En un mercado laboral altamente competitivo, el talento y la gestión del mismo es un tema de gran relevancia para cualquier organización. Por tanto, es vital mantener a los equipos motivados, comprometidos y satisfechos. Por esta razón, nace el creciente interés por diagnosticar la situación y desarrollar las competencias laborales de sus empleados, al tiempo que se contrarrestan las causas de la inconformidad y la posible salida del empleado.
Para conseguirlo, las compañías deben definir una estrategia que permita retener y comprometer a sus colaboradores mediante la puesta en marcha de un plan integral que les ayude a avanzar en su carrera profesional, a la vez que se potencian sus aptitudes basándose en su valía y el desempeño de sus tareas. Todo ello fomentará su movilidad dentro de la empresa, lo cual supone una gran palanca para el desarrollo profesional.
Uno de los beneficios de este impulso del talento pasa por una mejora de la productividad en la compañía, puesto que los profesionales que se muestran entusiasmados con su cometido suelen estar comprometidos con sus proyectos y objetivos. Algo que se acaba viendo reflejado en su rendimiento y en el cumplimiento de sus metas, sean estas individuales o globales.
Asimismo, la promoción de los trabajadores supone un incentivo altamente efectivo para aumentar su satisfacción y evitar la fuga de talento. Los ascensos y programas de formación envían un mensaje positivo y demuestran la confianza que se tiene en la plantilla. Por eso, cuando se presenta una renuncia, lo recomendable es priorizar la búsqueda del reemplazo dentro de la compañía.
Es importante tener en cuenta que para el crecimiento profesional es necesario ir adquiriendo competencias nuevas o desarrollar las existentes, para que exista siempre una correspondencia con las aptitudes requeridas en el puesto que se ocupa. Esto permitirá obtener los resultados y metas planificados por la empresa.
Métodos de desarrollo profesional
A continuación, se muestran algunos métodos que facilitan la adquisición de competencias como orientación a resultados, gestión del cambio, trabajo en equipo o planificación, todas ellas muy valoradas por la mayoría de las empresas:
- Mediante la rotación de puestos, a un profesional se le asigna un cargo que no es el suyo de forma temporal. Con esto se logra ponerlo a prueba en otro ámbito distinto, fuera de su zona de confort, para detectar sus fortalezas y debilidades con el objetivo de mejorarlas y desarrollarlas y formar un trabajador idóneo y cualificado.
- Cuando los colaboradores se involucran en la gestión y desarrollo de un nuevo proyecto profesional verifican, además de sus capacidades, las aptitudes necesarias para alcanzar los objetivos del mismo.
- Con un plan individual de desarrollo se busca fomentar las habilidades de los trabajadores por medio de actividades específicas que son escogidas entre los jefes y los colaboradores para asegurar su crecimiento profesional.
- A través del mentoring se establece una relación entre un profesional, o mentor, con experiencia y conocimientos y otro, el aprendiz, que busca adquirir determinadas competencias. De este modo, se mejoran las habilidades y se asegura el traspaso de la enseñanza.
En cualquier caso, se elija el método que se elija, es recomendable llevar a cabo una evaluación de competencias para definir el grado de crecimiento en las capacidades de los profesionales. Con estos resultados, el departamento de Recursos Humanos podrá poner el foco en las áreas de mejora e impulsar el cumplimiento de las funciones individuales de cara a elevar la productividad de la organización.
Fuentes: Acsendo, EAE Business School, Mandomedio.com