¿El líder nace o se hace? Nosotros lo tenemos claro: se desarrolla. Un buen líder es una persona dispuesta a aprender y crecer constantemente. Las habilidades de liderazgo se van transformando a medida que evoluciona la mentalidad y muchos aspectos culturales de toda una sociedad. Y en este sentido, las nuevas generaciones buscan figuras que les inspiren a ser mejores y que les apoyen en su propio desarrollo personal y, sobre todo, profesional.
¿Crees que cumples con los requisitos para ser el líder que reclaman los equipos de hoy? Averigua la respuesta respondiendo a estas preguntas.
¿Cómo saber si eres un buen líder? Empieza por responder las siguientes preguntas:
- ¿Eres un ejemplo para el resto?
- ¿Impulsas el desarrollo profesional de tu equipo?
- ¿Eres el capitán de un equipo o de un barco pirata?
- ¿Solucionas los problemas o los generas?
- ¿Te has convertido en el líder que querías ser hace cinco años?
- ¿Estás en el camino para ser el líder que pretendes ser?
Cómo saber si eres un buen líder evaluando tu papel en el equipo
Como hemos visto en artículos anteriores, sabemos que existen varios tipos de liderazgo, sin embargo, una cualidad que todos deben compartir es la coherencia. Establecer unos límites, agradecer ciertos comportamientos, alentar al equipo a dar lo mejor de sí de acuerdo con lo que se espera de ellos y tratar a todos del mismo modo frente a las mismas situaciones: ser coherente.
El favoritismo es un problema cuando hablamos de liderazgo, puesto que el equipo espera que sea el líder quien implemente y defienda los valores que regirán a todos por igual, incluyéndose a sí mismo. Es un requisito indispensable para obtener la confianza del equipo.
Eso nos lleva al segundo punto: la honestidad. Hay que mantener la palabra, no hacer promesas vacías o imposibles de cumplir; y tampoco tratar de maquillar aquello con lo que no se comulga. El buen líder hace lo que dice que va a hacer y admite cuándo se ha equivocado. Los equipos se comprometen más si perciben que sus superiores son honestos y tienen integridad.
Pregunta: ¿De qué forma crees que influyes en tu equipo?
- A: Trato de ser lo más abierto y transparente posible para que me perciban como una figura de confianza.
- B: Intento interferir lo mínimo posible en cómo se sienten en el trabajo o respecto a mí como líder.
Clave: Para ser un ejemplo para el resto, lo principal es ser auténtico. Las investigaciones demuestran que, si un líder se muestra tal y como es con su equipo, y mantiene una imagen cogerente y honesta, se consiguen grandes resultados.
“Si un líder se muestra tal y como es con su equipo, y mantiene una imagen coherente y honesta, se consiguen grandes resultados”
¿Impulsas el desarrollo profesional de tu equipo?
La capacidad de motivar a los empleados es un ingrediente indispensable a la hora de mantener el compromiso con la empresa y garantizar la retención de talento. Si no lo hacemos, se desmotivan. Y la desmotivación lleva a las personas a buscar otras metas, en otros lugares, con otros líderes con los que trabajar.
Además, según estudios de la Universidad de Warwick y del Wall Street Journal junto al Opener Institute for People, cuando un profesional está motivado y satisfecho con su puesto de trabajo es un 12% más productivo y un 31% más eficiente.
Por eso, reconocer el trabajo bien hecho es un punto muy importante. Felicitar a alguien por un buen desempeño mejora su autoestima y anima a sus compañeros a confiar en él a la hora de trabajar juntos.
Pregunta: ¿Sueles elogiar el trabajo bien hecho de tu equipo?
- A: Sí, por supuesto. Solo me dirijo a mi equipo para comentar los buenos resultados que obtienen.
- B: No, tengo miedo de que se relajen.
Clave: En este caso, ¡ninguna es correcta! Si bien es necesario que un líder celebre los resultados o las actitudes positivas para mantener motivado a su equipo, también debe atreverse a verbalizar y discernir con la persona afectada sobre los errores que se comenten. Omitir lo malo perjudica al desarrollo profesional de cualquiera porque no cambiamos nuestra forma de hacer las cosas. La conclusión es que hay que elogiar en público y corregir en privado.
