Aun y así, el sacrificio personal de este colectivo está muy presente con importantes implicaciones para otros oficios y situaciones cotidianas según el interesante estudio de la profesora Elisabeth Pask (2005), una tesis en donde detalla estas particularidades del concepto de sacrificio en la enfermería:
* Es un actuar guiado por la necesidad del otro. El filósofo Emmanuel Lévinas diría que es “un actuar guiado por el rostro del otro”. Tal y como indican en el artículo de Pask, los sanitarios señalan que, si pueden hacer alguna cosa mejor para el paciente, se sienten profesionalmente obligados a hacerlo. Su código ético, su ethos profesional, y las necesidades del otro guían su actuar. ¿Nos sentimos en otros contextos siempre profesionalmente obligados a hacer las cosas lo mejor que podemos?
* Un actuar sin reciprocidad. La lógica del colectivo de enfermería supera la lógica racional. Se actúa de la mejor manera para conseguir el bien del paciente sin esperar reciprocidad alguna. Los sanitaros no esperan que el paciente les devuelva su cuidado. Su mueven por lo que el sociólogo Richard Sennett llama la “artesanía social”, hacer las cosas bien hechas por el simple hecho de hacerlas bien hechas.
* Un éxito alejado del ego. En la enfermería se presta atención a lo que tiene valor por sí mismo. El cuidado del paciente es bueno por sí mismo. Es cuidando al paciente como la tarea llega a ser exitosa, un éxito alejado del ego, donde se camina hacia algo que es más importante que ellos mismos. En muchas profesiones, la lógica es a la inversa, donde a partir del camino se busca llegar al éxito propio.
* Una humildad y una visión relativamente modesta de su propia importancia. En general, los sanitarios participantes en el estudio de Pask muestran una visión relativamente modesta sobre su contribución:” Sólo he estado allí y he ofrecido mi apoyo”. La humildad, tal y como examina un artículo anterior, es un buen antecedente y precursor del aprendizaje, y una clara ventaja competitiva.
* Una disposición a responder. Es delante de situaciones cotidianas, y precisamente gracias a ellas, que podemos actuar. La situación es el espacio donde crear, contribuir. El cara-a-cara como oportunidad. El sanitario solo ante el paciente. Nosotros solos ante un compañero, un proveedor, una madre, un joven sentado al lado en el metro. La cotidianidad, a través del otro, los otros, nos invita siempre a actuar. Recibimos invitaciones diarias. Los sanitarios en la enfermería responden dejando atrás su ego y centrándose en el otro. ¿Es posible siempre y en todas las organizaciones?
Por una cultura organizacional que valore la cultura del cuidado
Se escucha a menudo a grandes directivos ante este tipo de reflexiones diciendo que sus empresas no son ONGs. Es cierto. Sin embargo, esto no es incompatible buscar el beneficio con permitir, fomentar y estimular una cultural de cuidado, superando el propio beneficio personal.
“No es incompatible buscar el beneficio con permitir, fomentar y estimular una cultura de cuidado, superando el propio beneficio personal”
Las organizaciones son importantes actores sociales, y ello implica responsabilidad. ¿Cómo usar tal responsabilidad? El propio estudio de Pask nos sugiere:
- Fomentar una cultura de aprendizaje donde el personal se siente valorado, empoderado y alentado a desarrollar su propio potencial de liderazgo, sabiendo dónde y cómo mejor actuar.
- Evitar ofrecer soluciones preparadas. No hay fórmula mágica. La guía parece ser trabajar para reconocer la importancia y presencia de las necesidades del otro, de los otros, sea un compañero, paciente o grupo de interés.
- Abrir espacios para una comunicación honesta. Los sanitarios del estudio de Pask, en algunas situaciones han visto cómo médicos cometían errores delante de sus pacientes, por ejemplo, recetando un medicamente erróneo. ¿Deben corregir al médico? ¿Sienten la legitimidad para corregir al médico, y así no perjudicar al paciente? ¿Sucede lo mismo en nuestras organizaciones? ¿Hay espacio para una comunicación honesta más allá de las jerarquías?
Los estudios revisados en este artículo nos revelan que los sacrificios laborales y familiares, generadores de una manera distinta de ver la realidad (self-sacrificial leadership), pueden ser un nuevo paradigma para las organizaciones del s. XXI, donde la mirada no es uno mismo, sino el otro. Es una buena manera de crecer.