“En árabe es una palmera pequeña. En farsi significa oro. Y en tagalo, la lengua filipina, hace referencia a una estrella”. Tala nos habla de los distintos significados de su nombre para romper el hielo y, de paso, nos revela su interés en los idiomas –habla árabe e inglés, y se defiende en francés y español– y, por encima de todo, su trasfondo internacional.
Porque si Tala acarició un sueño durante su infancia en Siria fue viajar a otros países y conocer nuevos mundos. Acaba de cumplir veinticinco años, pero aquel sueño infantil ya se ha hecho realidad en gran medida. En esta entrevista descubrimos el camino que ha seguido para llegar a donde está, incluyendo los desafíos que supuso vivir en un país en guerra, la importancia que atribuye a los valores y cómo tuvo la determinación de encontrar un lugar donde identificarse con ellos. Hoy tenemos la suerte de presentarte a Tala Khalil.
Una beca que lo cambió todo
“Yo tenía diecisiete años cuando recibí la beca de una organización académica internacional. La primera vez que me presenté no lo conseguí; fue un proceso largo, pero tenía el firme propósito de lograrlo. Estaba entusiasmada con esa oportunidad y me veía allí. Creía en la misión que defendían. Creo que es un patrón recurrente en mi vida”, nos cuenta al hablar de uno de los momentos más cruciales en su vida hasta la fecha.
“Tenía diecisiete años cuando recibí la beca de una organización académica internacional…. Creía en la misión que defendían. Creo que es un patrón recurrente en mi vida.”
En esa época Tala vivía en la ciudad de Banias, en la costa mediterránea de Siria, pero soñaba con descubrir otros países y estudiar en un entorno internacional. Pero no en uno cualquiera: buscaba una institución académica reconocida por valores de colaboración, mérito y sostenibilidad. “Ese fue mi primer paso en dirección a vivir la vida que quería vivir y a estar donde estoy ahora”, nos explica. Aunque primero conviene detenernos un poco en su infancia.
Sentarse a la mesa de los adultos
Apenas hemos intercambiado unas palabras, pero ya ha aflorado uno de los rasgos de su carácter. “Mis primos siguen riéndose de lo madura que era de niña. Me gustaba sentarme con los adultos y participar en sus conversaciones. También tenía revistas que leía religiosamente; me interesaban cosas ajenas a la mayoría de los niños de mi edad”, recuerda. “Sí, madura es la palabra con la que siempre me describían”.
Esa madurez quedaba de manifiesto en la forma en que se responsabilizaba de sus tres hermanos. “Tengo una hermana y dos hermanos, yo soy la mayor. Aprendí a ir a la escuela y volver por mi cuenta, abrir la puerta y asegurarme de que mis hermanos llegasen de la guardería sin percances. También me encargaba de que comiéramos lo que nos había preparado mi madre. Ese tipo de tareas me parecían de lo más normal desde mi más temprana infancia”.
En esa Siria de principios del siglo XXI Tala adoptó el papel de hermana mayor y, en algunos sentidos, también el de modelo a seguir. “El menor de mis hermanos siguió mis pasos. Se presentó a las mismas escuelas internacionales y también consiguió una plaza. Ahora mismo está estudiando en una escuela en Tanzania”.
Destino Tailandia
¿Y dónde cursó ella su beca? “En 2017 dejé a mi familia atrás y me marché a Tailandia a cursar los dos últimos años del instituto. Eso fue un golpe tremendo para mis padres: yo, con diecisiete años, me marchaba sola a Tailandia. Pero tengo la gran suerte, y estoy muy agradecida por ello, de que mis padres apoyaran lo que quiero hacer con mi vida”.
“Valoraban a los estudiantes en función de su rendimiento académico, su integridad social y su contribución a las comunidades donde estuviesen presentes”
Tal como hemos apuntado, Tala se esforzó al máximo para lograr esa beca. “Presenté mi candidatura el primer año y llegué a la última fase, donde quedé eliminada”. A pesar de todo, no bajó los brazos. “Me dije a mí misma que no iba a permitir que esa oportunidad se me escapara. Me puse a investigar y me pasé noches enteras viendo vídeos de las escuelas a las que había presentado mi candidatura”.
Valores definitorios
Uno de los factores cruciales en su decisión a la hora de elegir la red de escuelas en la que desarrollaría su beca fue el enfoque internacional. “Reúnen a estudiantes de todo el planeta. Estuvimos viviendo juntos en el mismo campus”. Recuerda que esa experiencia no le supuso un impacto cultural fuerte, al tratarse de estudiantes de múltiples trasfondos, incluyendo países de los que ni siquiera había oído hablar, tales como Bután.
Además de la experiencia internacional, a Tala le atrajo la clase de valores que encarnaba la organización. “Su misión era convertir la educación en una fuerza que uniese a personas, naciones y culturas para trabajar por la paz y lograr un futuro sostenible. Ese era su lema. Valoraban a los estudiantes en función de su rendimiento académico, su integridad social y su contribución a las comunidades donde estuviesen presentes”.

Agua potable en tiempos de guerra
Cuando llegó el momento del proyecto de fin de bachillerato, Tala optó por el desarrollo de un sistema de purificación de agua para pozos contaminados en su Siria natal. Parte del proyecto consistía en obtener muestras de agua contaminada y analizarlas con una máquina de la que disponían en su instituto. ¿Por qué escogió ese proyecto? ¿Qué es lo que la impulsó a decidirse por algo así? “Hay un tema muy importante que no hemos tocado aún, y es la guerra de Siria. Me ha impactado de forma considerable en distintos momentos de mi vida. Ha supuesto un impacto tremendo para mí, para mi familia y para todos los sirios”.
Explica que algunos de los pozos en Siria sufrieron contaminación química durante la prolongada guerra que devastó el territorio. “Cuando se desató la guerra en Siria, mi familia y yo vivíamos en el extranjero. Después de dos años tuvimos que volver al país, que estaba atravesando un momento muy difícil. A pesar de todo, puede ir a la escuela, pero siempre había cierta inseguridad. El día a día era un desafío constante en aspectos básicos como la electricidad, el agua, el gas y cosas por el estilo”.
“Pude ir a la escuela [en Siria], pero siempre había cierta inseguridad. El día a día era un desafío constante en aspectos básicos como [el acceso a] la electricidad, el agua o el gas”.
Aunque ha podido visitar el país en varias ocasiones desde entonces, a Tala le preocupa el bienestar de su familia. El conflicto generó una situación de incertidumbre, pero también levantó una serie de barreras en términos de las universidades en las que podía solicitar el ingreso, ya que había algunos países en los que los sirios afrontaban sanciones y restricciones de visado.
Un choque térmico
Volviendo a su proyecto de fin de bachillerato, la máquina de análisis se averió justo antes de que pudiese presentar su trabajo, así que Tala tuvo que optar por un tema distinto a última hora. Al final logró sacarlo adelante, y ahora tocaba pensar en su futuro universitario.
Si bien el proyecto de tratamiento de aguas no salió como ella esperaba, sí que sirvió como acicate para que escogiera una ingeniería química. “Siempre me ha gustado la ciencia, pero lo que más me atraía era la posibilidad de usarla y aplicarla; trabajar con personas, no estar encerrada en un laboratorio. Así que dejé de lado las ciencias puras y empecé a pensar en una ingeniería”. Y aquí volvió a conseguir otra beca, esta vez en la Universidad de Columbia Británica en Canadá.
Afirma Tala que, a diferencia de Tailandia, sí que experimentó un cierto choque en Canadá, aunque más térmico que cultural. “Llegué en agosto y tuve que ponerme mi ropa de invierno. ¡Se supone que en agosto es verano! Eso fue un cambio considerable”. También tuvo que aprender a gestionar su vida diaria por su cuenta y planear sus compromisos con antelación, tal como era costumbre en su nuevo país.

La ingeniería como disciplina humanista
Durante sus estudios universitarios, Tala fue descubriendo nuevos aspectos en la ingeniería. Por un lado, comprendió que su dimensión favorita eran los procesos más que los productos ya terminados. “Descubrí que las asignaturas en las que teníamos que partir del planteamiento de un problema al comienzo del ciclo y luego generar ideas, probar, prototipar y, por último, lanzar el producto, eran las que más disfrutaba”.
“Comprendí que [la ingeniería] era la combinación perfecta entre ciencia y humanidades, una disciplina con un componente humano muy importante”.
Sin embargo, esa no fue su única epifanía. “Me gustó adentrarme en la ingeniería con una perspectiva distinta. Comprendí que era la combinación perfecta entre ciencia y humanidades, que era una disciplina con un componente humano muy importante. No se trata solo de ciencia y ecuaciones. Hay mucho de gestionar personas, de trabajar en equipo todo el tiempo, de psicología. Considero que para que un ingeniero sea verdaderamente exitoso debe entender cosas ajenas a la física y las matemáticas”.

El día que Tala entrevistó a ACCIONA
“Tenía muchas ganas de adquirir algo de experiencia práctica”, nos dice al hablar de sus primeros pasos en el mundo laboral. “Intenté no ponerme demasiadas limitaciones a la hora de descubrir lo que quería. Tuve varias entrevistas de trabajo para diversos puestos, y una de ellas fue con ACCIONA, tras postularme como becaria de Calidad, Salud, Seguridad, Entorno y Sostenibilidad [QHSES] para la oficina de ACCIONA en Vancouver, Canadá.
“No sabía mucho de ACCIONA antes de la entrevista, así que investigué por mi cuenta. Me sorprendió el lugar que ocupaba la sostenibilidad en la empresa”
Aunque el trabajo se desarrollaba en el sector de las infraestructuras, su naturaleza interdisciplinar le resulto atractiva de inmediato. “Me permitía experimentar muchas cosas. Ese era el principal objetivo de mi primer empleo”.
La entrevista se celebró con RR. HH. y una directiva que más adelante desempeñaría un papel crucial en el desarrollo de su carrera profesional. “Me entrevisté con una mujer que luego sería mi directora. Fue una conversación fantástica y sentí el deseo de trabajar con aquella profesional. Me veía en la compañía; tuve la impresión de que era un entorno muy propicio para empezar como una profesional joven”.
Sin embargo, esa conexión personal solo fue una parte de la ecuación. “Yo no sabía mucho de ACCIONA antes de la entrevista, así que investigué por mi cuenta. Estuve mirando su página web y vi algunos de sus proyectos. Me enteré de su dimensión internacional, pero también de la misión que la impulsaba. Me sorprendió el lugar que ocupaba la sostenibilidad en la empresa”. Y añade: “El hecho de que tuviesen un Plan Director de Sostenibilidad; todo me parecía más tangible [en ACCIONA]”.
“[En la entrevista] percibí que era un entorno muy propicio para empezar como una profesional joven”.
Tala reflexiona acerca del momento en que comprendió que ACCIONA iba a ser su destino profesional. “Algo que me dijeron durante la entrevista, y que se me quedó grabado, era que se trataba de una entrevista de la compañía y del equipo para ver si yo encajaba, pero también una entrevista que yo les estaba haciendo para comprobar si encajaban conmigo y con mis objetivos de carrera”.
Y resume: “Siempre busco cosas con un propósito. Eso es lo que siempre he hecho en mi vida. Si no puedo identificarme con el lugar donde trabajo, me resulta imposible tener éxito. Todo eso me llevó a decirle que sí a ACCIONA”.
De la teoría a la práctica
Nos explica que aquella primera beca en el departamento de QHSES le permitió aprender multitud de cosas. “Por ejemplo, el ciclo de vida de un proyecto de construcción, las distintas etapas que atraviesa, las formas en que el equipo de Sostenibilidad se implicad en cada fase y cómo contribuyen al Plan Director de Sostenibilidad. Concretamente, el PSD es siempre uno de los principales documentos en cualquier proyecto. Es una compañía que, para mí, predica con el ejemplo y que se esfuerza mucho en marcar la diferencia”.
“Elegí asignaturas relacionadas con la experiencia que había adquirido en ACCIONA. Por ejemplo, gestión de residuos, tratamiento de aguas y secuestro de carbono.”
Tras esa primera beca, Tala prosiguió con sus estudios universitarios, ahora con la mirada puesta en materias de corte más práctico. “Elegí asignaturas relacionadas con la experiencia que había adquirido en mi tiempo con ACCIONA. Por ejemplo, aquellas relacionadas con gestión de residuos, tratamiento de aguas y secuestro de carbono. La asignatura de secuestro de carbono en particular me impactó mucho”.
El proyecto de fin de carrera
Ahora quedaba el tramo final de sus estudios. Llegado el momento de elegir su proyecto de fin de carrera, Tala volvió a centrarse en la sostenibilidad e innovación. “En lo que respecta a mi proyecto de fin de carrera, trabajé con un equipo para diseñar una planta de producción de hidrógeno verde y luego, a partir de ese hidrógeno, generar metanol verde que puede emplearse como combustible marino. [Nuestro proyecto exploró] una innovadora tecnología de producción de hidrógeno que aún no se ha comercializado”. Afirma con orgullo que su equipo recibió un premio en la categoría de los mejores proyectos de Procesos del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Columbia Británica.
“Creo que [ACCIONA Academy] es una de las cosas más especiales de la compañía; el hecho de que inviertan en los becarios de esa forma y que se les permita conocerse entre ellos y ampliar sus contactos en la compañía”.
La oportunidad de ACCIONA Academy
Tala había completado ya su beca en ACCIONA, pero la experiencia le había dejado huella. Y así, pronto disfrutó de la oportunidad de participar en una iniciativa de la compañía: ACCIONA Academy. “Me invitaron como antigua becaria. Durante una semana [los becarios] asistían a talleres y visitaban algunos de los proyectos de la compañía. También había charlas del equipo directivo. Fue una oportunidad para interactuar de forma muy estrecha con la compañía y su comunidad”.
“Creo que [ ACCIONA Academy] es una de las cosas más especiales de la compañía; el hecho de que inviertan en los becarios de esa forma y que se les permita conocerse entre ellos y ampliar sus contactos en la empresa, visitar los proyectos presencialmente y familiarizarse con distintos puestos”, explica.
Cuando Academy tocó a su fin, el futuro de Tala empezó a cobrar forma. “Llegamos a la conclusión de que sería positivo que tuviese experiencia de campo en alguno de los proyectos. Así es como me contrataron para el proyecto en el que estoy ahora mismo, que son las estaciones del Surrey Langley Skytrain”.
Y nos comenta que el proyecto es “una ampliación de la línea Skytrain Expo actual para conectar dos ciudades del área metropolitana de Vancouver, que son Surrey y Langley”. El equipo se encargará de construir ocho nuevas estaciones y tres subestaciones eléctricas independientes de tracción.
Por ahora, se encuentran en la fase preliminar de construcción. “Mi trabajo diario en mi puesto actual como parte del equipo de Calidad consiste en asegurarnos de que se cumplan todos los requisitos del proyecto”. Tala está deseosa de que comience la construcción propiamente dicha para poder seguir enriqueciendo su experiencia.

Los Premios a la Innovación
En su actual trabajo en infraestructuras Tala también está ampliando sus conocimientos en el terreno de la innovación de la mano de Anton Ricafort, un ingeniero del MIT y Director de Innovación para ACCIONA en América al que entrevistamos recientemente. Él es quien está impulsando los Premios a la Innovación en ACCIONA en América del Norte, un concurso que desafía a los empleados de la región a que formen equipos para proponer el proyecto más innovador.
“Estoy entusiasmada con los Premios a la Innovación. El ganador del concurso, seleccionado entre quince equipos, viaja a España para visitar el departamento de I+D y trabajar en el desarrollo de su idea innovadora”.
En el momento de nuestra entrevista, Tala acababa de asistir a la primera reunión. “El programa completo dura unas doce semanas. Empezamos por el planteamiento del problema. El objetivo es diseñar una solución, desarrollar un plan de negocio y presentar nuestra solución al problema. Los finalistas hacen las presentaciones en persona”. Y añade: “Estoy entusiasmada con ello. El ganador del concurso, seleccionado entre quince equipos, viaja a España para visitar el departamento de I+D y trabajar en el desarrollo de su idea innovadora”.
El sueño de ser una mentora
Tala apenas está dando los primeros pasos de su carrera profesional, pero su curiosidad y su deseo de obtener más experiencia no conocen límites. También expresa otro deseo fundamental a largo plazo que remite a aquella primera ingeniera mujer que la entrevistó en ACCIONA. “Es una ingeniera muy exitosa cuya carrera profesional tiene muchos puntos en común con la mía. Es ingeniera de caminos y ha participado en algunos proyectos relacionados con muchas de las cosas que me interesan”.
Nuestra entrevistada nos habla de algunas de las cosas que aquella directora compartió con ella y de la forma en que la apoyó en sus primeros pasos en el mundo de la ingeniería. Y concluye: “No voy a dejar de aprender simplemente por haber terminado la carrera. Voy a seguir trabajando en obtener algunas certificaciones y en algunos cursos en el futuro. Mi objetivo es avanzar en este campo y, algún día, ser alguien como ella”.
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