Solo cumpliendo las promesas, mostrando solidaridad con el proyecto y dibujando unos objetivos básicos e inequívocos que miren al equipo y no actúen de espaldas a él para mejorar los proyectos
Seguir adelante con tenacidad
La determinación por la consecución de los objetivos y la . Incluyendo ciertas dosis de flexibilidad para adaptarse a las circunstancias, pero con la tenacidad que requieren los grandes objetivos. Se trata de una receta exitosa que Mandela aplicó para no abandonar nunca sus ideales y que, a nivel laboral, puede aumentar la rentabilidad de la empresa. Como el propio Mandela resumió: “Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar”.
Valentía para asumir consecuencias
Comprometerse con el liderazgo transformacional para mejorar en el trabajo no siempre implica ser valiente en la toma de decisiones audaces, sino que también implica reconducirlas, admitiendo los errores cometidos para aprender de ellos y mejorar la estrategia. Porque acertar siempre en todo es algo científicamente imposible. El propio Mandela acuñó una vez que “A diferencia de algunos políticos, puedo admitir un error”. Y si algo se repite en cualquier empresa por muy diferente que sean sus ámbitos de actuación es que los jefes mal valorados tienen un rasgo en común: no admiten sus equivocaciones. Provocando enfrentamientos que impiden mejorar en el trabajo. Sin olvidar que la motivación del grupo depende en gran medida de la atención que se le brinda a cada profesional en sus necesidades e inquietudes personales y laborales.
Proactividad para mejorar mi trabajo… y el de los demás
La capacidad de reacción y de anticipación marcan la diferencia en cualquier ámbito. Conjugando la proactividad con la amplitud de miras, el éxito y la posibilidad de mejorar el trabajo están asegurados. A menudo el horizonte deseado cuando nos preguntamos cómo mejorar nuestro trabajo requiere de tenacidad y de paciencia, pero no cabe duda de que Mandela supo prever desde prisión los movimientos sociales que estaban forjándose. Así entendió que debía convertir el juicio al que se enfrentaba en un juicio al sistema de leyes del apartheid. La anticipación de movimientos permite minimizar los daños cuando tocan malos tiempos y ser el primero en sacar rédito en época de bonanza.
Ser toda una fuente de inspiración
El mayor logro de Mandela fue, posiblemente, ayudar a las personas a salir de una situación compleja y abrumadora a través de la comunicación y la cooperación. Un cambio fundamental en las actitudes, valores y creencias tarda mucho en afectar a la mayoría. Pero establecer expectativas realistas e inspirar y preparar a las personas para un proceso incremental de mejora y crecimiento es la forma más eficaz de motivar a su personal hacia un futuro más seguro, feliz y sin incidentes.
No olvidarnos de la escucha activa
Atender a los clientes y hacer que se sientan escuchados es una máxima de los negocios. Pero la lección se puede aplicar a los propios equipos. Si algo caracteriza a un líder es la capacidad para escuchar de forma activa. Y no solo por la integración al grupo que representa para el resto de los miembros, sino por la ayuda extra que conlleva a la hora de tomar decisiones y argumentarlas. Mandela sabía muy bien qué es lo que quería el pueblo sudafricano y su trabajo consistió en vertebrar esos anhelos en propuestas concretas, ganándose una base de apoyos y afinando la puntería con las líneas maestras a trazar. La escucha activa en el mundo laboral es determinante para optimizar la conciliación de los miembros de un equipo.
Las dimensiones que conforman el liderazgo transformacional de Mandela están fuera de toda duda. Y su influencia e impacto en la cultura organizacional y en la eficacia de la organización siguen siendo objeto de análisis y mejora para seguir perfeccionando el éxito empresarial en un contexto o situación determinada.
Fuentes: Tribe, The Association of Business Psychology, Forbes