La comunicación humana es mucho más que un intercambio de palabras. Se trata de tender puentes entre personas para entender nuestros pensamientos y emociones. El filósofo alemán Martin Heidegger mantenía que “el lenguaje es la casa de la verdad del ser”. Cada término, cada frase que verbalizamos contienen un montón de matices conscientes e inconscientes de por qué los hemos elegido y, además, tienen el poder de esculpir realidades, de moldear percepciones y de desencadenar un torrente de sentimientos en aquellos que las escuchan.

En el ámbito laboral, donde la interacción constante teje la trama de la productividad y la armonía, el manejo de las palabras se convierte en una destreza esencial para cualquier líder. Sobre todo, a la ahora de inspirar y motivar a sus equipos.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

El poder de las palabras en el entorno laboral

Las palabras pueden erigirse con la fuerza de un trueno, imponiendo autoridad y respeto. La firmeza en el tono, la claridad en el mensaje y la convicción detrás de cada sílaba son capaces de establecer un liderazgo indiscutible. Sin embargo, esa misma autoridad, si no se aborda con cierta sensibilidad, puede terminar infundiendo miedo, lo que puede terminar afectando al receptor y menoscabando su creatividad o su eficiencia.

Un estudio publicado en el Academy of Management Journal encontró que cuando las personas están expuestas a una comunicación hostil en el trabajo, su desempeño se ve afectado y es menos probable que ayuden a los demás. Y un nuevo estudio de la Universidad de Georgetown encontró que la descortesía en el lugar de trabajo reduce el rendimiento y la colaboración del equipo, deteriorando las experiencias de los clientes y fomentando una mayor rotación de plantilla.

Pero las palabras también tienen la capacidad de apaciguar y potenciar, de dar seguridad en momentos de incertidumbre… Un líder que comprende los matices del lenguaje sabe que la empatía y el reconocimiento son tanto o más poderosos que las órdenes y los mandatos. Un simple “gracias” o un elogio sincero pueden avivar la llama de la motivación y el compromiso.

 

“Un líder que comprende los matices del lenguaje sabe que la empatía y el reconocimiento son tanto o más poderosos que las órdenes y los mandatos”.

 

En este artículo ya abordamos las diferencias entre los líderes empoderantes y los desempoderantes. Con una comunicación excelente, puede establecer el tono de su lugar de trabajo y facilitar que los miembros de su equipo comprendan sus expectativas laborales. También puede ayudarle a crear una atmósfera en la que se sientan cómodos expresándose y recibiendo comentarios.

 

Comunicación efectiva en el trabajo: el arte de dar feedback

Juzgar o corregir el trabajo de los demás es una parte fundamental de ser un buen mánager. Sin embargo, seamos realistas, a nadie le gusta ser el encargado de señalar los errores de los demás. Nos preocupa que incluso una crítica leve pueda enfadar a alguien o desmoralizarle en lugar de motivarle. Además, es difícil saber qué aspectos priorizar y cómo asegurarse de que el mensaje sea claro.

Un estudio realizado por Teresa Amabile y Steven Kramer, descrito en su obra El principio del progreso, ofrece una visión reveladora sobre la motivación en el trabajo y el papel crucial del feedback o la retroalimentación.

presentacion equipo trabajo

Amabile y Kramer descubrieron que lo que más motiva a las personas es la sensación de progreso. Los líderes a menudo piensan que el aprecio y el reconocimiento son los principales motivadores. Pero, según su investigación, encontraron que los días más satisfactorios eran aquellos en los que las personas del equipo sentían que habían avanzado en sus objetivos importantes, aunque solo fueran pequeños pasos.

 

“Según un reciente estudio sobre la motivación en el trabajo, uno de los factores que más motiva a las personas es la sensación de progreso”.

 

Priorizar el progreso

Entonces, ¿cómo puede un mánager mantener la motivación del equipo a través del feedback? Si tienes múltiples áreas a mejorar, en lugar de abrumar a tu equipo con todas las sugerencias a la vez, es más efectivo empezar con aquellas donde puedan ver avances inmediatos.

Los expertos recomiendan seleccionar dos o tres que sean manejables y realistas, evitando tanto las más complicadas como las triviales. Esto les permitirá experimentar pequeñas victorias y desarrollar la confianza necesaria para abordar desafíos mayores posteriormente.

Volver a consultar con ellos para saber cómo va el progreso también es crucial. Esto no solo ofrece la oportunidad de brindar apoyo adicional si no están avanzando como se esperaba, sino que también refuerza la noción de que estás del lado de esa persona, dispuesto a ayudarles a superar obstáculos.

 

La importancia de escuchar

En el libro Let’s Talk, de la científica social Therese Huston, se identifican formas simples de mejorar la comunicación de las críticas o de feedback negativo. Tras realizar encuestas a una gran cantidad de trabajadores, resultó que las cinco respuestas principales fueron variaciones de “Ojalá la otra persona me hubiera escuchado” u “Ojalá me hubieran preguntado mi perspectiva“.

Esto resalta la importancia de escuchar primero y conocer la versión de los hechos de las personas de tu equipo.

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Permitirles expresar “esto es lo que haría exactamente de la misma manera la próxima vez, y esto es lo que haría de manera diferente” puede mejorar significativamente la calidad de la interacción.

 

Reencuadrar para preservar identidades

Otra perspectiva que presenta Therese Huston en este podcast de Harvard Business Review es la del reencuadre (refreaming story), que se basa en señalar un error o un fallo subrayando que no es un comportamiento habitual en el desempeño de una persona. Se trata de decir: “Te veo como alguien que está muy preparado. ¿Qué pasó en este caso?”.

Según Huston, cuando recibimos comentarios destructivos, nuestra identidad profesional puede verse amenazada. Alguien que se percibe como eficiente y competente puede cuestionarse a sí mismo al escuchar críticas. Puede quedarse solo con ese único fallo e ignorar todos sus aciertos.

El objetivo es permitir que la persona mantenga su visión de sí misma mientras se aborda la situación específica. Decir “esto no es típico de ti” y “¿qué pasó en este caso?” ayuda a tratar la cuestión como algo eventual y aislado, previniendo su repetición.

Generar confianza no se trata solo de transmitir autoridad y conocimiento, sino de mostrar empatía y disposición para entender la perspectiva del otro. Preguntar a las personas del equipo cómo enfrentarían la misma situación nuevamente puede abrir un diálogo constructivo y fortalecer la relación laboral. De esta manera, el feedback se convierte en una herramienta no solo para corrección, sino de inspiración y motivación.

La clave para una retroalimentación efectiva radica en equilibrar la firmeza con la empatía, priorizar el progreso visible y construir una relación basada en la confianza y la escucha activa. Este enfoque no solo mejora el rendimiento individual, sino que también ayuda a fomentar un ambiente de trabajo más positivo y productivo.

 

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