Aunque a veces se considera como una desventaja, dado que implica reconocer los propios errores,
La honestidad es un tesoro que todos valoramos profundamente. Es esa chispa de autenticidad que buscamos en las personas que nos rodean, prefiriendo la compañía de aquellos cuya esencia está marcada por la sinceridad, en lugar de aquellos que se alejan de la verdad.
¿Qué voy a leer en este artículo?
La palabra honestidad hunde sus raíces en el término latino “honestitas”, que se traduce en la capacidad de actuar siempre con la verdad como estandarte. Ser honesto es ser transparente, es tratar de mostrar al mundo tu verdadero yo sin distorsiones, como decía Platón, desmarcándose de la retórica o el artificio.
Sin embargo, es importante diferenciar entre
Aunque a veces se considera como una desventaja, dado que implica reconocer los propios errores,
La honestidad en las organizaciones facilita la toma de decisiones éticas y estimula la diversidad al dar espacio a diferentes voces, fomentando una cultura positiva y no tóxica.
En este sentido, algunos teóricos hablan del Chief Truth Officer, un líder entendido como aquella persona que comunica información precisa y veraz, tanto interna como externamente. Al final, la honestidad es una ventaja competitiva que se traduce en una organización sólida en la que se puede confiar.
Ser honesto va más allá de simplemente decir la verdad. Según un estudio reciente, ser honesto no siempre significa contar todo lo que sabemos. A veces, guardar información también puede ser una forma de honestidad.
Para entender mejor qué significa ser honesto en el trabajo, un equipo de investigadores hizo una revisión de publicaciones sobre este tema. Su investigación llegó a las siguientes conclusiones:
* Contenido honesto: se trata de decir la verdad en lugar de una falsedad o una verdad distorsionada. Según los autores, el concepto de contenido honesto se refiere a la precisión del contenido que el comunicador comparte con el destinatario sobre resultados, rendimientos y comportamientos.
* Divulgación honesta. A diferencia del contenido honesto, la divulgación honesta es un concepto más complejo. A veces retener información puede ser un acto de honestidad. En el ámbito privado, por ejemplo, guardar información confidencial que un amigo nos ha confiado representa un acto de honestidad hacia esta persona, ya que se respeta su confianza, intimidad y privacidad.
Lo mismo ocurre en el ámbito laboral. En situaciones de confidencialidad, como el desarrollo de un nuevo producto o servicio, o posibles adquisiciones, fusiones, o ventas, retener información frente a clientes, competidores o amigos, es un acto de honestidad hacia la organización.
* Entrega honesta: la entrega honesta se refiere a la forma en que el comunicador comparte el mensaje al destinatario, asegurando que este último comprenda completamente la información proporcionada. La manera en que se entrega la información puede alterar la comprensión por parte del destinatario. Es crucial entregar el mensaje de manera adecuada, considerando el lugar, el espacio, el momento y la velocidad requeridos.
* Honestidad intelectual: a diferencia de las dimensiones anteriores que afectan al destinatario (contenido, divulgación y entrega), la honestidad intelectual se centra en el propio comunicador. Implica la búsqueda activa de información para evaluar y actualizar aquello que se debe comunicar. Es un ejercicio interpersonal.
Los autores muestran que ser honesto es más que decir la verdad. Significa compartir información de forma precisa y completa, explicarla correctamente para que todos la entiendan, y pensar cuidadosamente sobre lo que estamos diciendo.
Y nos plantean 4 reflexiones que podemos hacernos para discernir sobre el concepto de honestidad:
¿Y a nivel organizacional?
* Fomentar un código de conducta que integre la honestidad: las organizaciones pueden fomentar o revisar código de conducta que establezca expectativas claras en relación con la honestidad en el trabajo, abordando las dimesiones del contenido honesto, la divulgación honesta, la entrega honesta y la honestidad intelectual.
* Incorporar criterios de honestidad en los procesos de selección: esto podría contribuir a garantizar que se contraten personas que valoren y practiquen la honestidad.
* Ofrecer formaciones específicas y programas de desarrollo: las organizaciones interesadas en fomentar la honestidad entre sus empleados podrían también ofrecer formaciones específicas, así como programas de mentoría o coaching para ayudar a sus empleados a desarrollar las cuatro dimensiones propuestas de la honestidad. Estas iniciativas no solo mejorarían la cultura organizacional, sino también el crecimiento personal y profesional de sus empleados.
En conclusión, la sinceridad y transparencia en el trabajo fortalecen los lazos entre colegas, fomentan un ambiente de confianza mutua y promueven una comunicación efectiva en la organización. La honestidad laboral no solo juega a nuestro favor, sino que se erige como un tesoro invaluable que enriquece nuestra vida profesional y personal, proyectándonos hacia un futuro más prometedor y auténtico.
Referencias: