancias.

Quizás hasta este momento no habías escuchado hablar de muchas de ellas. Por esto mismo, vamos a presentarte a algunas de las líderes más importantes de la historia.

 

Historias antiguas (y no tan viejas) de ejemplos de liderazgo femenino

Entre las páginas de la ya mencionada “Ciudad de las Damas”, Chistine de Pizan nos presenta a grandes mujeres de la historia. Guerreras, mártires, santas, poetas, científicas o reinas. Por consiguiente, mujeres que, con su saber, su comportamiento o su ingenio, han contribuido significativamente al crecimiento y el desarrollo de la sociedad.  Por esto, sus trayectorias y ejemplos de liderazgo femenino aplicado a diversos campos y en épocas diferentes, tienen mucho que enseñar al mundo laboral.

Algunas de las historias que recoge en su libro aparecen a continuación, aunque hemos añadido varios nombres más.

Dido (Turquía, 759 a.C)

Primero, la historia de Cartago arranca con la existencia de una mujer extraordinaria, Elisa de Tiro (luego conocida como Dido). Aunque su veracidad histórica está comprobada, en el relato de su vida, la realidad se mezcla con la leyenda. Elisa de Tiro es hija de Muto I. Tiene dos hermanos, Pigmalión y Ana.

Seguidamente, cuando muere su padre, Elisa ve como su ambicioso hermano se hace con todo el poder de la ciudad fenicia. La codicia de su hermano llega al punto de asesinar al marido de Elisa, uno de los hombres más ricos, para hacerse con toda su fortuna.

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Más tarde, Elisa le engaña y huye de Tiro con su hermana pequeña y un séquito de hombres y mujeres que le son fieles. Finalmente, su destino es un punto de las costas del norte de África. Elisa se presenta ante su rey y pide que le cediera un trozo de tierra para fundar una ciudad.

Según la leyenda, el monarca le da una piel de buey; esa sería el área que abarcaría su ciudad. Pero, Elisa no se amedrenta ante tal provocación. Coje la piel, la corta en tiras lo más finas que puede y dibuja un extenso perímetro. En él erige la fortaleza de la ciudad que más tarde será conocida como Cartago. Finalmente, Elisa se hace coronar reina y sus nuevos súbditos la bautizan con el nombre de Dido.

¿Qué nos enseña la historia de Dido?

Dido, siendo humilde consiguió escapar de su hermano y conseguir el terreno para alzar la ciudad de Cartago. Tradicionalmente, la humildad ha sido fundamentalmente un rasgo del liderazgo femenino. Y es, sin lugar a dudas, también una característica esencial para ser un gran líder. No obstante, sin humildad será muy difícil para cualquiera que esté a cargo de una responsabilidad. Como reconocer sus errores, aprender de la experiencia, tener en cuenta las perspectivas de otras personas y estar dispuestos a cambiar y mejorar.

 

Agnodice (Grecia, siglo IV a.C.)

El siguiente ejemplo de liderazgo femenino es el de la primera mujer que se atrevió a ser científica. Pero, Agnodice lo consigue simulando ser un hombre. Así como, de niña ve cómo las mujeres sufren (y mueren) durante el parto. Generalmente porque prefieren arreglárselas solas antes que solicitar la ayuda de un varón. Es por ello, los atenienses prohíben a las mujeres ejercer la medicina porque sospechan que practican abortos.

Además, indignada con esta situación, Agnocide se marcha a Egipto a estudiar medicina en secreto. Tras formarse, vuelve a Grecia y simula ser un hombre para poder ejercer la profesión. Después, se convierte en el ginecólogo de Atenas y su éxito hace que sus colegas le acusen de abusar de sus pacientes. Por lo tanto, Agnodice se ve obligada a destapar su verdadera identidad para hacer frente a tales hechos.

Aún más contrariados que antes, la condenan a muerte por ejercicio ilegal de la medicina. Afortunadamente, sus pacientes se movilizaron y consiguieron salvarla. Por consecuencia, los atenienses no solo terminaron por absolverla, sino que autorizaron que las mujeres pudiesen ejercer la medicina en Atenas.

¿Qué podemos aprender de Agnodice?

Principalmente, la importancia de la empatía. De igual forma, el éxito requiere que los líderes establezcan una conexión emocional con sus seguidores. Como médico, ella supo conectar con las necesidades de sus pacientes- Y, como resultado, ellas estuvieron a su lado cuando la ginecóloga las necesitó.

 

Isidora Goyenechea (Chile, 1836)

Al comienzo, fue empresaria más por herencia que por iniciativa propia. Pero una vez que el poder estuvo en su mano, supo liderar las empresas de su familia de manera genuina. En primer lugar, en 1873 Isidora queda viuda, y termina por gestionar las empresas de su difunto marido, incluyendo las minas de Lota y Coronel, que siguieron entregando suministros durante la Guerra del Pacífico gracias a este ejemplo de liderazgo femenino.

En Lota, Goyenechea se preocupa de pavimentar calles y de que las casas de los obreros tuvieran servicios de saneamiento. Además de fundar el hogar Pequeño Cottolengo para huérfanos. Estas acciones hacen que, a día de hoy, se la considere una de las pioneras de la Responsabilidad Social Empresaria. Por otro lado, mencionar que instala la primera planta hidroeléctrica de Sudamérica, la central Chivilingo, en 1897.

