En esta época sin precedentes de diversidad generacional en el lugar de trabajo, los veteranos de la industria, los baby boomers, la Generación X, los millennials y la Generación Z se encuentran en un mismo espacio, aportando una gama de experiencias, habilidades y perspectivas únicas. Esta convivencia generacional, una mezcla fascinante de sabiduría acumulada y frescura innovadora, está creando nuevas dinámicas y desafíos a las culturas organizacionales.
Con este telón de fondo, nos proponemos explorar cómo las diferentes generaciones están navegando por este nuevo paisaje laboral, desde los baby boomers que han visto cómo la tecnología transformaba radicalmente su forma de trabajar, hasta los nativos digitales de la Generación Z, quienes nunca han conocido un mundo sin Internet. Al hilar estas narrativas personales, hablaremos no solo de las tensiones y los desafíos, sino también de las oportunidades y sinergias que surgen de esta diversidad.
¿Qué voy a leer en este artículo?
Los desafíos de la convivencia generacional
La coexistencia de múltiples generaciones en el lugar de trabajo puede generar ciertas tensiones. Cada generación posee sus propias expectativas, valores y estilos de trabajo que, en ocasiones, pueden entrar en conflicto con los de otras. La Generación del Baby Boom, por ejemplo, se caracteriza por su lealtad hacia la empresa y su valoración de la estabilidad, mientras que los Millennials tienden a buscar flexibilidad y oportunidades para el crecimiento personal.
“Cada generación posee sus propias expectativas, valores y estilos de trabajo que, en ocasiones, pueden entrar en conflicto con los de otras”.
Además, las diferencias en la utilización de la tecnología, los estilos de comunicación y la concepción del equilibrio entre la vida personal y laboral pueden dar lugar a malentendidos y conflictos.
Tomemos, por ejemplo, a baby boomer al que su contexto cultural le inculcó que el éxito está relacionado con el tiempo que pasamos en la oficina. Para él, puede resultar desconcertante ver a un milennial o a un miembro de la Generación Z trabajar de formar remota midiendo su productividad en resultados sin importar desde dónde realice sus tareas. Por otro lado, consideremos a un joven de la Generación Z, nativo digital, que maneja con destreza la última tecnología y las redes sociales. Este podría sentir frustración al tratar de colaborar con un colega de la Generación X que se siente más cómodo con los métodos tradicionales.
Además, las diferencias en la comunicación pueden crear tensiones. Mientras que los veteranos y los baby boomers podrían preferir las reuniones cara a cara y los correos electrónicos formales, los millennials y la Generación Z tienden a favorecer la comunicación rápida y eficiente a través de aplicaciones de mensajería instantánea y plataformas de colaboración en línea. Son ejemplos que proceden del cliché y los estereotipos, pero que bien pueden servir para ilustrar de manera exagerada posibles desencuentros generacionales en la manera de afrontar una filosofía de trabajo.
La riqueza de la convivencia generacional
A pesar de estos retos, cuando se gestionan correctamente, la convivencia generacional ofrece beneficios significativos para la organización. La diversidad de perspectivas puede impulsar la innovación y fomentar la creatividad.
El CEO de Miro señalaba en este artículo que “cuando las personas que se incorporaron a la fuerza laboral antes del correo electrónico pueden colaborar sin problemas con las que se criaron con memes y selfies, una empresa puede lanzar productos más atractivos al mercado, elaborar campañas de marketing atractivas que lleguen a millones de personas y ganarse el amor por su marca en todo el espectro generacional».
¿Cómo se puede enriquecer esa convivencia generacional en la organización? Harvard Business Review propone algunas estrategias:
Fomentar la tutoría no tradicional
La “mentoría inversa”, donde los empleados más experimentados aprenden de los más jóvenes, reduce el miedo a cometer errores y la vergüenza para enfrentarse a nuevas situaciones o retos.
En este tipo de aprendizaje, ambas generaciones comparten consejos e ideas, lo que promueve la apertura mental, mejora la comunicación, aumenta la familiaridad con la tecnología y fomenta redes inclusivas entre compañeros.
Subrayar los puntos de encuentro para generar confianza
Crear confianza en un equipo puede ser difícil, especialmente cuando las personas temen admitir errores. Las suposiciones y los estereotipos generacionales pueden aumentar las tensiones. Sin embargo, se ha demostrado que estas diferencias generacionales no son tan grandes como se piensa. Para mejorar la confianza y cooperación, es útil concentrarse en lo que los miembros del equipo tienen en común y crear oportunidades para que colaboren en proyectos y eventos. Los Grupos de Recursos para Empleados (ERG) pueden ayudar a fortalecer estos lazos intergeneracionales.
Construir puentes entre las brechas de comunicación
En la convivencia generacional, la comunicación puede convertirse en un auténtico campo de minas. Los dialectos generacionales y las diferencias en el uso de la tecnología pueden obstaculizar la colaboración efectiva.
Los malentendidos pueden surgir de aspectos tan simples como el uso de emojis o las preferencias de comunicación, ya sea por correo electrónico, mensajería instantánea, llamadas telefónicas o a través de redes sociales.
Estas brechas generacionales en la comunicación a veces requieren un “traductor” o un “diccionario” para garantizar que todos estén en la misma página. En última instancia, se trata de aprender a hablar el idioma del otro y de encontrar un terreno común, garantizando que todos los miembros del equipo se sientan escuchados, comprendidos y valorados.
Valorar lo que podemos aprender de los demás
En la convivencia generacional, cuando los empleados de diferentes edades excluyen las contribuciones de los demás por anticuadas o ingenuas, los resentimientos aumentan y la confianza disminuye. Los managers que pueden replantear las diferencias generacionales como oportunidades de aprendizaje colectivo pueden facilitar un debate respetuoso. Creando espacios de entendimiento y respeto mutuo, pueden generar confianza al dar la bienvenida a perspectivas más amplias, nuevas ideas y posiciones disidentes, sin juzgar, y evitar la inercia de pensamiento grupal.
En conclusión, aunque la convivencia de múltiples generaciones en el lugar de trabajo puede suponer ciertos retos, también ofrece innumerables oportunidades. Con las estrategias adecuadas, las empresas pueden crear un ambiente laboral que aproveche al máximo las fortalezas de cada generación, fomentando así la innovación y el crecimiento sostenible.
Fuentes: