“Mike, creo que están construyendo un nuevo parque eólico aquí en Dakota del Norte. ¿Por qué no te pasas para preguntar?” fueron, más o menos, las palabras del suegro de Michael Henning. Y cuando empleó el término “nuevo” era algo literal: allá por 2007 se trataba de uno de los primeros parques eólicos en EE. UU. La compañía detrás de ese proyecto pionero era ACCIONA. ¿Era esa la oportunidad definitiva para mudarse al estado de la familia de su mujer?

Nuestras responsabilidades laborales suelen ocupar un tercio de nuestra vida diaria. Y muchas veces vertebran también dónde y cómo vivimos. En el caso de Mike Henning, aquel nuevo paso en su vida profesional era una extensión de su vida personal y familiar. Hacía tiempo que le rondaba la idea de mudarse a esa zona y cambiar su rumbo profesional, que en ese momento se desarrollaba en la Fuerza Aérea estadounidense, trabajando en el mantenimiento de equipos de climatización en distintas bases militares del país.

Y explica: “Ambos teníamos carreras bastante consolidadas allí y lo que hicimos, fundamentalmente, fue dejarlas atrás para aprovechar esa oportunidad. Así que me tomé las oportunidades que me ofrecía ACCIONA Energía como un cambio radical en mi vida. Renuncié a todo para mudarme a otro rincón del país”.

Una carrera temprana en la Fuerza Aérea

Mike habla de forma pausada y sencilla, escogiendo con atención sus palabras y yendo al grano. A lo largo de la entrevista queda claro que es un hombre de familia y que sus decisiones vitales han venido marcadas por el bienestar de los suyos además de su propio progreso profesional. Criado en el estado de Illinois, empezó a trabajar pronto y, ahora que mira atrás, transmite su satisfacción por la evolución de su carrera, que ha estado estrechamente ligada a ACCIONA Energía y al desarrollo de la energía eólica en EE. UU.

“No soy un gran estudiante. Ahora mismo investigo muchas cosas [en ACCIONA Energía], pero supongo que el mundo académico no es lo mío”, cuenta al hablar de su formación. Y esa fue una de las razones para escoger la Fuerza Aérea de EE. UU. como punto de partida laboral, a los 18 años. “Cuando te alistas, te dan la posibilidad de elegir una carrera profesional […]. Tras pasar la formación básica, ingresas en una escuela técnica y te orientan en ella”. En su caso, tal como se ha apuntado, se formó en el mantenimiento de sistemas de climatización.

A la hora de escoger su camino, no tardó en aprender una valiosa lección. “Pronto me enteré de que la mejor opción era trabajar en reparación y mantenimiento en lugar de hacerlo como instalador, ya que en la segunda opción se usa la espalda y en la primera utilizas la cabeza”, dice sonriendo. Y añade: “Así que siempre he estudiado para ser el mejor reparador”.

 

“Siempre he estudiado para ser el mejor reparador”

 

Tras completar el servicio militar activo, siguió trabajando como contratista externo para la Fuerza Aérea. “Ejercí de contratista civil para el gobierno, trabajando en las instalaciones médicas de la misma base donde había estado trabajando anteriormente”. Además de acumular experiencia laboral, la Fuerza Área le brindó la posibilidad de conocer a su esposa.

 

Un parque eólico en las colinas

Mike y su pareja siguieron con sus respectivas carreras y pronto llegó su primer hijo. Y con él un cambio de ciclo. “Mi mujer procede de esta misma zona; se crio aquí, a unos quince kilómetros de este parque eólico. Así que estábamos de vacaciones y acabábamos de tener nuestro primer hijo, y pensamos que sería conveniente mudarnos más cerca de su familia en un momento dado”. Y entonces llegó esa sugerencia de su suegro que cambiaría su vida: “Están construyendo un parque eólico en las colinas…”.

En principio, le señalamos, se diría que la energía eólica y los equipos de climatización militares habitaban mundos muy distintos. Sin embargo, había una conexión muy clara: “Los sistemas de control de aire acondicionado y calefacción se basan en los mismos principios que todos los sistemas de control y comunicación de las turbinas eólicas. Entender su funcionamiento es algo muy parecido. Una vez que entiendes esos principios básicos, todo resulta bastante sencillo, explica. Así que decidió dar el salto: “Vine hasta aquí, charlé un poco con ellos y presenté mi candidatura”.

 

“Decidí que iba a sacarle el máximo partido a todas las oportunidades que se me presentaran”.

Como suele suceder en las decisiones cruciales, no todo fue tan sencillo como pasar con éxito la entrevista. Ahora había que navegar un mar de dudas. ¿Debía abandonar su puesto de trabajo? ¿Tenía sentido mudarse con toda su familia? “Así que tuve que tomar la decisión de mudarme a otra parte del país. Creo que intentar dar ese paso fue la mejor decisión en lo que respecta a mi familia”. Y, una vez que lo hizo, sí que tuvo una cosa clara: “Pensé que, si iba a renunciar a lo que tenía, debía aprovecharlo al máximo. Le sacaría partido a todas las oportunidades que se me presentaran. Así que puse todo mi empeño en asegurarme de que entendía todo lo necesario y las razones por las que operamos de la forma en que lo hacemos”.

 

Empezar desde el principio de todo

El Parque Eólico Tatanka es capaz de suministrar energía a 60 000 hogares, lo que lo convertía en el mayor de ACCIONA Energía en EE. UU. por aquel entonces. Al estar ubicado en una zona aislada de Dakota del Norte y expuesto a duros inviernos, su construcción y mantenimiento presentaban numerosos retos. La apuesta de Mike tampoco estaba exenta de riesgos: se trataba de una compañía nueva en el país, un sector energético incipiente y una mudanza a un nuevo hogar en un lugar distante. Pero la decisión estaba tomada: “Fui uno de los primeros diez técnicos que contrataron en ACCIONA Energía en Norte América […]. Estaban, literalmente, sentando los cimientos. Ni siquiera habían instalado las turbinas, así que empecé desde el principio de todo”.

 

Fui uno de los primeros diez técnicos que contrataron en ACCIONA Energía en Norte América.

 

Antes de empezar a trabajar, sin embargo, el equipo acometió un viaje transatlántico para entender mejor aquella tecnología pionera: “Nos enviaron a España, así que fuimos para conocer de primera mano alguno de los puestos de mantenimiento”. Concretamente, visitarían parques eólicos de Navarra y Tarragona para familiarizarse con los procedimientos. A la vuelta, asistió a la construcción del parque de Tatanka: “Vimos cómo se construía la subestación y el edificio de mantenimiento, lo que a la postre nos resultó beneficioso”. El destino de ese colosal parque con ciento veinte aerogeneradores y la vida de un padre de familia habían quedado entrelazados.

16 años de crecimiento y aprendizaje

Mike y Tatanka llevan juntos más de dieciséis años, desde aquel agosto de 2007 cuando plantó su rúbrica al pie del contrato de trabajo. Su primer puesto fue como técnico del parque, donde conoció de primera mano el funcionamiento de las turbinas durante seis años. Transcurrida esa etapa, llegó una nueva oportunidad: “Entonces surgió la posibilidad de ocupar un puesto de responsabilidad. Así que me postulé para técnico jefe y desempeñé ese cargo durante ocho años, hasta 2021”. Su papel cambiaría sustancialmente: “Eso me llevó a evolucionar desde el trabajo directo en las turbinas a implicarme en la planificación de las operaciones y el mantenimiento, y a asegurarme de que todo va sobre ruedas y cumplimos nuestros objetivos”.

 

“Mi objetivo es, por encima de todo, la seguridad del equipo de técnicos que tengo sobre el terreno”.

 

Por fin, en 2021 alcanzó su actual puesto como gerente del parque. Después de todo ese tiempo, habla de Tatanka como si fuera un ser vivo a su cargo. Y como si cada turbina y cada empleado fuera un miembro de ese cuerpo. Al fin y al cabo, él lo vio nacer y conoce sus entrañas tras años inspeccionándolas como técnico. “En mi puesto actual mi objetivo es asegurarme de que las turbinas se mantengan operativos y disponibles, pero por encima de todo está la seguridad del equipo de técnicos que tengo sobre el terreno”.

 

Una dura (y valiosa) lección

En todo viaje del héroe hay reveses a lo largo del camino que forjan el carácter. Y la historia de Mike –ese tránsito de técnico a gerente del parque– no está exenta de ellos. Así, cuando llevaba cuatro años como técnico se presentó la oportunidad de una promoción: “Hubo una oferta para un puesto de responsabilidad y me presenté, ya que los gestores me dijeron que entrevistarían a todo el que quisiera participar en el proceso de selección”.

Al final del proceso no consiguió el puesto, pero la experiencia fue un gran acicate para la mejora: “Es probable que eso prendiera un fuego dentro de mí para querer ser mejor que todos los demás […]. Uno debe tener algo que le impulse, algo que alimente esa llama. Y a veces el fuego empieza a arder cuando no cuentan contigo para una oportunidad”. Y concluye: “Creo que probablemente ese es mi motor, es decir, que una oportunidad para la que creía estar preparado pasara de largo, aunque visto en retrospectiva no estaba preparado en ese momento. Sin embargo, eso ayudó a concienciarme de que necesitaba trabajar con más ahínco”.

 

“No creo que hubiese llegado a ser jefe o gerente de este parque eólico si no hubiese empezado desde abajo”.

Esa paciencia y tenacidad dieron sus frutos y una perspectiva madurada con el tiempo: “No tengo muy claro que hubiese llegado a ser jefe o gerente de este parque eólico si no hubiese empezado desde abajo […]. A veces debes empezar desde ahí y trabajar para ir ascendiendo, y eso no pasa el primer año; eso lleva su tiempo”.

Junto con el reto del crecimiento personal, está el del parque. Y aquí Mike explica que la producción de energía de Tatanka no solo depende de la capacidad de las turbinas, sino también de muchos otros factores como la capacidad de transmisión de las líneas, los PPC (contratos de compra de energía) y la demanda de energía. “Sé de lo que es capaz mi parque eólico y me gustaría alcanzar su máximo rendimiento, concluye.

 

“Sé de lo que es capaz mi parque eólico y me gustaría alcanzar su máximo rendimiento”

 

La curiosidad es la madre del crecimiento profesional

Volviendo a su trabajo cotidiano, Mike repite en varias ocasiones la importancia crucial de la seguridad: “Considero que, si logro dar [a mis trabajadores] todas las herramientas y el conocimiento que necesitan, podrán volver a casa sin percances. La mayor contribución que puedo hacer es garantizar que todo el mundo vuelva a casa con sus familias y ese es, fundamentalmente, mi objetivo aquí”.

 

“Aquí todo el mundo contribuye con algo distinto y ha visto cosas diferentes a lo largo de su vida que pueden aportar valor al equipo”.

 

Pero ¿quiénes son los miembros de esa plantilla? ¿Cómo han llegado allí? ¿De qué manera pueden crecer? “No tenemos tan solo técnicos de turbina. Puede haber de todo, desde un mecánico diésel a un mecánico industrial. Así que todo el mundo contribuye con algo distinto y ha visto cosas diferentes a lo largo de su vida que pueden aportar valor al equipo”.

Muchas veces esos candidatos provienen de trasfondos distintos, tal como le sucedió a él tantos años atrás. “Recuerdo un tipo que era un buen mecánico y presentó su candidatura, pero no logró entrar. Así que continuó con su trabajo como mecánico durante un par de años más, pero seguía fascinándole la forma en que se producía la energía eólica, así que se presentó de nuevo y entonces ya lo seleccionamos”. Y aquí llega la formación: “Aceptamos a todo el que muestre interés, que quiera un puesto de trabajo y estar aquí con nosotros. Porque, fundamentalmente, hemos dicho que los formaremos para que hagan lo que necesitamos que hagan. Si careces de formación, no hace falta desaprender los malos hábitos”.

 

“Quienes tienen una sed de conocimiento están destinados a ser los miembros del equipo que demuestren un mayor rendimiento”.

 

En resumen, a veces la curiosidad y las ganas pesan más que el currículo: “Creo que las formaciones bastan para despertar su curiosidad, para que empiecen a plantear preguntas. Si tienen un interés genuino, harán preguntas, preguntarán constantemente el cuándo y el por qué. Puedes ver su sed de conocimiento. Y esos están claramente destinados a ser los miembros del equipo que demuestren un mayor rendimiento”.

Mike tiene claro el secreto para crecer en una empresa como ACCIONA Energía: “Si pones todo tu empeño y toda tu alma en algo, acabarás disfrutando de la recompensa en un futuro. Puede que no la veas en un primer momento o que no te parezca viable. Sin embargo, tal como se suele decir, todo lo bueno se hace esperar, ¿no es así?”.

 

Relajación y descanso en familia

El protagonista de esta entrevista ha vivido la evolución de Tatanka muy de cerca y hoy también supervisa de vez en cuando otro parque más en Dakota del Norte. Confiesa que muchas veces le ha costado desconectar de un trabajo que vive con pasión e intensidad. Por suerte, ha aprendido a cuidar de sí mismo y disfrutar del tiempo con su familia: “Cuando llega el fin del invierno en esta zona, mi familia y yo disfrutamos de hacer acampadas. Buscamos distintas áreas que explorar, lugares donde hacer caminatas, pescar y cosas por el estilo”.

Además, se reservan un viaje al año con sus dos hijos: “Siempre procuramos hacer al menos un gran viaje al año en el que viajamos a otra zona de EE. UU. para que nuestros hijos puedan culturizarse y ver cosas distintas. Hemos ido a muchos sitios, desde Nashville hasta el parque de Yellowstone, con viajes por carretera más largos para ver los distintos paisajes del país y disfrutar de su belleza”.

 

La vida son las decisiones que tomamos

¿Mereció la pena, al final, su apuesta? Mike responde con rotundidad: “Fundamentalmente, me jugué todo al tomar esta decisión y dar el paso. Y ACCIONA Energía me ha recompensado con oportunidades para avanzar y experimentar un crecimiento interior. Muchos de mis desafíos iniciales giraban en torno a la comunicación, a la forma de comunicarme. Así que he aprendido a procesar eso y a comunicarme con los demás, y ese tipo de cosas”. Y concluye: “De modo que sí, no creo que hubiese tomado una decisión distinta. Mudarme aquí con mi familia ha sido la mejor decisión que podía haber tomado”.

 

 

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