Las investigadoras hacen un esfuerzo teórico por entender por qué dejamos de luchar por nuestras ambiciones profesionales, y añaden que también tiene importancia las características del propio deseo, así como del contexto social.
Lo que mueve (o paraliza) nuestras ambiciones profesionales
Hay tres características del deseo profesional que deberíamos tener en cuenta.
- Primero, es importante conocer la vaguedad o claridad del deseo. Es decir, si está bien definido o no. Si el deseo es vago, hay más números de que llegue la inacción y se deje de luchar por el deseo, ya que implica un mayor esfuerzo de clarificación. En cambio, si se tiene claro el deseo, con todos sus matices, es más fácil evitar la inacción, y que la persona siga jugando todas las cartas para que el deseo sea una realidad.
- Segundo, la magnitud de la transición. Si el deseo comporta una transición muy grande en comparación a la opción actual, ya sea de conocimientos, hábitos o ubicación, hay más posibilidades de llegar a la inacción, ya que existe más miedo y ansiedad, más atención a las implicaciones a corto plazo, y más exigencias cognitivas. Sin embargo, si la transición es menor, el miedo, la atención al corto plazo, y las exigencias cognitivas son menores, evitando en mayor grado la inacción.
- Tercero, la exigencia temporal. El tiempo parece ser un enemigo de la inacción. Cuanto más tiempo tengamos para cumplir nuestro deseo o bien no esté definido temporalmente, más papeletas de llegar a la inacción. En cambio, los deseos que están delimitados temporalmente, o bien las circunstancias nos obligan a tomar una decisión, hay más números de que estos deseos se realicen.
Por lo tanto, los deseos claros, que implican una transición pequeña, y que deben ser decididos en un momento preciso tienen más posibilidades de ser realizados.
Finalmente, el contexto social también juega un papel. Si el entorno percibe como normales los deseos de la persona en cuestión, hay más probabilidades de que no se llegue a la inacción, y por lo tanto se siga trabando en ellos. Por el contrario, cuando el entorno percibe como anormales los deseos de una persona, esta tiene más posibilidades de dejar de luchar por tales deseos, llegando a la inacción.
Las consecuencias de no perseguir las ambiciones profesionales
Los deseos profesionales no cumplidos se viven en general como un lamento y generan un pensamiento descrito como contrafactual, donde la persona se pregunta “y si hubiera hecho esto, y se hubiera hecho lo otro”. El pensamiento contrafactual fruto de una percepción, falsa o no, de oportunidades perdidas, lleva a una baja motivación, proactividad, y productividad en el trabajo presente. Así que algunas sugerencias para evitar la inacción podrían ser las siguientes:
* Para las propias personas: incorporar el modelo de Verbruggen y De Vos en sus deseos profesionales y preguntarnos: ¿mis deseos son vagos o cristalinos? ¿Mis deseos implican una transición grande o pequeña en mi vida? ¿Tengo que tomar una decisión en un momento en concreto o no? ¿Mi entorno facilita la decisión? ¿Qué nivel de arraigo profesional tengo? ¿Mi entono percibe mi deseo como algo “normal”?
* Para las propias organizaciones: entender cuáles son los deseos profesionales de sus colaboradores ¿Tienen deseos disruptivos o acumulativos? ¿Se les puede acompañar con los deseos acumulativos? ¿Cuáles son las implicaciones personales y organizativas de no acompañarlos? ¿Cuáles son las consecuencias personales y organizativas de acompañarlos en sus deseos acumulativos? ¿Disponemos de asesores y mentores para tal fin?
No está garantizado que logremos nuestras ambiciones profesionales, pero sí que el modelo presentado nos ayuda a evitar una inacción, a menudo innecesaria, que inhibe vidas más florecientes y plenas.
Fuentes:
- Verbruggen, M., & De Vos, A. (2020). When people don’t realize their career desires: Toward a theory of career inaction. Academy of Management Review, 45(2), 376-394.