Nuestra “red de contactos” hace algunos años constaba de las personas que conocíamos directamente y de las personas que ellas conocían. Hoy en día, con las redes sociales, nuestra red de contactos es fácilmente amplificable al menos a un tercer nivel.
El uso de la red de contactos es el método más eficaz para encontrar un trabajo; aproximadamente el 60% por ciento de los puestos de trabajo se encuentran de esta manera. Además, nos permite identificar empleos que no se anuncian: el “mercado oculto de empleos”, dentro del cual se encuentra un considerable porcentaje de las vacantes que varía mucho en función del nivel de la posición.
El aprovechamiento y potenciación de nuestra red de contactos implica trabajo, constancia y dedicación. Debemos esforzarnos por hacer cosas con las que -en función de nuestra personalidad- nos encontraremos más o menos confortables.
Comenzaremos a elaborar nuestra red de contactos con conocidos directos, familiares, amigos, grupos profesionales, etc. Por supuesto, es de “obligado” cumplimiento elaborar cuidadosamente nuestro perfil de Linkedin y muy conveniente: construir nuestra red también aquí.
En la construcción de esta red, deberemos incluir aquellas personas con las que hayamos mantenido algún tipo de relación profesional, siendo muy interesante el solicitarles una recomendación en el caso que estemos empleado Linkedin como herramienta.
Como siguiente paso, es recomendable incorporar a nuestra red a aquellas personas que tengan contacto con profesionales de referencia en nuestro sector o actividad. También es interesado unirse a aquellos profesionales que cuenten ya a con una amplia red de contactos, dado que amplificará nuestra red en su tercer nivel. Si bien el beneficio que resulta de hacer nuevos contactos es muy grande, el mejor contacto del trabajo en red es aquella persona con quien ha interactuado en más de una oportunidad.
Pero aprender a usar bien la red de contactos requiere práctica, siendo conveniente tener en cuenta una serie de pautas. En primer lugar, antes de contactar con alguien, decidamos qué es lo que deseamos conseguir; cuál es nuestro objetivo. Debemos asegurarnos de causar una buena impresión, especialmente en esa primera vez. Durante los primeros instantes nos formamos una impresión persistente de cualquier persona que conozcamos.
Solicitemos a un contacto cercano que nos facilite el acceso a alguno de sus contactos si resulta de nuestro interés o contactemos directamente indicando la existencia de dicho contacto en común. Expliquemos brevemente qué es lo que queremos, buscamos o necesitamos y cómo nos puede ayudar la persona a la que nos estamos dirigiendo.
Cumplamos rigurosamente con todos los compromisos y asegurémonos de hacer un minucioso seguimiento de todas nuestras actividades. Si hemos acordado llamar o contactar con alguien, hagámoslo sin dejar pasar mucho tiempo desde la conversación.
Mantengamos contacto con las personas de nuestra red utilizando todos los medios a nuestro alcance, teléfono, mail, Linkedin, twiter, Facebook, etc., pero teniendo en cuenta que cada canal es más adecuado para unos fines y que podemos utilizarlo o no en función del tipo de relación que mantenemos con cada persona.
Estar agradecido y agradecer, será un excelente “abono” para que nuestra red de contactos crezca, esté sana y “reluciente”, pero eso si, sin caer en la adulación.
Y por último, no nos olvidemos de medir bien el número y frecuencia de interacciones con nuestros contactos. Nuestra red de contactos es una “planta” que necesita “ser regada” con periodicidad, pero si la “regamos en exceso” la ahogaremos y no obtendremos de ella fruto alguno.
Head of Talent- ACCIONA Recursos Humanos
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