¿Eres el capitán de un equipo o de un barco pirata?
Lo hemos visto en docenas de películas deportivas: el éxito de un equipo radica en su compenetración. ¿Y quién consigue que un grupo de personas individuales funcione como un grupo único que luche por conseguir una meta común? El líder, el capitán. Esa es la pieza clave, quien pronuncia el discurso motivador, quien les alienta a superarse y a permanecer unidos remando en una misma dirección.
En las empresas funciona igual. Establecer relaciones que den lugar a un equipo comprometido y cohesionado es responsabilidad del líder. Las buenas relaciones laborales aumentan el compromiso de los empleados y, según Gallup, las compañías con un alto nivel de compromiso en su plantilla reducen en un 37 % el absentismo y aumentan un 21 % en la productividad.
“Las compañías con un alto nivel de compromiso en su plantilla reducen en un 37 % el absentismo y aumentan un 21 % en la productividad”
Pero por muy buen ambiente que se respire en una oficina o por muy buenas relaciones que haya entre compañeros, los conflictos siempre pueden surgir. Y pueden darse entre compañeros, con proveedores o con clientes. Sea como sea, responder a la cuestión de cómo saber si soy un buen líder implica ser capaz de identificar y de resolver, o al menos mitigar, el problema antes de que tenga consecuencias graves. A nadie le interesa un motín porque no somos capitanes de un barco pirata.
La gestión de conflictos es sin duda una de las competencias de liderazgo más importantes. Y aquí entra en juego la capacidad de empatizar con los demás y de hacer que unos y otros se entiendan. Por eso habilidades como la negociación son muy valoradas cuando se habla de liderazgo. Las buenas negociaciones ayudarán a encontrar la mejor solución a largo plazo al aprovechar al máximo dos posturas enfrentadas.
En este sentido, otro requisito esencial será ser un buen comunicador. Transmitir información de forma eficaz -saber qué decir y cómo decirlo- conduce a menos conflictos, mejores resultados de negociación y fomenta la construcción de relaciones sólidas dentro de la organización.
Pregunta: ¿Eres la persona a quien acuden tus empleados cuando tienen un problema?
- A: Solo cuando me atañe directamente a mí, no quiero meterme donde no me llaman.
- B: Por supuesto. Saben que pueden contar conmigo para escuchar, entender y tratar de ayudarles a resolver el problema en cuestión
Clave: No hay duda. La respuesta correcta es la B. La recomendación para ser un buen líder es generar confianza entre los miembros del equipo. Incluso cuando una negociación no resulta ser aceptable para una de las partes, si las partes involucradas confían en el negociador, será más fácil para ellas aceptar el resultado, ya sea a su favor o no.
Cómo saber si soy un buen líder a la hora de gestionar problemas
Un líder toma decisiones todo el tiempo. Para ser un líder eficaz, deben ser sensatas, racionales y sólidas. Tomar una decisión impopular pero necesaria es probablemente una de las tareas más difíciles como manager..
Por eso, habilidades como el pensamiento crítico serán indispensables para liderar con éxito una organización. Los pensadores críticos tratan de elegir de forma inteligente y son altamente analíticos. Antes de tomar una decisión, investigan, examinan con toda la objetividad posible y tienen en cuenta los diferentes resultados. No hay espacio para la improvisación o el azar.
Pregunta: ¿Cómo gestionas los problemas?
- A: Sigo un proceso de análisis para saber cuál puede ser la mejor solución y evalúo después los resultados.
- B: Trato de tomar una decisión lo más rápida y eficientemente posible para evitar que el problema vaya a peor.
Clave: John C. Maxwell puede ayudarnos mucho a cómo saber si soy buen líder. En su libro Desarrolle el líder que está en usted (1996) establece el proceso a seguir para resolver los problemas. Los pasos son los siguientes: identificar el problema, establecer prioridades (ir paso a paso), definir el problema, escoger a las personas que van a ayudar en el proceso, hacer una lista de todas las causas posibles y con todas las soluciones posibles, implementar la mejor solución y evaluarla, y establecer los principios o políticas para impedir que los problemas vuelvan a surgir.
