¿Sabes esas mañanas en las que te levantas con el pie izquierdo? Sientes que nada bueno puede pasarte ese día, estás frustrado y del mal humor. En realidad, ese problema matutino es una profecía autocumplida: si creemos que el día se hará cuesta arriba, así será. Las emociones tienen mucho poder a la hora de definir nuestra vida y, por supuesto, también nuestro trabajo. Por eso, aunque no es una fórmula mágica, la regulación emocional es una aliada para enfocarnos en esos sentimientos que nos ayudan a todo salga mejor, incluso levantándonos con el pie izquierdo.
¿Qué voy a leer en este artículo?
¿Qué es la regulación emocional?
Las “Es fundamental aprender a reconocer y gestionar nuestras emociones para mantener un equilibrio emocional en el trabajo”.
Por eso, la regulación emocional es la capacidad para
manejar las emociones a nuestro favor. Abarca desde repensar una situación desafiante para reducir la ira o la ansiedad u ocultar signos visibles de tristeza o miedo, hasta enfocarse en razones para sentirse feliz o tranquilo. No significa suprimir o evitar las emociones. Si no, más bien, tratar de desarrollar las habilidades de regulación emocional para
influir en las emociones que sientes y en cómo las expresas.
La importancia de la regulación emocional en las organizaciones
Manejar el bienestar y el malestar emocional es, o debería ser, un aspecto importante de la cultura organizacional. Al fin y al cabo, estamos hablando de aspectos como sentirse satisfecho con la vida y nuestro desarrollo profesional y personal, si nos sentimos autorrealizados o si creemos que lo que hacemos tienen sentido para nosotros.