Cuánto más trabajo tenemos, más tiempo le dedicamos. Pero cuanto más nos cansamos, menos producimos. Es lo que se conoce como la “paradoja de la recuperación”. Justo cuando más necesitamos detenernos, tomar un respiro y permitir que nuestros cuerpos y mentes se recuperen del constante estrés laboral, es precisamente cuando parecemos menos dispuestos a hacerlo.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo podemos desafiarnos a nosotros mismos para romper este bucle infinito de cansancio? Cuatro expertas en la materia se sumergen en esta paradoja, discutiendo sus complejidades y proponiendo cinco estrategias respaldadas por investigaciones para ayudarnos a gestionar la sobrecarga de trabajo.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

Gestionar la sobrecarga de trabajo: descansar mejor

En nuestra vida cotidiana, entendemos con claridad la necesidad de descansar, por ejemplo, cuando estamos de viaje conduciendo durante mucho tiempo y nos invade el cansancio. Sabemos que no hacerlo puede tener consecuencias graves, no solo para nosotros sino también para los demás.

Ocurre lo mismo con profesionales como médicos, pilotos o deportistas. Estas personas aprenden rápidamente que la recuperación física y mental es crucial para lograr y mantener un alto rendimiento bajo presión. No solo se produce cuando las personas se sienten agotadas, sino que es una parte esencial del desarrollo de su trabajo. En el caso de los pilotos, están obligados a recuperarse durante períodos de tiempo definidos entre vuelos a fin de mantener los estándares de seguridad. Sería importante extrapolar esta estrategia al resto de profesiones cuando las personas sufren una sobrecarga de trabajo.

hombre pintando una batería

Parar y descansar nos ayuda a recuperarnos eficazmente del estrés o de períodos de alto rendimiento donde hemos dado el 100% de nosotros mismos. Las pausas son una oportunidad para recargar energía y mantener los recursos necesarios para cuidar nuestra salud física, mental y emocional.

 

La sobrecarga de trabajo frente a la paradoja de la recuperación

Sin embargo, la gestión de la sobrecarga de trabajo no siempre es tan intuitiva como se cree. Este estudio ha observado que cuando más necesitamos descansar y recuperarnos – en momentos de agotamiento extremo – es cuando menos probable es que tomemos medidas para hacerlo. Es lo que se conoce como la paradoja de la recuperación.

Cuando el trabajo se acumula y le faltan horas al día para poder llegar a todo: informes, reuniones, llamadas, propuestas, ventas…, empezamos a rascar minutos de donde sea. En lugar de parar una hora para comer, devoramos un sándwich o cualquier comida rápida frente a la pantalla. Nos perdemos nuestra clase de pádel, yoga o nuestra visita al gimnasio por quedarnos más tiempo sentados frente a la pantalla. E incluso, llegamos a sacrificar horas de sueño para levantarnos antes y adelantar alguna tarea.

 

“Cuando más necesitamos descansar y recuperarnos – en momentos de agotamiento extremo – es cuando menos probable es que tomemos medidas para hacerlo”.

 

¿Qué conseguimos con esto? Acumular agotamiento y disminuir nuestro rendimiento. Trabajamos más, pero trabajamos peor.

Para superar esta paradoja, los expertos recomiendan diseñar un plan de recuperación hecho a nuestra medida y ajustado a nuestras preferencias y necesidades. Las profesoras de la Universidad de Lausanne (Suiza), Alyson Meister, Nele Dael y Franciska Krings, y la directora del MBA de la HKU Business School de la Universidad de Hong Kong, Bonnie Hayden Cheng, señalan 5 formas de hacer que la recuperación funcione según los conocimientos basados en la industria y la investigación:

Desconectar para reconectar

Sí, es una frase ultra manida, pero no le falta razón.  Llegas a casa, tu mente sigue trabajando, repasando detalles y preocupándose por los plazos. En lugar de relajarte, te encuentras en una espiral constante de sobrecarga de trabajo. Aquí es donde entra en juego la importancia de desconectar mentalmente del trabajo.

Dedicar tiempo cada día a una actividad que no esté relacionada con tu trabajo puede ser una manera de esquivar esa tentación:  dedicar una hora a la fotografía de naturaleza, cocinar una nueva receta o simplemente a leer un libro fascinante. Estos cambios de enfoque permiten que la mente se libere del estrés laboral, recuperándose y recargándose para el próximo día.

Micropausas: pequeños respiros, grandes resultados

Los estudios indican que las micropausas – breves interrupciones de unos 10 minutos durante la jornada laboral – pueden ser efectivas para mitigar el estrés cotidiano y la sobrecarga de trabajo.

Actividades tales como la meditación, salir a por un café o compartir una pequeña charla informal con un compañero pueden potenciar la motivación y la concentración, y mantener elevados los niveles de energía a lo largo del día.

¿Placer o presión? cuando el ocio se vuelve una carga más

Las académicas señalan algo importante: ¿qué ocurre cuando nuestro tiempo de relajación está lleno de actividades que nosotros no hemos elegido? Y peor aún: ¿actividades que no disfrutamos?

Muchas personas se encuentran pasando su tiempo libre realizando tareas que no les gustan simplemente porque no se han parado a discernir qué es lo que realmente podría desplegar su potencial o porque acompañan a alguna persona que sí ha elegido hacerla.

trabajador son sobrecarga de trabajo

No poder elegir qué hacemos para desconectar y descansar a veces puede hacer más daño que bien. Por ejemplo, un estudio mostró que quienes querían compartir la pausa del almuerzo con otros compañeros para charlar, experimentaban una disminución del estrés al hacerlo. Sin embargo, ocurría lo contrario con quienes disfrutaban menos de socializar y se sentían “obligados” a pasar así su hora de descanso.

Moverse y aprender para aliviar la sobrecarga laboral

Aunque puede parecer tentador relajarse frente a la televisión o disfrutar de otras actividades sencillas y cómodas, las expertas señalan que las actividades más dinámicas pueden ser mejores para la gestión de la sobrecarga de trabajo. Si el gimnasio o los deportes en equipo no son una opción, puede serlo una excursión por la naturaleza.

Por supuesto, la recuperación va más allá del ejercicio físico. Involucrarse en actividades que supongan un desafío o que permitan adquirir nuevas habilidades puede ser altamente beneficioso. Desde aprender un nuevo idioma, perfeccionar tus habilidades con el violín, hasta dedicar tu tiempo como voluntario. Este tipo de experiencias permiten desarrollar nuevos talentos y recargar esas energías agotadas que de las que al final se beneficia el trabajo, dando un giro productivo y original al proceso de recuperación.

El impacto positivo de la vegetación en la recuperación

Un elemento fundamental e infravalorado de la recuperación es el entorno que lo rodea. Y en esto, la vegetación juega un papel importante. La investigación de un equipo interdisciplinario de Cornell descubrió que un paseo de tan solo 10 minutos en un entorno natural puede ayudar a los estudiantes universitarios a sentirse más felices y disminuir los efectos del estrés físico y mental.

Además, las plantas son una gran incorporación a cualquier espacio de trabajo. Y no solo por su valor estético. Las investigaciones han demostrado que la exposición a la vida vegetal puede aumentar la memoria, disminuir los niveles de ansiedad y mejorar el estado de ánimo. También pueden aumentar la productividad y la creatividad: se estima que las personas rodeadas de plantas y otros elementos naturales son un 15 % más creativas que las que no las tienen.

En conclusión, la sobrecarga de trabajo es un desafío que enfrentan muchos profesionales hoy en día, pero hay formas efectivas de manejarlo. El descanso y la desconexión son fundamentales para mantener un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal. Es esencial encontrar tiempo para actividades que nos gusten y nos permitan desconectar del trabajo. Las micropausas durante la jornada laboral también pueden ser muy beneficiosas para reducir el estrés y aumentar la concentración. Finalmente, no debemos subestimar la importancia del entorno en nuestra recuperación; incluso breves paseos en la naturaleza pueden tener un impacto significativo en nuestro bienestar.

 

Fuentes: