3) Responsabilidad colectiva: tanto en los éxitos como en los fracasos, evitando las culpas individuales y favoreciendo la cohesión del grupo.
4) Cuidado: mostrando un interés genuino por el bienestar de cada persona del colectivo.
5) Orgullo: de pertenencia al grupo y por el buen trabajo realizado para mantener altos los niveles de esfuerzo y calidad.
Los éxitos se fraguan en la dificultad
La resiliencia y el sacrificio para superar las dificultades son otras grandes enseñanzas que se pueden extraer de los deportes de equipo. En 2014 la inglesa de origen Jill Ellis asumió el cargo de seleccionadora nacional de fútbol femenino de Estados Unidos. Faltaba un año para su siguiente gran cita internacional: el mundial de Brasil de 2015. En aquel momento, el combinado norteamericano era el vigente campeón olímpico, pero llevaba 16 años sin alzarse con el torneo cumbre del fútbol mundial, y Ellis intuía que necesitarían dar mucho más de lo que venían ofreciendo para romper esa racha. En su primera reunión con las jugadoras les dijo: «Una parte de mi trabajo consistirá en haceros el viaje incómodo, porque la adversidad es la mejor maestra». Sabía que sin exigencia no hay reto, y que sin reto ningún grupo humano está preparado para ofrecer su mejor versión. Estados Unidos ganó aquel mundial.
La psicología y la exigencia son dos de las cualidades que suelen acompañar a los líderes de los equipos más exitosos. Y es que hace falta mucha psicología para saber encajar en un grupo los egos de grandes talentos individuales como Messi, Cristiano Ronaldo, Michael Jordan o Kobe Bryant. Y se necesita exigencia para que, una vez integradas, estas figuras den lo mejor de sí mismas… gracias a la ayuda de sus compañeros. Una dificultad que adquiere niveles superlativos cuando tu equipo, deportivo o empresarial, está formado no por una sino por una constelación de estrellas. Carlo Ancelotti y Zinedine Zidane (Real Madrid), Pep Guardiola (FC. Barcelona y Manchester City) o Phil Jackson (Chicago Bulls y Los Ángeles Lakers) pueden dar fe de ello.
El mejor equipo funciona como una familia
El alemán Jürgen Klopp, ex entrenador de equipos como el Borussia de Dortmund o Liverpool, es otro de los profesionales del deporte del que se puede aprender muchas lecciones aplicables al mundo de la empresa. Es considerado como uno de los mejores entrenadores en la historia del fútbol, ya que el trabajo duro, la pasión y el juego en equipo son las señas de identidad de un mister capaz de inspirar dentro y fuera del fútbol.
Una de sus máximas es construir grupos muy cohesionados en los que los jugadores formen una auténtica familia con valores y objetivos compartidos. Suele decir, por ejemplo, que el éxito de un equipo radica un 30% en la táctica y un 70% en la unidad. Sus vestuarios están presididos por un cartel en el que pueden leerse las siguientes máximas: compromiso total; obsesión feroz; determinación, independientemente del curso del juego; apoyar a todos; permitir que otros te ayuden; todos usan el 100 % de sus cualidades (habilidad y destreza) en beneficio del equipo; todos asumen la responsabilidad.
Un antiguo programa infantil de TV solía animar a los niños a colaborar entre sí con la frase: «Solo no puedes; con amigos, sí». Es una recomendación que lleva décadas funcionando también en el mundo del deporte, y que, sin duda, también lo hace en el de la empresa.