Compararse con los demás en la oficina, en nuestra familia e incluso en nuestro ocio se ha convertido en un fenómeno omnipresente, sobre todo desde que las redes sociales forman parte de nuestro día a día. Ya no nos comparamos sólo con nuestros allegados cercanos, sino que ahora tenemos acceso a vidas y experiencias de personas de todo el mundo con solo deslizar un dedo. ¿Qué impacto tiene esto en nuestra percepción del equilibrio entre el trabajo y la vida familiar?
En este artículo, hablaremos sobre un estudio reciente que analiza cómo la comparación laboral puede provocar agotamiento emocional, no solo para el individuo que se compara, sino también para su pareja. Además, reflexionaremos sobre las implicaciones de estos hallazgos para las organizaciones y los propios empleados.
¿Qué voy a leer en este artículo?
Compararse con los demás constantemente, dentro y fuera de la oficina
La comparación con los otros es (prácticamente) inevitable. Es tan antigua como podamos imaginar, y a la vez, es completamente contemporánea. Según algunos expertos, la presencia constante de
En medio de este escenario, el trabajo y la familia son dos ámbitos habituales en los que mirar si el otro goza de un estado mejor. La percepción de que mi entorno disfruta de mejores trabajos o consiga tener familias (aparentemente) más unidas, comunicativas, y alegres, en vez de inspirarnos, como muchos estudios señalan, a veces nos desmotiva.
Alguno de estos estudios llegan a afirmar que nuestro bienestar depende, en cierta manera, de esta comparación subjetiva con otros. Dawn Carlson, profesora de management de Baylor University, y su equipo, quisieron ir más allá.
Se propusieron entender los efectos de un nuevo elemento de comparación: la conciliación trabajo-familia: ¿los otros tienen una vida más armónica que yo? ¿Se organizan mejor?
El efecto de las comparaciones laborales en las parejas: un análisis de agotamiento emocional
El estudio de Human Relations analizó cómo las comparaciones en la carga laboral y el
equilibrio trabajo-familia pueden causar agotamiento emocional en casa y en el trabajo. Los investigadores sugieren que una evaluación negativa de estas comparaciones puede afectar no solo a la persona que hace la comparación, sino también a su pareja.
Para hacerlo, el equipo de Carslon encuestó a 403 parejas en Estados Unidos en dos momentos diferentes. Todas las parejas tenían una edad promedio de 35 años, llevaban casadas una media de 8 años y trabajaban a tiempo completo. Se les preguntó sobre la comparación de carga de trabajo y equilibrio trabajo-familia, rasgos de personalidad, autoeficacia y niveles de agotamiento emocional.
“Aunque la percepción de inferioridad sea cierta o falsa, afecta a la persona con la misma intensidad”.
El estudio encontró que las personas que se sentían más sobrecargadas que sus compañeros percibían un menor equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. Pero advierten que la comparación que hacemos con los demás es normalmente subjetiva.
No disponemos de toda la información y tiende a ser parcial. No obstante, parece que la “calidad” de dicha comparación no importa demasiado, ya que la percepción de inferioridad sea cierta o falsa, afecta a la persona con la misma intensidad. Esto reducía su confianza para equilibrar la situación y aumentaba el agotamiento emocional en el trabajo y en casa. Los efectos también se extendían a sus parejas.
Reflexiones sobre las consecuencias de compararse con los demás en la oficina
Los resultados de este interesante estudio generan implicaciones importantes tanto para las organizaciones como para los propios empleados: