“Los efectos de la crisis nunca son neutrales en materia de género, y la COVID-19 no representa una excepción”. La Organización de las Naciones Unidas, en un informe publicado en septiembre, advierte de los efectos que está teniendo la pandemia sobre la situación de las mujeres y la acentuación de la desigualdad de género en el trabajo que está provocando.

La pandemia y las medidas para prevenir su propagación están provocando un aumento desproporcionado de la tasa de desempleo de las mujeres (en comparación con los hombres), así como reduciendo su cantidad total de horas de trabajo. De hecho, según la estimación de la ONU, en este 2021 la crisis del coronavirus hará que 47 millones de mujeres y niñas caigan en la pobreza. Además, el teletrabajo, los cierres de los centros escolares y los aislamientos domiciliarios decretados han supuesto que “la desigual distribución de las tareas de cuidados en el ámbito del hogar preexistente haya tenido un impacto asimétrico afectando, sobre todo, a las mujeres”.

Y es que el coronavirus “puede hacernos retroceder 25 años en igualdad para las mujeres” —así lo ha señalado la especialista Anita Bhatia—. Pero para que eso no ocurra, es necesario que el sector económico y sus empresas, públicas y privadas, sigamos fomentando la diversidad y la igualdad en el trabajo, recogiendo también los numerosos beneficios que trae consigo la equidad de género, en la empresa y en la vida. No en vano, el liderazgo femenino podría ser el rival más eficaz contra el COVID-19.

 

Beneficios de la igualdad de género en el trabajo y en la ocupación de altos cargos 

Un dato revelador: un 60% de las personas licenciadas en Europa son mujeres, pero representan poco más de un 13% en los puestos de dirección. ¿Por qué siendo tantas las trabajadoras cualificadas llegan tan pocas a los altos cargos? La Comisión Europea define el techo de cristal como una “barrera invisible resultante de un complejo entramado de estructuras en organizaciones dominadas por varones, que impide que las mujeres accedan a puestos importantes”.

Pero ¿qué pasa cuando las mujeres acceden a puestos de trabajo de forma igualitaria o cuando se apuesta por la retención de su talento? ¿Y cuándo se rompe el techo de cristal? La revista Harvard Business Review, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, profundiza en los beneficios de la igualdad en el trabajo y la ocupación de altos cargos en base a varios estudios:

  1. Mejor acceso al talento. Centrar esfuerzos en la contratación de mujeres permite disponer de una reserva de talento más rica y amplia. Por ejemplo, a finales de 1980, Jack Rivkin, jefe de investigación del gigante de inversión SLH, renovó las prácticas de su departamento para contratar, desarrollar y promover tener más mujeres analistas. En cuatro años, casi el 40% de sus analistas eran mujeres, frente al 10% que había antes, y más del 60% de las analistas de la empresa tenían categoría de estrella, mientras que la media de las empresas de la competencia era inferior al 30%. Además, esta apuesta por las políticas de diversidad y equidad traen consigo una mayor credibilidad por parte de las personas solicitantes de empleo. Todo ello ayuda a que las compañías tengan una mejor gestión del talento.
  2. Toma de decisiones. Esta equidad de género trae consigo una mejora en la toma de decisiones y resolución de problemas al tener diferentes enfoques. De hecho, esta presencia femenina también tiene un reflejo directo en la puesta por la innovación. Según el estudio realizado por la Escuela de Negocios de Harvard, los consejos de administración dominados por los hombres no dan tanta prioridad a esta rama del negocio.
  3. Mayor compromiso y retención del talento. Las mujeres tienden a abandonar las empresas cuando no ven posibles las vías de progreso. Por eso, es importante que perciban la presencia femenina en los altos cargos, para que no se sientan alienadas y las empresas puedan retener su talento. El 45% de la fuerza laboral europea es femenina, pero en los puestos de dirección desciende hasta el 13%, dato que en un contexto histórico como el actual no puede perder importancia.
  4. Más líderes. Entroncando con el punto anterior, la retención de las mujeres talentosas hace que las empresas puedan disponer de más líderes, reforzando la igualdad entre hombres y mujeres en el trabajo. Además, apunta Harvard Business Review, el llamado acantilado de cristal —fenómeno emergente en el que las mujeres obtienen un puesto de liderazgo en un lugar en el que el riesgo de fracaso es alto— hace que tengan una mayor experiencia en la gestión de crisis.
  5. Mejores beneficios. Y por si fueran pocos los motivos para apostar por la igualdad en el trabajo, los beneficios. La Organización Internacional del Trabajo concluyó en 2019 que tres de cuatro empresas que habían promovido la presencia de mujeres en cargos directivos habían registrado un aumento de sus beneficios del 5% al 20%.

 

Hacia un futuro mejor y con más igualdad de género en el trabajo

La pandemia del coronavirus ha golpeado fuerte a todos y cada uno de los estamentos de la sociedad, pero especialmente a los sectores minoritarios. Las mujeres, como hemos visto, se han visto especialmente perjudicadas, pero las empresas tienen al alcance de su mano todas las herramientas posibles para caminar hacia un futuro con más igualdad de género en el trabajo, en el entorno profesional. Conviene no perder el foco por el camino porque, como dijo Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz más joven de la historia, “todos no podemos avanzar si la mitad de la humanidad va por detrás”.

 

Fuentes: BLS, Naiz, CNNespañol, Igualdadenlaempresa