En este artículo trataremos de resumir sus resultados y contar sus conclusiones.
¿Qué distingue a la curiosidad de conceptos como el interés o la motivación?
Los autores de la primera revisión de la curiosidad en el trabajo explican que, aunque esta ha sido siempre una característica examinada por los sabios (en la antigua Grecia como virtud, y en la Edad Media como vicio), el primer científico moderno que estudió la curiosidad fue Daniel Berlyne.
Berlyne distinguió la curiosidad entre la curiosidad epistémica (deseo o preferencia por aprender) de la curiosidad perceptual (deseo de información sensorial novedosa). Aunque para el mundo corporativo la más interesante es la curiosidad epistémica, los autores nos recuerdan que la perceptual puede ser muy importante para determinadas disciplinas profesionales o tareas en las que la intuición o la creatividad sean relevantes (por ejemplo, restaurantes de alta cocina, o profesionales de las artes escénicas).
“Berlyne distinguió la curiosidad entre la curiosidad epistémica (deseo o preferencia por aprender) de la curiosidad perceptual (deseo de información sensorial novedosa)”.
Lievens y su equipo también ayudan a comprender mejor el concepto de curiosidad, ofreciendo una comparación con conceptos similares, como son la orientación hacia el aprendizaje, el interés, la motivación intrínseca, el compromiso intelectual, la búsqueda de sensaciones o la pasión.
Hay algunas similitudes entre estos conceptos y pueden coexistir en cada persona, pero cada uno aborda una realidad precisa y tiene un propósito distinto. Por ejemplo, mientras la orientación hacia el aprendizaje se refiere a la disposición de aprender de los errores y el deseo de repetir tareas difíciles para ser más competente, la curiosidad no tiene como objetivo ser más competente, sino encontrar una nueva información hasta ahora desconocida.
O bien, mientras la motivación intrínseca se refiere a realizar una acción porque es estimulante, interesante o placentera, la curiosidad es un deseo de explorar libremente (la curiosidad siempre es libre) algo que se desconocía. Como último ejemplo, mientras que el interés se puede definir como la atención en un área o concepto específico, la curiosidad es una disposición hacia el aprecio al aprendizaje.
“Podemos entender la curiosidad como una disposición hacia el conocimiento, no limitado a un área, sino al propio aprendizaje, y de modo libre.”
Por lo tanto, con la comparación con conceptos análogos, podemos entender la curiosidad como una disposición hacia el conocimiento, no limitado a un área, sino al propio aprendizaje, y de modo libre.
La curiosidad no se puede imponer, pero sí estimular. Lo saben bien los padres y los centros que ofrecen entornos estimulantes (con espacios de exploración), que lanzan preguntas abiertas, investigan conjuntamente, ofrecen tiempo no estructurado, leen historias, y refuerzan siempre en positivo el proceso de aprendizaje.
Efectos positivos y negativos de la curiosidad en el trabajo
Una de las novedades de la revisión sistemática de Lievens sobre la curiosidad en el trabajo es que distingue entre la curiosidad “internalizada” como propiedad interna de un individuo, de la curiosidad “externalizada” que facilita la acción organizacional.
En su análisis de la curiosidad internalizada, los investigadores distinguen o categorizan los resultados en tres ámbitos:
- La curiosidad como catalizador de la acción intrapersonal.
- Los efectos funcionales y disfuncionales de la curiosidad.
- La curiosidad como catalizador de la acción interpersonal.
Vamos uno a uno.