Por el contrario, entre los factores que promueven la dignidad se incluyen la conexión, la incorporación y la valoración. Por lo tanto, sentirse conectado con el trabajo, ser parte integrante de la organización y sentirse valorado afectan positivamente a la dignidad.
“Sentirse conectado con el trabajo, ser parte integrante de la organización y sentirse valorado afectan positivamente a la dignidad”.
Cada uno de estos seis mecanismos fueron, además, examinados en cuatro distintos niveles de análisis (sociedad, organización, interpersonal e individual) de los cuales se resumen los tres primeros a continuación con algunos ejemplos prácticos:
* Sociedad: Este nivel de análisis incluye los factores que se dan más allá de la organización, asociados comúnmente a cambios políticos, culturales y sociales. La dignidad de un trabajador puede ser disminuida a nivel social, por ejemplo, cuando su país sufre una importante deslocalización o reubicación de empresas que previamente generaban empleo, cuando en su país existen desigualdades sociales por razón de género, raza o condición económica, o cuando se vive una fuerte irrupción de la automatización que modifica la estructura del mercado de trabajo. En cambio, la dignidad a nivel social se puede fortalecer cuando hay iniciativas políticas y sociales para redefinir el trabajo decente, a partir de distintas regulaciones, y mediante la protección de los derechos de los empleados .
* Organización: Este nivel de análisis examina la dignidad a nivel organizacional dentro de los límites de una organización sin considerar las relaciones interpersonales. En este sentido, la dignidad puede ser vulnerada cuando hay políticas o falta de políticas que excluyen algún grupo. En cambio, la dignidad a nivel organizativo se puede fortalecer cuando existe una participación auténtica de los empleados en la organización, cuando se dispone de códigos de conducta y éticos que son vividos por todos los empleados, y a partir de una cultura que genera un clima de apoyo y desarrollo personal.