¿Qué sacamos de esta historia?

Estos ejemplos de liderazgo femenino nos enseñan la importancia de poner a tu gente por delante de ti. Isidora Goyenechea es un ejemplo de esto. Dedicando recursos y atención a sus empleados y a las comunidades locales consiguió grandes resultados empresariales.

Las personas que enfocan el liderazgo como un logro individual son demasiado egocéntricas para fomentar el bienestar de sus equipos y desbloquear el potencial de sus subordinados.

 

Sarah Breedlove (Estados Unidos, 1867)

Más conocida como Madam C.J. Walker, se convirtió en una empresaria de éxito gracias a su imperio cosmético. Hija de esclavos afroamericanos, es la primera de su familia en nacer libre. Queda huérfana a los siete años, trabaja en los campos de algodón y se casa a los 14 para enviudar solo seis años más tarde.

Comienza a trabajar lavando ropa hasta que los químicos hacen que empiece a perder su cabello. Entonces estrena su andadura en el mundo de los cosméticos, inventando un crecepelo para mujeres afrodescendientes y promocionando ella misma puerta a puerta su crema.

El éxito de su producto no tarda en llegar y pronto cuenta con un equipo de vendedoras. En 1917 celebra su primera conferencia anual de Madam Walker Beauty Culturists. Premia a las mejores vendedoras, atrae nuevas agentes de venta y valora a aquellas que han contribuido en sus comunidades. Enfatiza la importancia de la filantropía y el activismo social. Además, apoya durante toda su cerrará la lucha por los derechos civiles. Todo un ejemplo de liderazgo femenino.

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¿Qué nos enseña la historia de Sara Breedlove?

Que para ser un buen líder es necesario apostar por los demás. Se ha demostrado que cuando las mujeres lideran son propensas a dedicar tiempo a entrenar, formar y desarrollar a los miembros de sus equipos que los líderes masculinos.  Como fue el caso de Sarah Breedlove, que dedicó tiempo y esfuerzo a darles un futuro a mujeres como ella.

 

Leymah Gbowee (Liberia, 1972)

La historia de esta mujer comienza llena de violencia. La década de los 90 en Liberia fue sinónimo de una lucha encarnizada entre grupos armados por el control del país. Las muertes se contaban por miles y el número de desplazados alcanzó el millar al finalizar el conflicto. Además, su historia personal también está llena de dolor. Sufrió abusos en los campos de refugiados por los que pasó durante la guerra y fue maltratada por su marido.

Encuentra en un curso sobre trabajo social organizado por UNICEF su puerta de salida. Ironías del destino, allí le enseñan a asesorar a víctimas de violencia contra la mujer y la envían a ocuparse de las refugiadas de Sierra Leona. Una experiencia que le cambia la vida por completo. Abandona a su marido y se marcha con sus hijos a empezar una nueva vida.

Se dedica en cuerpo y alma a las mujeres de la guerra, las que reconoce como las víctimas principales de todos los conflictos.

Junto con Thelma Ekiyor crea Wipnet, un grupo de acción para incluir a las mujeres en el corazón de los diálogos de paz, donde siempre se las olvida. Logra la proeza de unir a mujeres de distintas religiones, orígenes y etnias para trabajar juntas por la paz.

Pero solo los hombres tienen el poder de detener la violencia. Así que Leymah anima a las mujeres de Wipnet a emprender una huelga de sexo para presionar a sus maridos. Esta Lisístrata del siglo XX lo consigue y congrega a miles de mujeres vestidas de blanco ante el palacio de Charles Taylor..

El poder de Leymah hace que los ojos del mundo entero se vuelvan sobre Liberia. La presión internacional hasta que el régimen decide dejar el poder. Leymah Gbowee recibió el Premio Nobel de la Paz en 2011.

¿Qué nos enseña la historia de Gbowee?

La importancia de motivar a través de la transformación. Tal y como hizo Leymah Gbowee al inspirar a miles de mujeres para conseguir unidas un mismo objetivo: la paz. Los estudios académicos muestran que las mujeres son más propensas a inspirar y fomentar el crecimiento personal. Son más capaces de vincular a las personas con un propósito y darles una razón de ser que los hombres, cuyo liderazgo está más vinculado al de los premios y los castigos.

Este tipo de mandato, relacionado con la inteligencia emocional que consigue transformar las actitudes del equipo, está vinculado a niveles más altos de compromiso, rendimiento y productividad.

 

¿Liderazgo femenino o liderazgo masculino?

En los negocios prima el liderazgo masculino. Y, tradicionalmente, para que una mujer alcanzase posiciones de poder parecía que lo que tenía que hacer era emular el comportamiento de sus jefes. Sin embargo, no son pocos los estudios cuantitativos que indican que las diferencias de género en el éxito de liderazgo no existen. Aunque, más allá de estereotipos de género, sí que pueden observarse diferentes formas de ejercer el poder.

 

“Las diferencias de género en el éxito de liderazgo no existen”

 

Está claro que en materia de igualdad, el mejor liderazgo es aquel que, tal y como decía Pizan, atienda a la perfección de la conducta y de las virtudes, y no a razones de género. Pero al igual que desde tiempos inmemorables a las mujeres se les enseña a ejercer el poder como hombres, también creemos necesario recordar que los hombres tienen mucho que aprender de estos ejemplos de liderazgo femenino.

 

 

Fuentes: