El desarrollo urbano ha ido alejando progresivamente al ser humano del entorno natural. Y cada vez va a más. Se estima que pasamos el 90 % de nuestro tiempo en espacios interiores. Sin embargo, somos dependientes de la naturaleza en todos los sentidos. Sin agua, luz solar, plantas o aire fresco, ¿cómo podríamos subsistir?
En este contexto, de igual modo es cierto que estamos asistiendo a una profunda transformación cultural que alcanza también a nuestra manera de trabajar. La pandemia, pero, sobre todo, el creciente compromiso social y medioambiental que está adquiriendo el mundo empresarial, en especial aquellas generaciones más jóvenes que van accediendo a puestos directivos, ha inaugurado una nueva tendencia. Su meta es revocar ese estado de desconexión con el entorno, con la naturaleza o incluso con nuestro propio bienestar, y construir edificios en armonía con el medio ambiente y con las personas que los habitan.
Esa es la clave del certificado WELL, la primera certificación de construcción del mundo que se enfoca exclusivamente en la salud y el bienestar humanos y acredita los espacios que mejor cuidan esos aspectos. Te explicamos en qué consiste.
¿Qué voy a leer en este artículo?
Diseñar edificios pensando en las personas
La construcción de edificios sostenibles es una tendencia cada vez más extendida como ejercicio de responsabilidad por parte de constructoras y clientes, pero también como cumplimiento de legislaciones en este sentido cada vez más exigentes. Por eso, trabajar en un edificio sostenible será un plus para los empleados de una corporación, pero en este artículo hablamos de otra cosa. Hablamos de espacios regenerativos que van más allá de la eficiencia energética y el respeto al medio ambiente, sino que se diseñan para generar un impacto positivo en las personas que los habitan.
Construcciones así son precisamente las que busca la Certificación WELL Building Standard, el primer estándar de calidad de los edificios que se concentra exclusivamente en cómo afectan estos a la salud y el bienestar de quienes van a habitarlos.
“La WELL Building Standard es la primera certificación de construcción del mundo que se enfoca exclusivamente en la salud y el bienestar humanos y acredita los espacios que mejor cuidan esos aspectos.”
Pero, ¿qué es exactamente la calificación WELL? Se trata de un sistema de calificación para reconocer edificios y espacios que ayudan a las personas a prosperar, es decir, que valora todos sus criterios bajo el prisma de cómo influyen los elementos o servicios de un edificio en la salud y el bienestar humanos. Una de las claves de esta certificación es que, cada 3 años, las cualidades por las que un espacio ha sido premiado con la certificación WELL, vuelven a ser auditadas y recalificadas por la institución.
Por eso, WELL no es solo un sello, es más una hoja de ruta para los edificios que lo ostentan, una distinción viva y dinámica que se convierte en el compromiso y la responsabilidad para las empresas o edificios que lo reciben de que sus elementos y servicios seguirán siendo mantenidos y actualizados cumpliendo las exigencias de la certificación.
“La idea es celebrar y distinguir aquellos espacios que generan un impacto positivo en las personas que los habitan”
En una época en la que nos hemos visto obligados a distanciarnos, hay empresas que están haciendo un esfuerzo enorme para que la vida de los empleados en sus oficinas y la manera de trabajar en ellas ofrezca un plus radicalmente diferenciador. Están apostando por nuevos espacios laborales que promueven la sociabilización, la innovación y la conciliación. Y todos estos aspectos tienen mucho que ver con la certificación.
Las 10 categorías que evalúa la Certificación WELL Building Standard
* Aire: los edificios que cuentan con este sello buscan implementar estrategias de diseño holísticas para promover aire limpio y minimizar la exposición humana a contaminantes dañinos, con el fin de maximizar los beneficios para la productividad, el bienestar y la salud.
* Agua: los usuarios del edificio deben disponer de agua y saneamiento de calidad. Además, este criterio también incluye la reducción de los riesgos para la salud debido al agua contaminada y la humedad excesiva dentro de los edificios.
* Nutrición: la gestión y los servicios del edifico también son un punto clave. En este sentido, es un requerimiento respaldar patrones de alimentación saludables y sostenibles al aumentar el acceso a frutas y verduras, limitar la disponibilidad de alimentos altamente procesados y diseñar entornos que impulsen a las personas a elegir opciones más saludables.
* Luz: tiene como objetivo proporcionar un entorno de iluminación que reduzca la interrupción de la fase circadiana, mejore la calidad del sueño e impacte positivamente en el estado de ánimo y la productividad.
* Movimiento: es esencia que el diseño promueva la actividad física y la vida activa y desalentar el sedentarismo, creando y potenciando oportunidades a través de los espacios donde pasamos gran tiempo de nuestra vida.
* Confort térmico: debe adoptar un enfoque holístico del confort térmico y proporcionar un ambiente que respalde la salud, el bienestar y la productividad de las personas al mismo tiempo que se fomenta la eficiencia energética.
* Acústica: tiene como objetivo proporcionar un enfoque integral y holístico para abordar las preocupaciones de la comodidad acústica a través de consideraciones de diseño basadas en la investigación que los edificios pueden acomodar con el fin de mejorar la salud y el bienestar de los ocupantes.
* Materiales: es indispensable reducir la exposición humana, ya sea directa o a través de la contaminación ambiental, a sustancias químicas que pueden afectar la salud durante la construcción, reforma o limpieza de edificios.
* Mente: la gestión del edificio debe promover estrategias de diseño, políticas y programas que apoyan la salud mental y emocional a través de una variedad de esfuerzos de prevención y tratamiento.
* Comunidad: por último, es necesario que se aborde la diversidad e inclusión social y tener en cuenta un diseño permita a todas las personas acceder, participar y prosperar dentro del edificio. un espacio puede sentar las bases para comunidades verdaderamente equitativas, diversas y saludables.
Para lograr la certificación WELL, el proyecto debe cumplir una serie de precondiciones. Los puntos se acumulan según se haya optimizado el diseño, la construcción y la operación los edificios. Conforme a los resultados de la evaluación, se contemplan tres niveles:
Beneficios de diseñar edificios por y para las personas
La certificación WELL Building Standard está fomentando la salud y el bienestar en los lugares de trabajo de todo el mundo. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en interiores y la calidad de nuestros edificios puede afectar nuestra productividad y la forma en que nos sentimos.
Las construcciones que cumplen con este sello garantizan que las personas que trabajan en ellas disfrutan de agua, saneamiento y aire de calidad, así como de espacios que fomentan hábitos saludables tanto para su mente como para su cuerpo.
“La calidad de nuestros edificios puede afectar nuestra productividad y la forma en que nos sentimos”
Se trata de un estándar que, además, conlleva beneficios para la empresa que apuesta por su diseño:
- Ayuda a atraer talento.
- Aumenta el compromiso y la satisfacción de los empleados.
- Reduce la rotación de plantilla.
- Aporta valor a la marca a través de la sostenibilidad y la innovación.
- Maximiza el rendimiento y los resultados.
- Promueve la salud y el bienestar al 100 % de los empleados.
- Fomenta una mayor productividad.
- Disminuye las ausencias.
Los espacios de trabajo han cambiado. Nos encontramos con una nueva realidad donde el presencialismo y los sitios estáticos están pasando a un segundo plano. Las nuevas oficinas corporativas apuestan por poner en el centro a sus trabajadores y crear espacios abiertos donde puedan trabajar, relacionarse y crear comunidad.
Maravilloso que una empresa se ocupe de esto, yo estoy acostumbrada a todo lo contrario.