La ética del cuidado en las organizaciones

Pensamos a menudo en la calidad de los productos, y en la calidad de los procesos. Trabajamos conjuntamente para mejorarlos. No obstante, olvidamos con frecuencia otro tipo de calidad: la calidad de nuestras relaciones. Según los resultados de uno de los estudios longitudinales más antiguos, iniciado en los años 30 por la Universidad de Harvard, uno de los factores que mejor explica la calidad de vida de una persona, no son sus ingresos, o su nivel educativo, sino la calidad de sus relaciones, en otras palabras, la calidad relacional.

En las organizaciones, como en cualquier tipo de relación social, es importante reflexionar sobre el tipo de calidad de relaciones predominante. Hay poco trabajo realizado en este sentido, en torno a la ética en las organizaciones (la referente al cuidado de sus empleados). No obstante, el Dr. Melé ha publicado recientemente un artículo en Journal of Business Ethics[1] que nos da herramientas para reflexionar sobre la calidad de las relaciones en las organizaciones. El Dr. Melé, profesor en el IESE Business School, propone cinco posibles niveles de calidad relacional, que él denomina Human Quality Treatment – Trato de calidad humano. Estos cinco niveles son el maltrato, la indiferencia, la justicia, el cuidado, y el desarrollo

Los cinco niveles de la ética del cuidado en las organizaciones

El Maltrato. El maltrato es el nivel más bajo de calidad relacional. Implica un abuso de poder y una situación de injusticia flagrante en una relación. Ejemplos de maltrato que se pueden dar en las organizaciones son la explotación laboral, la intimidación o el acoso sexual, el trato personal de manera lesiva u ofensivo, el uso irresponsable y arbitrario de la autoridad, la manipulación de personas, las decisiones basadas en discriminación injusta, la persuasión u obligación en la participación de prácticas fraudulentas, o, la omisión de medidas para prevenir el abuso de poder o las malas conductas.

La indiferencia. La indiferencia es el segundo nivel más bajo de calidad relacional. Implica un trato irrespetuoso por falta de reconocimiento y preocupación hacia las personas que configuran la organización. Entre distintas formas de indiferencia encontramos el trato sin aprecio a las personas más allá de la condición de un recurso, es decir, se tratan a las personas como medios y no como fines. Serian ejemplos de indiferencia también considerar solo las consecuencias legales y comerciales en las relaciones humanas, ordenar con dureza, hablar sin respeto, responder sin cortesía, no dar reconocimiento cuando es debido, y no buscar el perdón cuando uno es consciente de un error cometido.

La justicia. La justicia es el nivel medio de calidad relacional. Consiste en respetar a las personas y sus derechos, pero olvidando que queda más camino. Una relación basada en la justicia es aquella que brinda reconocimiento y respeto por la dignidad y los derechos humanos, mantiene su palabra y el cumplimiento de pactos y contratos, se comporta con equidad en la remuneración y la evaluación del desempeño, actúa con equidad en los procesos de contratación y despido, se comunica con transparencia y veracidad, actúa con buena fe y lealtad, respeta la privacidad de los empleados, y muestra voluntad para resolver y cambiar situaciones injustas.

El cuidado. El cuidado se sitúa en la parte alta de la calidad relacional. Implica una preocupación por los intereses legítimos de las personas y el apoyo necesario para que se resuelvan los problemas. Nos encontramos en este nivel cuando la organización muestra una sensibilidad para resolver los problemas de las personas que la constituyen, cuando se muestra una preocupación permanente para mejorar las condiciones de trabajo, cuando se muestra tolerancia por las faltas y errores de los empleados, cuando se facilita la conciliación y cuando se mantiene una actitud conciliadora.

El desarrollo. El desarrollo es el nivel más alto de calidad relacional. Tiene lugar cuando hay una voluntad de favorecer el desarrollo humano, una estima mutua y reciprocidad en la relación. Una relación de alta calidad brota cuando se actúa con verdadera estima hacia los colaboradores, cuando se favorece la integridad y el comportamiento virtuoso dentro de la organización, cuando se actúa con espíritu de servicio y cooperación, cuando se fomenta la iniciativa, la creatividad, la participación, el sentido de responsabilidad y compromiso y la estima mutua, así como cuando se conocen los talentos cada persona y se trabaja para tratar de maximizarlos.

 

¿Cuál es la ética de tu organización?

Como bien indica el Dr. Melé es necesario que cada organización haga un buen autodiagnóstico de la calidad relacional que impera en ella. Sería interesante no solo saber cuál es el tipo de relación más común que existe en nuestra organización, sino cuál es el tipo de relación que nos gustaría fomentar. ¿Nos movemos en el tercer nivel (justicia) y queremos llegar al quinto (desarrollo)?

Sería muy interesante también conocer las diferencias entre la percepción entre los empleados y la dirección del tipo de relaciones que se vive. Podría ser que no encajasen, mientras unos piensan que se vive en una situación de indiferencia, los otros pueden percibir que rige la justicia. Por último, se podría reflexionar sobre si la calidad relacional hacia todas las personas que configuran la organización es la misma. Podría darse el caso que algunas personas perciban que la calidad relacional se mueve entre cuidado y desarrollo, mientras que otras personas de la misma organización en otras divisiones, o posiciones jerárquicas perciban indiferencia o justicia. Esperamos que herramientas y clasificaciones como las aportadas por el Dr. Melé ayuden a las organizaciones a reflexionar sobre la calidad relacional, y como mejorarla.

Fuentes:

[1] Melé, D. (2014). “Human quality treatment”: Five organizational levels. Journal of Business Ethics, 120(4), 457-471.