¡Sé tú mismo! Es el consejo que dan madres, padres, abuelos y amigos cuando tenemos una entrevista de trabajo, una conversación seria con alguien que nos impone, o una presentación en público. Es el consejo práctico más extendido entre la gente que nos quiere ante un momento decisivo: que seamos nosotros mismos.
Aunque algunos académicos sugieren que el “sé tú mismo” es un mal consejo, ya que puede disminuir los factores autorreguladores que nos permiten vivir en sociedad con cierta harmonía, y nos evitan decir automáticamente lo que pensamos, ya que esto llevaría consigo nefastas consecuencias, la literatura académica sobre la autenticidad de las personas en las organizaciones es un tema de creciente atención y con importantes beneficios individuales y organizativos.
Seres extraños y ajenos: el profesional alineado
La autenticidad es una experiencia subjetiva de alineación entre el sentido de uno mismo, y las expresiones externas[4]. Es decir, es la expresión viva de lo que somos. La autenticidad es lo contrario de la alienación, el sentirse alieno a uno mismo. La alienación fue uno de los grandes conceptos desarrollados por las ciencias sociales en plena revolución industrial. Los científicos sociales percibían como los hombres, mujeres, niños y niñas que empezaban a trabajar en las fábricas sentían alienación, no eran ellos mismos.
La pregunta del millón seria ¿Cuántos empleados del siglo XXI se sienten aun alienados en sus organizaciones?
Entre los conceptos interesantes surgidos recientemente sobre la autenticidad en las organizaciones, este artículo presentará tres: la funcionalidad auténtica, el liderazgo auténtico, y la personalidad auténtica. Para conocer en más detalle otros conceptos relacionados con la autenticidad en las organizaciones se puede leer en detalle
este artículo.