La comunicación interna no debe ser entendida como una simple meta en el seno de la empresa, reduciéndola al mero intercambio de información entre los empleados, ya sea entre sí, o entre estos y aquellos que lideran los equipos de trabajo. Dicho de otro modo, no sirve de nada contar con el mejor talento si el flujo de comunicación no es el adecuado para generar motivación entre los profesionales, para ser más productivos y para contar con un saludable clima laboral.
Por el contrario, hay que pensar en la comunicación interna como una estrategia a largo plazo orientada a una serie de objetivos estructurales de cuyo alcance depende, en gran medida, la rentabilidad y permanencia en el tiempo de una organización.
Entre estos objetivos se encuentran los de evitar que los empleados cuenten con diferentes interpretaciones sobre lo que requiere un meta global o una tarea específica; impedir en los niveles de mayor responsabilidad de la organización cualquier pérdida de información importante sobre problemas o actualizaciones en un proyecto y prevenir la aparición de mensajes vagos o contradictorios que acaben provocando frustración en la plantilla de la empresa.
Una comunicación interna eficiente tiene que garantizar que la empresa cuenta con aquellos procesos que permitan disponer constantemente de la información correcta, de modo que los equipos puedan actuar de inmediato.
Por otra parte, Susan David, una prestigiosa psicóloga de la Universidad de Harvard y visionaria del coaching, señala otro propósito de la comunicación interna, quizás el más vital de todos ellos: aumentar el compromiso de los empleados con la misión, valores y fines de una compañía.
“El compromiso no puede ser obligatorio, pero puede encenderse”, sostiene David, que ve en la comunicación interna la solución “para capacitar a su gente, particularmente a los empleados más comprometidos, para compartir historias, intercambiar ideas y diseminar las mejores prácticas en toda la empresa”.
Otra de las claves para lograr una comunicación interna más eficaz pasa por promover el desarrollo del liderazgo, ya que los profesionales más comprometidos son los que lideran a otros y los que sienten cómo sus superiores y compañeros valoran sus ideas y sus iniciativas.
Asimismo, es recomendable la creación de grupos transversales con empleados de diferentes departamentos que compartan intereses y objetivos similares. Los efectos de esta decisión estratégica son un crecimiento del conocimiento dentro de la organización y un mayor desarrollo de competencias por parte de los profesionales involucrados.
Desde el Forbes Agency Council -una comunidad internacional de expertos en comunicación empresarial- apuntan, entre otros, los siguientes consejos para mejorar la comunicación interna: apostar por un sistema de gestión de proyectos que permita documentar decisiones, sin necesidad de tener que utilizar vías como el email o la mensajería interna; la utilización de formatos de fácil acceso para el intercambio de información; dejar de usar el correo electrónico para la comunicación interna; y hacer una clara apuesta por la transparencia, porque los profesionales más comprometidos son los más informados. Hay que compartir los éxitos, pero también los fracasos.
Una comunicación interna eficaz también pasa por democratizar la comunicación y por potenciar la identidad y el sentimiento de pertenencia entre los miembros de la plantilla.
En definitiva, una buena comunicación interna mejora la productividad individual y colectiva, a la par que genera más motivación y compromiso entre los miembros de la organización.
Fuentes: Universidad de Montana, Forbes, y Cinco Días.