Si las diferencias salariales entre hombres y mujeres son preocupantes, las diferencias en las pensiones entre mujeres y hombres lo deberían ser aún más. Mientras que las diferencias salariales se sitúan alrededor de un 16% de media en la Unión Europea según datos de la Comisión Europea (2019), las diferencias en las pensiones se amplían hasta un 35%, encontrándose la diferencia más baja en Estonia (3.1%) y la más alta en Malta (44%). En el caso español, las diferencias entre las pensiones de las mujeres y los hombres son de un 32.1%. Es lo que se conoce como pension gender gap, o brecha de género en las pensiones, y ha recibido mucha menos atención académica, mediática, política y ciudadana de la que merece.

Ante esta situación de desigualdad financiera en los años de jubilación, junto con una esperanza de vida mayor por parte de las mujeres, es normal que 9 de cada 10 mujeres de entre 56 a 65 años se muestren muy preocupadas por el futuro de las pensiones, según indica una encuesta del BBVA sobre pensiones y hábitos de ahorro en 2017. Esta desigualdad aumenta las probabilidades de vulnerabilidad, y de caer en riesgos de pobreza durante la vejez. Es lo que se conoce como la feminización de la vejez (Chinchilla, Jiménez, & Grau, 2014). Para que tengamos una idea de la diferencia entre la pensión media de una mujer y la de un hombre, en febrero de 2021, la pensión media de la mujer era de 826 euros, mientras que la de los hombres ascendía a 1250 euros. Se trata de una brecha de género más que notable, que se origina en factores que vienen de muy atrás.

 

Las pensiones de mujeres, efecto de factores a largo plazo

Estas diferencias tan significativas en las pensiones en función del género se explican por dos grandes motivos: diferencias en el mercado laboral, y el propio diseño de cálculo de las pensiones. Empecemos por las diferencias en el mercado laboral. Como hemos explicado en otros artículos, en muchos sectores la paridad sigue siendo una asignatura pendiente. Existen al menos tres diferencias en el mercado laboral que impactan negativamente en la futura pensión de la mujer. Estas tres diferencias son:

  • Menor participación de las mujeres en el mercado laboral, entendido participación como la tasa de actividad (personas que trabajan o buscan trabajo activamente).
  • Menor tiempo de dedicación por parte de las mujeres a un trabajo remunerado, provocado por dos factores:
    • Menos horas trabajadas, ya que el porcentaje de trabajo a tiempo parcial (voluntario e involuntario) es mayor en las mujeres que en los hombres.
    • Menos años trabajados, ya que las mujeres interrumpen su trayectoria profesional más a menudo que los hombres para cuidar de otros miembros de la familia. Solo como ejemplo, de los 17 millones de españoles entre 18 y 64 años que tenía un hijo menor de 15 años, el 28.13% interrumpió en algún momento su trayectoria profesional para cuidar. Un 87.1% eran mujeres (Domínguez Fabián, Devesa Carpio, Encinas Goenechea, & Meneu Gaya, 2021).
  • Menores ingresos que los hombres, que es el ya conocido gender pay gap.

Sin embargo, no sólo esta triple diferencia en el mercado laboral (menos participación, menos tiempo, menos salario) tienen un impacto negativo en la futura pensión, sino que también es provocado por el propio diseño de cálculo de las pensiones. Entre distintos factores se argumenta la falta de compensación por las pausas derivadas del cuidado, los límites de la pensión no contributiva, los requisitos para la pensión contributiva, la no inclusión del trabajo informal, y las diferencias de edad de acceso a la jubilación en algunos países, entre otros factores. Además de estos factores estrictamente relacionados con el mercado laboral, las mujeres también se enfrentan al sesgo de género en otros aspectos del trabajo diario, como la toma de decisiones.

 

Cómo combatir las diferencias de pensión entre mujeres y hombres

Es por ello por lo que distintos trabajos proponen distintas iniciativas para fomentar una pensión digna que garantice la calidad de vida de sus pensionistas, y que evite, diferencias dramáticas entre hombres y mujeres en la jubilación. Entre otras iniciativas destacamos:

  • Informar de la situación real de la futura pensión. La mayoría de las personas desconocen cuál va a ser su futura pensión. Conocerlo de primero mano permitiría al ciudadano plantear diferentes opciones en un futuro (Chinchilla et al., 2014).

 

  • Mejorar la penalización por interrupciones en las trayectorias laborales. El interrumpir la carrera profesional por el cuidado familiar o por otras razones no solo tiene una penalización en el propio mercado laboral, sino también en el futuro cálculo de la pensión. Sería interesante considerar alternativas que rebajaran o disminuyeran las penalizaciones derivadas de interrupciones en el mercado por el cuidado (Chinchilla et al., 2014; Solís-Prierto, 2019).

 

  • Garantizar una protección mínima a todos los pensionistas, que faciliten una calidad de vida aceptable. En España, la cuantía de la pensión no contributiva se fijó en 2021 en un mínimo de 100,70€ a 402,80€ mensuales. ¿Puede vivir dignamente una mujer que no haya cotizado los años suficientes para tener acceso a una pensión contributiva? (Arza, 2015)

 

  • Reajustar las pensiones para aquellas personas que vivan más años, y así evitar una potencial pérdida del poder adquisitivo, que afecta la calidad de vida en la vejez (Arza, 2015).

La calidad de vida en la vejez es un aspecto de crucial relevancia, y uno de los factores determinantes es la pensión, ya que es la fuente principal de ingresos que gozan la mayoría de los pensionistas. Tal y como hemos visto, existen importantes diferencias entre las pensiones entre hombres y mujeres que pueden afectar de un modo considerable la calidad de vida de éstos. Es necesario seguir poniendo el foco de luz para asegurar una calidad de vida digna a todas las personas, y a la vez, pensar alternativas que eviten diferencias asombras entre hombres y mujeres.

 

Referencias

Arza, C. (2015). The gender dimensions of pension systems: policies and constraints for the protection of older women. United Nations.

Chinchilla, N., Jiménez, E., & Grau, M. (2014). Impacto de las pensiones en la mujer. Jubilación y calidad de vida en España. IESE Business School.

Domínguez Fabián, I., Devesa Carpio, E., Encinas Goenechea, B., & Meneu Gaya, R. (2021). The minimum pension and its effect on the gender gap in retirement pensions in Spain. Journal of Gender Studies, 1–15. https://doi.org/10.1080/09589236.2021.1899905

Solís-Prierto, C. (2019). Medidas paliativas frente a la brecha de género en materia de pensiones en España: crónica de su insuficiencia. Noticias CIELO, 4(3).