¿Vida personal o vida laboral? ¿Ser un buen padre o un buen profesional? Casi siempre, las teorías del equilibrio entre la vida personal y laboral nos llevan a pensar en lo profesional y lo personal como dos mundos enfrentados. Todos tenemos la imagen de la balanza en la cabeza: en un lado, el trabajo y en el otro todo lo demás (amigos, familia, aficiones…).

La retórica tradicional sobre el work life balance plantea esta estructura de fuerzas opuestas. Pero Simon Sinek, pensador y autor muy influyente en el ámbito de la gestión y el liderazgo, sugiere una interesante perspectiva. Sinek apunta que tal vez deberíamos dejar de hablar de conciliación y dar paso a un nuevo enfoque: la integración.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

El equilibrio entre la vida personal y laboral y la retórica tradicional de las fuerzas opuestas

Sofía es una joven profesional en el ámbito de la tecnología, quien cada día se enfrenta a la titánica tarea de equilibrar su apasionante, aunque exigente, carrera con su rica vida personal. Por un lado, está su amor por el desarrollo de software, una carrera que demanda constante actualización y dedicación; por otro, su anhelo por pasar tiempo de calidad con su familia, su interés por el cine y su compromiso con el voluntariado. Para Sofía, como para tantos otros, la vida parece un eterno acto de malabarismo, donde trabajo y placer son dos universos contrapuestos luchando por su tiempo y atención.

Durante años, la noción del equilibrio entre la vida personal y laboral ha sido un ideal perseguido por profesionales de todos los ámbitos. Sin embargo, este concepto presupone que trabajo y vida personal son dos entidades separadas y, a menudo, opuestas, que necesitan equilibrarse como si fueran dos platillos de una balanza. El problema con este enfoque es que implica una constante lucha interna, donde uno siempre tiene que sacrificar una parte por la otra. Simon Sinek propone un cambio de paradigma. En lugar de ver el trabajo y la vida personal como dos rivales que compiten por nuestro tiempo y energía, Sinek sugiere que los veamos como aspectos complementarios de una vida plena y significativa. La verdadera armonía, según él, no proviene de mantener estos aspectos separados y en equilibrio, sino de integrarlos en un todo cohesivo.

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“La noción tradicional del equilibrio entre la vida personal y laboral implica una constante lucha interna, donde uno siempre tiene que sacrificar una parte por la otra”.

 

Integración: un enfoque más humano

La integración implica reconocer que somos seres integrales, con deseos, necesidades y obligaciones que no se limitan a las categorías estancas de “trabajo” y “vida personal”. Este enfoque nos anima a buscar formas de unir estos aspectos, de manera que se enriquezcan mutuamente en lugar de competir entre sí.

¿Por qué no jugar a mediodía ese partido de tenis con tus amigos y, después, encarar el informe que debías trabajar por la tarde con las pilas cargadas y un estado de ánimo más positivo?, ¿por qué no aprovechar el día soleado para conectarte a la call que tenías prevista con tu smartphone mientras das un paseo cerca de la oficina?

 

“Este enfoque nos anima a buscar formas de unir estos aspectos, de manera que se enriquezcan mutuamente en lugar de competir entre sí”.

 

De igual manera, llevar habilidades y lecciones aprendidas en el ámbito personal al trabajo puede enriquecer nuestras capacidades profesionales y relaciones laborales. Sinek defiende que es muy importante que la gente tenga tiempo en su vida para dar un paseo por un museo, ver una obra de teatro o tener una conversación gratificante con amigos. Cualquier cosa que nos guste y pueda despertar nuevas ideas en nuestro cerebro. Actividades que nos enriquecen y de las que al final también, de alguna manera, se nutre nuestra vida profesional.

La integración requiere un cambio tanto a nivel individual como organizacional. A nivel personal, implica una reflexión profunda sobre nuestras prioridades y la forma en que estructuramos nuestro tiempo y energía. A nivel organizacional, demanda un liderazgo empático que reconozca la importancia del  bienestar y el desarrollo personal de los empleados. Las empresas pueden promover la integración creando espacios para la concentración o el descanso y la socialización, y fomentando una cultura que valore el desarrollo personal tanto como el profesional.

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Por otro lado, los individuos pueden buscar formas de alinear sus pasiones y habilidades con su trabajo, establecer límites saludables y practicar una comunicación abierta con sus empresas sobre sus necesidades y expectativas.

La propuesta de Simon Sinek de reemplazar el concepto de equilibrio entre la vida personal y laboral por el de integración abre una vía hacia una vida laboral y personal más armoniosa y satisfactoria. Al abrazar la integración, podemos superar la falsa dicotomía entre trabajo y vida personal, y avanzar hacia una existencia donde cada aspecto de nuestra vida enriquece al otro. La integración, lejos de ser un ideal inalcanzable, es una práctica cotidiana que nos invita a buscar el equilibrio no fuera, sino dentro de nosotros mismos, integrando nuestras múltiples facetas en un todo coherente y pleno.

 

Fuentes: