La vida es, en esencia, un proceso de aprendizaje. Cada día desde el momento en que nacemos adquirimos conocimientos, desarrollamos habilidades y ampliamos nuestra forma de ver el mundo. Un proceso que va más allá de las aulas y de los libros, que ocurre en cada experiencia, cada interacción y cada desafío que afrontamos.
Aprender es entender cómo convivir, crear e incluso transformar nuestro entorno. no se limita a la educación formal ni al conocimiento académico. Cultivar esta actitud de aprendizaje permanente nos abre puertas, fomenta nuestra curiosidad y nos ayuda a alcanzar nuestro máximo potencial.
¿Qué voy a leer en este artículo?
Los tres tipos principales de aprendizaje permanente
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Un aprendiz permanente intuye que existen tres tipos principales de aprendizaje y busca desarrollarse en cada uno de ellos:
* Aprendizaje formal: Se trata del aprendizaje estructurado e intencional, aquel que ocurre dentro de un sistema educativo con programas diseñados específicamente para transmitir conocimientos. Generalmente, culmina con un certificado o título, como en el caso de la escuela o la universidad. Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu, este tipo de aprendizaje genera una nueva forma de capital cultural institucionalizado.
* Aprendizaje no formal: Ocurre fuera de los sistemas educativos tradicionales, pero sigue teniendo una estructura y un propósito definido. Aquí se incluyen cursos técnicos (fotografía, cocina, idiomas) o formaciones en las organizaciones, las cuales son clave para el crecimiento profesional (y personal). Los aprendices permanentes buscan activamente oportunidades de aprendizaje no formal, sin conformarse con la educación recibida en etapas previas de su vida.
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Aprendizaje informal: Se da en la vida cotidiana, a través de experiencias concretas que nos enseñan algo nuevo. Puede ser técnico, afectivo o social, y muchas veces se le conoce como
aprendizaje experiencial o accidental. Los aprendices permanentes saben identificar y aprovechar estas situaciones para convertirlas en aprendizajes, ya sea de manera consciente o intuitiva.
El valor del aprendizaje permanente en las organizaciones
No todos aprendemos de la misma manera ni aprovechamos igual las enseñanzas de nuestras experiencias. Hay quienes repetimos los mismos errores sin darnos cuenta. Según esta investigación, el verdadero aprendizaje tiene lugar cuando tomamos conciencia del marco de referencia dentro del cual estamos, y, por lo tanto, pensamos, sentimos y actuamos, y nos volvemos críticos respecto a su adecuación, desarrollando marcos de referencias más apropiados.
Por tanto, el aprendizaje radica, en cierta manera, en una mirada crítica hacia nosotros mismos. Estar abiertos a nuevas perspectivas nos permite desarrollar un pensamiento más flexible y adaptativo. Es permitirnos reconocer que no necesariamente estamos en lo cierto y que hay margen para aprender.