¿Te has convertido en el líder que querías ser hace cinco años?
Llega el momento de la autoevaluación. Todos tenemos más o menos en mente las cualidades que nos gustaría que tuviese un gran líder.
Muchas de ellas las hemos mencionado anteriormente, pero aún nos quedan otras realmente importantes por analizar.
Hablemos, por ejemplo, de la gestión del tiempo. Antes de alcanzar puestos de mayor responsabilidad, todos pensamos que no cometeremos los errores en los que caen nuestros superiores. Uno de ellos está relacionado con el tiempo y el equilibrio de la vida personal y profesional. Y es que, a veces, cuando las obligaciones crecen, el work-life balance se complica.
Un líder sin las habilidades adecuadas para administrar el tiempo puede verse abrumado fácilmente y, finalmente, agotarse. Aprender a organizar y priorizar tareas es indispensable. Y no solo con las suyas propias, también con las tareas de su equipo para que sea lo más eficiente posible.
Aquí es donde entra también en juego saber delegar. Y no, no significa descargar el trabajo para que quitarse estrés. La delegación efectiva hace referencia a desarrollar las habilidades de aquellas personas que tienen el potencial de convertirse en futuros líderes.
Pregunta: ¿Puedes con todas las responsabilidades que implica ser un líder?
- A: No, poder hacerse cargo de todas las obligaciones de este tipo de puestos es una utopía. Hay que ser realista y gestionar solo lo que uno puede.
- B: Sí, cuento con un gran equipo en el que apoyarme y que me ayuda averiguar cómo ser un buen líder.
Clave: Y de nuevo, la opción correcta es la B. Ser líder en un equipo no se trata de concentrar el poder, se trata de saber ceder el poder. Los líderes de equipo son responsables de asignar tareas al equipo. Se pueden lograr mejores resultados si los miembros de un grupo de trabajo funcionan como engranajes de una misma máquina. Entre todos pueden alcanzar los objetivos individuales y colectivos.
“Ser líder en un equipo no se trata de concentrar el poder, se trata de saber ceder el poder”
¿Estás en el camino para ser el líder que pretendes ser?
Un buen líder trata de conocerse a sí mismo, busca determinar cuál es su potencial y reconoce qué puntos necesita desarrollar más. Por eso, dos de los grandes obstáculos que una persona puede encontrarse en esto de dirigir son la complacencia o la arrogancia. Un líder debe aceptar que hay cosas que aún tiene que aprender. Y forma parte de su trabajo desarrollar aún más sus habilidades de liderazgo tanto para su propio beneficio, como para el de su equipo y su organización.
La innovación y la creatividad son la mejor guía para crecer. Para ello, será un acierto buscar tiempo en la agenda para sentarse y pensar sin interrupciones. Esto ayudara a organizar los pensamientos y establecer nuevas metas: “¿A dónde quiero llegar? ¿En quién me quiero convertir?”
Al igual que los líderes ayudan a su equipo a desarrollarse, el equipo también ayuda al líder a crecer. Por eso, otra de las claves de un buen manager es escuchar cada una de las ideas de sus compañeros, tratar de identificar cuáles tienen potencial y trabajar juntos por sacarlas adelante.
Pregunta: ¿Estás en el camino para ser el líder que pretendes ser?
La respuesta a esta pregunta podrás averiguarla con el tiempo. Por lo pronto, recuerda que para responder a cómo saber si soy un buen líder, la capacidad de aprendizaje es el punto de partida que nos ayuda a prepararnos para los retos del futuro.
Fuentes:
https://www.imd.org/imd-reflections/reflection-page/leadership-skills/
https://hbr.org/2021/06/build-your-reputation-as-a-trustworthy-leader?language=es
https://people.acciona.com/es/desarrollo-profesional/como-ser-buen-lider/
Me parece excelente la definición de líder, y me queda claro que para llegar a ser un buen líder se necesita estar consciente que se tiene que trabajar en equipo y aprender de cada uno de los integrantes.