Entre los retos a los que se enfrenta cualquier compañía se encuentran la innovación, la diferenciación y la creación de valor. Para poder llevarlos a cabo, es esencial la generación de ideas. Contribuir a que estas surjan es una labor que se puede fomentar con diferentes tipos de técnicas y actividades en las que hay que involucrar a todos los miembros de la organización.
Precisamente, una de las técnicas que se están llevando a cabo respecto a identificar oportunidades para innovar se basa en la colaboración entre empresas de diferentes sectores, especialmente con las tecnológicas. Así lo asegura un informe de Accenture en el que el 85% de las firmas encuestadas consideran que dicha unión les dará acceso a nuevas tecnologías que les servirán para prosperar en sus mercados. No obstante, también se alerta de que esta colaboración será realmente beneficiosa si se logran superar las brechas estratégicas, operacionales y culturales entre las distintas organizaciones. Para ello hay que tener una actitud empresarial abierta a los nuevos procesos, dejar a un lado las reticencias y mostrarse receptivos a los proyectos surgidos fuera del ecosistema habitual de la compañía.
La colaboración como motor para la innovación está también detrás de otra de las técnicas que las empresas pueden llevar a cabo en su seno. Se trata de romper con la clásica distribución de los empleados por departamentos y mezclarlos en el lugar de trabajo para que así haya puntos de vista diferentes de los que pueden surgir ideas provenientes de otros campos de conocimiento.
Para potenciar el intercambio de ideas entre los empleados existen herramientas, como por ejemplo Slack, en las que se pueden debatir propuestas y seguir el proceso de desarrollo de un proyecto. Así, se hace sentir a todos que cada opinión cuenta y ayuda a superar ciertos temores, que algunos pueden tener en reuniones más formales, a hacer propuestas.
Los cambios en la distribución y la creación de un espacio virtual para el intercambio de ideas se pueden clasificar como actividades internas e informales. En ellas es importante tener en cuenta que no deben estar dirigidas ni controladas por un manager. Todo lo contrario ocurre con las actividades internas y formales, como es el caso de los talleres y presentaciones, en las que la empresa incluye los objetivos a cumplir cuando se participa en ellas.
También hay ocasiones en las que, para tener una buena idea, lo mejor es dejar de pensar en ella y realizar cualquier otra actividad, como por ejemplo pasear. Así lo afirma un estudio publicado por la American Psychological Association que afirma que, cuando la tarea que se está realizando requiere algo de imaginación, caminar ayuda a pensar de forma más creativa. Por eso, una de las técnicas que se está potenciando en las compañías en los últimos tiempos es habilitar espacios de relax para los empleados, e incluso se da la posibilidad para que puedan salir a la calle.
La libertad es fundamental en las actividades que se clasifican como informales y externas, puesto que se desarrollan fuera de la empresa y sin el control de la compañía, aunque esta debe favorecer que sus empleados tengan relación con comunidades que sean de su interés y de las acaben sacando ideas. Por ejemplo, una empresa en la que sea importante el diseño puede potenciar que sus miembros acudan a exposiciones, conciertos y otros eventos culturales.
Un paso más para asegurar que los empleados se involucren con personas de fuera de la compañía son los cursos, conferencias o congresos en los que se les inscriben. Estas se consideran actividades externas y formales y con ellas se pretende que la persona que participa adquiera un conocimiento que luego comparta internamente, algo que siempre favorece el interés de la compañía.
En definitiva, el rasgo común que comparten todas estas técnicas para el desarrollo de ideas es que están basadas en hacer que las personas que integran un proyecto se sientan parte de él y con la suficiente confianza para exponer lo que piensan. Además, todas ellas dan relevancia a fomentar la comunicación y dejar a un lado las dudas que surgen antes de descubrir puntos de vista procedentes de otro departamento u organización.
Fuentes: Science Daily, Harvard Business Review, Accenture y GlocalThinking.