La creatividad ilumina nuestras mentes y nos transporta más allá de los límites de lo convencional. Es un poderoso fluir de pensamientos e inspiración que despierta la chispa dentro de nosotros y nos impulsa a crear, a imaginar y a soñar.

¿Qué enciende esa chispa? ¿De dónde vienen las buenas ideas? La creatividad se alimenta de nuestras vivencias personales, de los recuerdos que atesoramos y de los encuentros que nos han transformado. Pero también de los momentos de distracción o descanso. Esos días en los que no buscas las buenas ideas, sino que, más bien, son ellas quienes te encuentran a ti. Es lo que se conoce como el momento Eureka, situaciones donde nuestra mente parece iluminarse y generar esa respuesta o solución como si apareciese de la nada.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

Las teorías matemáticas que surgieron de la distracción, el descanso y el momento Eureka

Arquímedes, el renombrado matemático y físico griego, alcanzó la fama a través de sus notables contribuciones al campo de la ciencia. Sin embargo, uno de los momentos más icónicos de su vida tuvo lugar en una bañera.  Por aquel entonces, Arquímedes se enfrentaba a un problema aparentemente insoluble: cómo determinar si la corona del rey Hierón II era de oro puro o si contenía otros metales menos valiosos.

Fue en ese preciso instante, mientras observaba el desplazamiento del agua, que una idea brillante iluminó su mente. Comprendió que podía medir el volumen de la corona sumergiéndola en agua y compararlo con el volumen de un objeto de oro puro de igual peso.

Al darse cuenta de esta solución, Arquímedes no pudo contener su emoción y gritó “Eureka” (que en griego significa “¡Lo encontré!”). Este momento Eureka representa la revelación de un genio, y la manifestación de la conexión entre la ciencia y la intuición creativa de las personas.

La historia se repite. Se cuenta que Isaac Newton estaba sentado a la sombra de un árbol cuando una manzana se desprendió una rama y le golpeó en la cabeza. Un golpe de suerte que dio pie a que el físico desarrollase su teoría de la gravedad. La formación, el esfuerzo y el talento son esenciales a la hora de generar nuevas ideas. Pero los momentos Eureka también juegan un papel primordial.

 

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El descanso como fuente de inspiración para el momento Eureka

Seguro que te ha pasado alguna vez: te pasas semanas dándole vueltas a un mismo problema, pero estás atascado, la respuesta no viene a tu mente. Decides dejarlo de lado durante unos días y ocuparte de otros asuntos. No puedes perder más tiempo con eso. Pasan los días y te olvidas. Y, de pronto, vas paseando distraídamente por la calle ¡Y ahí está! Aparece en tu cabeza el momento eureka: la solución perfecta.

En el proceso creativo, la inspiración, el crucial instante de la epifanía, exige todo lo contrario: olvido, distensión, entresueño. Así lo explica Carlos García-Delgado, autor del libro, ‘El yo creativo, una aventura de la mente’. En él, el autor se pregunta algo que lleva mucho tiempo estudiando, ¿dónde reside la creatividad?

 

“La formación, el esfuerzo y el talento son esenciales a la hora de generar nuevas ideas. Pero los momentos Eureka también juegan un papel primordial”

 

Surge de un tira y afloja entre la memoria y la consciencia.  Para ser creativos la memoria tiene que estar trabajando a pleno rendimiento y la conciencia en un estado atenuado. Según García-Delgado, nuestra memoria no es un archivo estático, a la manera de una biblioteca. Sino que es más bien un lugar donde los datos están en constante movimiento, colisionando entre sí y combinándose por cuenta propia para generar nuevas imágenes o ideas (imaginación). La conciencia actúa como una pantalla donde aparecen los resultados de estas recombinaciones. No es la autora, simplemente la receptora, la que las proyecta.

Tal y como explica el autor en El País, la clave que explica el proceso creativo es que esta agitación de la memoria viene controlada, a la manera de un termostato, por la actividad consciente. Si queremos que la memoria genere ideas o imágenes, la consciencia debe atenuarse. Es decir, el descanso y las distracciones son nuestros aliados creativos. De esta forma, no estaremos proyectando de forma activa y se producirán imágenes inesperadas para nosotros.

¿Te suena ese dicho que dice “que las musas te pillen trabajando”? Pues es más probable que las musas te pillen ocioso. Por eso Arquímedes estaba flotando en la piscina de las termas y Newton descansaba bajo el manzano. Se encontraban en un estado de bajas vibraciones cerebrales. De nada sirve aquí el esfuerzo, sino que hay que dejar que los pensamientos fluyan para que aparezca la ocurrencia creativa.

 

“Hay que dejar que los pensamientos fluyan para que aparezca la ocurrencia creativa”.

 

Cómo desatar la creatividad

El matemático Henri Poincaré contaba en la conferencia L’invention mathématique (1908) que él se pasaba horas en su gabinete tratando de solucionar problemas matemáticos. Pero que, después de estar todo el día dándoles vueltas, salía a dar un paseo por la orilla del mar y era entonces cuando le venía la solución.

La desconexión de la conciencia, relajarnos, pensar en otras cosas y luego volver. Ese es el proceso con más efecto para hablar de un método de creación creativa. No tanto estar encima del problema de una manera consciente, sino desconcertar la conciencia para que la memoria trabaje.

La pregunta entonces es: en un mundo cargado de prisas y ansiedad, ¿existe algún camino para colocar la mente en ese estado de máxima eficacia creativa? Vivimos en un mundo de bombardeos permanentes de información, de llamadas de atención a la conciencia, que no deja respirar a la memoria. Encontrar momentos de relajación, aburrimiento y descanso será primordial para dejar trabajar a la imaginación y a la creatividad tranquilas.

 

Fuentes: