Shauna Moore forma parte de una generación de jóvenes ingenieras que están impulsando el crecimiento de ACCIONA en Australia y liderando la transformación del sector de la construcción hacia un modelo más inclusivo e igualitario. En esta entrevista nos habla del viaje que la llevó desde su Irlanda natal hasta Australia, de un proceso de contratación algo accidentado y de su contribución a ACCIONA como mujer e ingeniera apegada al trabajo sobre el terreno. Sigue leyendo para conocerla un poco mejor.
Un giro copernicano en una cafetería de Brisbane
Desde el café se veía la playa y delfines surcando las aguas. Era el lugar de trabajo de Shauna Moore como camarera. Un viaje con amigos a Australia y una estancia que se había prolongado más de la cuenta tras “quedarse sin blanca”, la había llevado a buscar toda suerte de trabajos: el primero fue servir bebidas en ese bar de la bahía de Melbourne durante cinco meses.
Shauna, tal como demuestra en la entrevista, es bastante locuaz y abierta, así que no tardó en mantener conversaciones con los parroquianos que se acercaban al café. Algunos de ellos eran ingenieros retirados que le preguntaban: ¿qué hacía una ingeniera geotécnica allí?
“Me dijo que alguien le había enviado mi CV y que si estaba interesada en trabajar con ellos. Aún hoy sigo sin saber de quién se trataba, ¡pero siento una gratitud tremenda hacia esa persona!”.
Tras esta etapa dio el salto a una nueva ocupación, también muy alejada de sus credenciales como ingeniera, concretamente ayudando en una granja. Sin embargo, estaba a punto de producirse un giro copernicano en su vida: “Acabé trabajando en una granja en las afueras de Brisbane. Estaba cerca de la ciudad de Toowoomba cuando recibí una llamada de un tal Dene de Geotech. Me dijo que alguien le había enviado mi CV y que si estaba interesada en trabajar con ellos. Aún hoy sigo sin saber de quién se trataba, ¡pero siento una gratitud tremenda hacia esa persona!”.
La granja primigenia
Cuenta Shauna que aquella granja australiana donde recibió la sorpresiva llamada no fue la primera en su vida. Si nos retrotraemos a su infancia, avistaremos colinas y pastos. Se trata de la granja familiar de su familia en Irlanda. Allí creció como la mayor de cinco hermanos en contacto con la naturaleza: “Siempre me interesaron las actividades al aire libre. De hecho, fui scout durante un tiempo. También he sentido debilidad por la geografía durante toda la vida. Me encanta la naturaleza, el océano y cualquier cosa que tenga que ver con andar por el campo”.
“También he sentido debilidad por la geografía durante toda la vida. Me encanta la naturaleza, el océano y cualquier cosa que tenga que ver con andar por el campo.”
Recuerda jugar al fútbol e ir a pescar en una infancia de incesante curiosidad por el mundo: “Siempre había alguna actividad en la que participar. Siempre estaba fuera, hasta cuando llovía, lo que en Irlanda suele ser bastante frecuente”.
En esa actividad apegada al mundo exterior también se fueron dibujando algunos de los rasgos que marcarían su futuro. “Teníamos la costumbre de ir a casa de mi abuelo en verano y dedicarnos a enredar con su barco”. También recuerda otro momento en que su identidad fue cobrando forma: “Podríamos hablar de una especie de ingeniería espontánea. Mi familia hizo una ampliación de la casa y mi madre decía que yo estaba embobada con la obra, simplemente observando cómo la construían. De niña también me interesaba jugar con Lego y construir cosas”.
También comenzó a cultivar sus talentos musicales, tocando la concertina “un pequeño acordeón irlandés”, la trompa y algo de piano. Le gustaba tanto que comenzó a barajar un futuro profesional en el mundo de la música. “Pensé que iba a seguir una carrera musical y hacer musicoterapia o algo por el estilo, pero mi profesor de Matemáticas me dijo: ‘A ti te encanta la ingeniería. ¿Has pensado en apostar por eso?’”. Y así, decidió cursar una ingeniería en Dublín.
Luz al final de túnel
Shauna estudió su licenciatura en la universidad de Trinity College, donde tal como sucedió con otras de las ingenieras que han pasado por Nuestras personas, como es el caso de Génesis Loyola, advirtió que estaba en franca minoría: “Creo que había siete mujeres en total, y eso en todas las especialidades de ingeniería, incluyendo la civil, mecánica y eléctrica. Creo que no tenía ni idea de lo masculinizada que iba a estar la carrera”.
“La diversidad en la construcción es algo que me apasiona, y creo que he tenido la suerte de estar implicada en muchos de nuestros procesos y en adoptar un papel de liderazgo en ese sentido”.
Esa constatación, al igual que el momento en que contempló la ampliación de la casa familiar de su infancia, también marcaría su rumbo futuro. “La diversidad en la construcción es algo que me apasiona, y creo que he tenido la suerte de estar implicada en muchos de nuestros procesos y en adoptar un papel de liderazgo en ese sentido”.
Lo primeros dos años en Trinity College eran troncales, mientras que en los dos siguientes había que elegir una especialización.
Shauna eligió infraestructuras e ingeniería geotécnica. “Mi tesis se centró en un túnel del Puerto de Dublín”, explica. Y añade que también ahí estuvo en minoría: “Me encanta la ingeniería geotécnica, que no es una especialidad muy popular. Creo que éramos como cien o ciento veinte alumnos en nuestra clase en total. Hubo alrededor de cincuenta que se especializaron en ingeniería civil y, a su vez, de esos hubo nueve que optamos por la especialidad geotécnica”.
“Mi tesis se centró en un túnel del Puerto de Dublín”
Tras completar exitosamente su tesis sobre el túnel, llegó el momento de dar el salto al mundo laboral. Era el año 2010 y el mundo acababa de entrar en una crisis global donde el sector de la construcción fue uno de los peor parados, así que Shauna decidió viajar un poco primero. EE. UU., Canadá y, por fin Australia.

Una entrevista de imprevisto
Tal como hemos adelantado, al poco tiempo de su estancia, nuestra protagonista se quedó sin recursos y comenzó a saltar de trabajo en trabajo. Desde una cafetería hasta la granja donde recibió la llamada de una empresa llamada Geotech. Shauna rompe a reír al evocar el proceso de contratación.
“Estaba ocupada en mis labores agrícolas, recolectando coliflores y broccoli, cubierta de barro de pies a cabeza, y me escribieron para cambiarme la hora de la entrevista. Estaba sucia, sudorosa y lamentable, así que salí corriendo a casa para ponerme una camisa y recogerme el pelo, y luego ir a la lavandería. Gatlin es un pueblo pequeño, así que fui corriendo hasta allí. Por desgracia, el ordenador de la lavandería no funcionaba y tuve que buscar un cibercafé en la calle principal. ¡Todos los ordenadores estaban ocupados, así que tuve que explicar lo que me pasaba y un señor muy amable me cedió su ordenador a cambio de un café y una tarta! Llegué, sin exagerar, con unas botas y unos pantalones cortos; solo la parte superior de mi atuendo era mínimamente profesional. A pesar de todo, terminó funcionando”. Tras una segunda entrevista en Melbourne, consiguió el puesto.
“Estaba ocupada en mis labores agrícolas, cubierta de barro de pies a cabeza, y me escribieron para concertar la entrevista de trabajo”.
El trabajo en Geotech la llevó a cubrir diversos puestos, desde un primer momento en el que se dedicó al diseño de cimientos y pilones hasta un mayor contacto con el terreno, que la apasionaba. Así, pasó a desempeñar el papel de ingeniera de proyectos para, finalmente, ejercer de ingeniera geotécnica civil en parques eólicos y distintas presas. A lo largo de cinco años se movió por sitios como Darwin o Victoria, hasta asentarse en Melbourne. “Quizá el proyecto más curioso fue en Darwin. Era un proyecto especializado que requería una parte de diseño y construcción, y se gestionaba desde una barcaza; así que trabajabas rodeada de cocodrilos que andaban merodeando como tortugas. Fue divertido”.
¿Y cómo fue la transición a su actual empresa? Pues no tuvo que cambiar de empresa, sino que fue Geotech quien pasó a ser propiedad de ACCIONA, donde ella pasó a ocupar su puesto actual.

Un equilibrio entre la oficina y el mundo exterior
Shauna nos explica lo que hace y cómo es su día a día en la actualidad. “Tengo claro que no puedo estar sentada todo el día en la oficina. Me muevo demasiado, soy demasiado inquieta, pero creo que me gusta el equilibrio. Y luego me encanta la parte de diseñarlo, planificarlo y verlo hecho realidad”, dice en referencia a los proyectos en los que interviene. Y añade: “Es una sensación fantástica cuando presencias la construcción física de algo de principio a fin y sabes que, de alguna manera, has contribuido a ello”.
“Si siempre estás en la oficina, pierdes de vista lo que está ocurriendo; estar en la obra y conocer a todo el mundo es fundamental”.
Quizá parte de esa inclinación por el mundo exterior le viene dada por su infancia campestre, pero también por una cuestión de perspectiva: “Personalmente, creo que es muy importante mantener el equilibrio, porque si siempre estás en la oficina, pierdes de vista lo que está ocurriendo; estar en la obra y conocer a todo el mundo es fundamental”.
“Empiezo a trabajar a eso de las 6:30 o 7:00. Me gusta pasar unas dos o tres horas en la obra por la mañana, simplemente asegurándome de que todo va bien. Hablo mucho, así que me gusta charlar un poco con todo el equipo a las 10:00 de la mañana aproximadamente, y luego vuelvo a la oficina y paso la tarde con los ingenieros”, nos dice.
“Me encanta el componente humano, crear un equipo unido, casi como una pequeña familia”.

Otro de los aspectos en los que incide es en el factor humano. “Soy una persona muy sociable. Creo que se me da bien formar equipos y unir a las personas. Me encanta el componente humano, crear un equipo unido, casi como una pequeña familia; y, especialmente cuando surge un reto o un conflicto, tratar de asegurarnos de que se resuelve de manera amistosa y positiva”.
El impacto social de las infraestructuras
¿Y en qué consiste exactamente ese trabajo que la lleva a supervisar los proyectos de infraestructuras sobre el terreno? “He estado trabajando en la Southern Program Alliance [una joint venture liderada por ACCIONA], que es una alianza dedicada a proyectos de infraestructura y eliminación de pasos a nivel”. Se trata de los mismos proyectos en los que Robbie Lynch, otro de nuestros entrevistados, trabaja para incorporar expresiones culturales de los pueblos aborígenes.
En ese sentido, reflexiona acerca del impacto social de su trabajo: “Cuando eres una ingeniera recién licenciada piensas que quieres cambiar el mundo, pero cuando construyes un proyecto en el día a día, a veces pierdes de vista el impacto positivo. Por ejemplo, hicimos el puente del río Patterson. Fundamentalmente, se trataba de construir una nueva carretera sobre un río y trazamos un sendero comunitario que llevaba a la ribera, a un jardín en bancales. Trabajamos mucho con el patrimonio aborigen y la cultura local, y construimos un gran círculo de reunión, tal como lo llaman los aborígenes, que se convirtió en un elemento clave para la comunidad”.
“Dialogamos mucho con los ancianos aborígenes del lugar y participamos activamente en el diseño y en el planteamiento para que los colores que ellos buscaban se reflejasen con exactitud. Aprender sobre la cultura y el valor, y poder influir en el diseño desde una fase inicial, fue increíble”.
¿Cómo era el proceso exactamente? “Dialogamos mucho con los ancianos aborígenes del lugar y participamos activamente en el diseño y en el planteamiento para que los colores que ellos buscaban se reflejasen con exactitud. Aprender sobre la cultura y el valor, y poder influir en el diseño desde una fase inicial, fue increíble”.
Además del factor cultural, esos proyectos integran la sostenibilidad desde el primer momento. En el caso del puente del río Patterson, idearon un sistema para evitar que los residuos generados en la construcción llegasen al agua. Y añade: “En Bonbeach también fuimos bastante innovadores con el tipo de hormigón que utilizamos, un material llamado Fibercrete, que requiere menos acero y mejora la seguridad en la construcción”.
“Utilizamos paneles solares para todas nuestras torres de iluminación, y nuestras casetas funcionan con energía solar. […] En cada proyecto pensamos en cuál será nuestra huella de carbono y nos marcamos objetivos para reducirla”.
En cualquier caso, la reflexión que hace acerca del cuidado del planeta trasciende los proyectos concretos: “Ahora mismo utilizamos paneles solares para todas nuestras torres de iluminación, y nuestras casetas funcionan con energía solar. Tenemos muchas iniciativas de ese tipo, es algo completamente normalizado. En cada proyecto pensamos en cuál será nuestra huella de carbono y nos marcamos objetivos para reducirla. Por ejemplo, animamos a todo el equipo a no conducir tanto hasta el trabajo. En uno de nuestros últimos proyectos, proporcionamos bicicletas para los desplazamientos de la plantilla o los incentivamos a usar el transporte público en lugar de conducir”.
Una defensora de la igualdad de género
Pero, volviendo a las cuestiones de género durante su carrera, ¿cómo ha ido evolucionando el papel de la mujer en un sector como la construcción? “He notado un cambio enorme desde que empecé en Australia. Especialmente en los últimos tres años, la diversidad de género realmente ha ido cobrado mucha fuerza. Ya no es solo una simple forma de hablar, sino que lo tenemos muy en cuenta”.
Poco a poco, Shauna ha pasado de espectadora a participante activa y, finalmente, líder en ese campo. “Creo que cuando era una ingeniera joven, probablemente no tenía la confianza para señalar ciertas situaciones o me daba un poco de miedo. Después de dos o tres años, tuve una mayor confianza en mí misma y entendí que se trata de educar a la gente. Todos tenemos estereotipos, y creo que lo importante es demostrar lo que vales, hablar de ello y seguir adelante”.
“Las barreras que impiden la participación femenina son problemas que también afectan a los hombres”.
Con independencia de eso, Shauna defiende un enfoque más global a los problemas de representación: “Creo que no tiene sentido ver la diversidad de género como un problema exclusivo de las mujeres. Una de las cosas que realmente intentamos remarcar es que hay muchos problemas en la industria de la construcción, especialmente en infraestructuras, con trabajos de alto riesgo, factores de seguridad críticos, plazos ajustados, etc. Y esos son problemas que nos afectan a todos. Las cosas que se mencionan como barreras para la implicación de las mujeres en la industria también afectan a los hombres. Los objetivos son importantes, pero lo esencial es mejorar la industria para todo el mundo; así, con el tiempo, se irán sumando más mujeres de forma natural”.
Su creciente sentido de liderazgo y compromiso activo se ha traducido en acciones concretas. “Una de las cosas más interesantes es que tuvimos un equipo de grúa formado exclusivamente por mujeres en uno de nuestros proyectos. Ahora estamos trabajando en tener un equipo de proyecto completamente femenino. Es maravilloso porque la industria ahora da pie a ello: hay muchas mujeres en puestos más sénior, tanto en la obra como fuera de ella, y es fantástico verlo”.
“Una de las cosas más interesantes es que tuvimos un equipo de grúa formado exclusivamente por mujeres en uno de nuestros proyectos”.

También menciona el encuentro de networking que celebró recientemente en Madrid con otras ingenieras sénior de ACCIONA procedentes de todo el mundo: “Pudimos conocer las diferentes culturas y cómo funcionan. Cosas que en Australia son normales, en otras partes del mundo son enormes desafíos y viceversa”.
Por último, además de iniciativas como recorrer los colegios para dar charlas a futuras ingenieras e invitarlas a ver el trabajo en ACCIONA, Shauna ha escrito también un libro de mentoría para ellas. Todo ello se materializó en el Crystal Vision Award que le entregó la National Association of Women in Construction en 2021.
La consolidación australiana de ACCIONA
En las últimas entregas hemos hablado con diversos hombres y mujeres que han llegado a Australia desde otros países y han podido desarrollar su carrera profesional en el marco del crecimiento de ACCIONA en el país. Casos como el de Sushana Karki, Blythe Hartley o la propia Shauna. Al respecto, comenta: “Está claro que ACCIONA se ha labrado una reputación en Australia. Llevan aquí más de veinte años. La división de Energía entró en el mercado australiano en 2002; ACCIONA realizó su primer proyecto de infraestructuras en 2007; y luego adquirimos Geotech en 2017. Ahora están a la altura de los grandes jugadores del sector, algo que obviamente lleva su tiempo”.
¿Y qué hay del futuro? “Creo que hay muchas oportunidades en el sector de infraestructuras en Australia. En este momento, estamos principalmente en Victoria y Australia occidental. Creo que en los próximos años estaremos en todas partes y seremos una de las mayores empresas del país”. Como parte de ese impulso, Shauna seguirá luchando para que ACCIONA crezca y siga ejerciendo un impacto positivo en su sector. “Si en cinco años ya no estamos hablando de diversidad de género, sería maravilloso. Mi objetivo es que ni siquiera sea preciso mencionarlo”. Estamos seguros de que, con el empuje de personas como ella, esa meta se hará realidad.