A lo largo de nuestra vida personal planificamos muchas cosas. Algunas a largo plazo, como la carrera que vamos a estudiar o la casa que queremos comprar. Otras las hacemos con tiempo, aunque su duración sea más corta: un viaje de final de carrera o ahorrar para comprar un ordenador nuevo. También hay otras más rutinarias, como escribir a un ser querido cómo se encuentra, u organizar un café con los compañeros de trabajo. Igual que hablamos de una planificación u otra en el ámbito privado, en el ámbito profesional hablamos de perfiles de trabajo que es increíble fijándose en los detalles que suelen pasar desapercibidos por los demás, mientras que otros han nacido para devanarse los sesos en busca de una gran idea general. ¿Con cuál de los perfiles de trabajo te sientes identificado?

Perfiles de trabajo estratégicos, tácticos u operacionales

Primero debes saber que tu perfil de trabajo va más allá de si eres capaz de trabajar mejor a corto, medio y largo plazo. Hay una serie de matices que conocer, puntos fuertes que potenciar y puntos débiles que cubrir o solucionar, además de la visión de futuro que tengas. Es decir, tus propias aptitudes profesionales son clave para que desarrolles un modelo u otro.

Hay diferentes teorías y modelos de estos perfiles de trabajo según vayan de lo general a lo particular. Algunos sitúan el operacional entre el estratégico y táctico. Para otros, perfil de trabajo estratégico, táctico y operacional es el orden correcto. Nosotros hemos seguido esta segunda vía.

¿Cuál debería ser mi perfil de trabajo?

Antes de pasar a la definición y características de cada perfil de trabajo, recuerda que nadie es perfecto, que no hay perfiles mejores o peores, todos son necesarios. Y que nadie nace sabiendo, además pasarás por diferentes momentos de tu carrera profesional. ¿Por qué te decimos esto? Pues porque…

  • Seguro que tu objetivo es ser el mejor en todos los ámbitos que te propongas. Esa idea es fantástica, pero muchas veces estamos condicionados a que unas cosas se nos den de maravilla y otras no tanto. Tienes que saber que llegar a ser tu mejor versión no significa cubrir el 100% de las habilidades profesionales que existen.
  • A lo largo de tu camino profesional vas a profundizar en tus habilidades, vas a ganar confianza gracias a tus fortalezas y vas a saber cómo gestionar tus debilidades. La experiencia en este caso es un grado, ya que cada reto profesional te hará conocerte un poco más a ti mismo.

Esto también significa que cada uno de los tres perfiles de trabajo no son un grupo cerrado. Tu yo profesional puede estar formado por aspectos de varios, o puedes pasar por diferentes momentos de tu vida en los que potencies más unos que otros. Recuerda que no eres un robot programado con una serie limitada de comandos.

El perfil de trabajo estratégico

La planificación estratégica se basa en elegir una dirección y tomar decisiones a largo plazo. Se suele responder a las preguntas “¿Dónde estamos?, ¿Qué hacemos?, ¿Dónde queremos estar?”. Se busca la visión más amplia posible, vislumbrando desde el origen hasta la meta. Las decisiones de estrategia suelen tomarse en los altos cargos de una compañía, pero no quiere decir que sea un perfil exclusivo de directivos y jefes de departamento.

Los profesionales que son estratégicos son bastante eficientes globalizando las tareas que tienen pendientes. Generación de ideas, liderazgo y pensamiento deductivo son algunas de las palabras que se asocian directamente con ellos.

Si lo comparamos con un símil más visual, la estrategia es la trama de la película. Tiene un principio (investigación) un nudo (el problema y la solución) y un desenlace (el período de evaluación).

Consejo: si quieres potenciar tu lado más estratégico, intenta relacionar todos los conceptos bajo un denominador común. Y luego, junta esos denominadores en otros, hasta que solo queden unos pocos. Los mapas mentales son una herramienta que te puede ayudar mucho en esta actividad.

El perfil de trabajo táctico

La planificación táctica no desarrolla tanto la visión general y conceptual como lo hace la estratégica, pero es muy útil para comprender aspectos más particulares que pueden ir surgiendo a medio plazo y que la planificación a gran escala no había previsto. Explicado de forma sencilla, una estrategia se divide posteriormente en un número determinado de tácticas.

Los profesionales que son tácticos suelen tener buenas dotes comunicativas. Ejercen de coordinadores y, al igual que los estratégicos, tienen buenas ideas, aunque éstas se enfocan a puntos o temáticas más concretas. El control de las situaciones es otra de sus características más destacadas.

En nuestro símil cinéfilo, la táctica es una de las escenas de la película. Sin la mayoría de ellas, no entenderíamos en qué consiste la trama.

Consejo:  Si pretendes explotar tu vena táctica, recuerda que éstos están a medio camino entre lo general y lo particular. Hacerte un calendario por meses, señalando diferentes hitos y puntos en el camino a la meta es imprescindible. Las reuniones laborales para realizar estatus con compañeros y jefes son también un punto que debes aprovechar.

El perfil de trabajo operacional

La planificación operacional reúne las acciones a más corto plazo, aquellas que pueden verse como acciones concretas, más descriptibles y, en cierto modo, “tangibles”. Todos los departamentos y rangos de una empresa hacen tareas operacionales, comúnmente llamadas “del día a día”. Una táctica se compone de muchas acciones operacionales, algunas mecanizadas o comunes a otras tácticas, otras nuevas o planteadas a tiempo real.

Los profesionales que son operacionales son excelentes apagafuegos, o gestores de crisis. Tienen una capacidad de respuesta rápida, y vigilan como nadie los pequeños detalles. No les importa realizar tareas más mecanizadas, pero también tienen capacidad para pensar alternativas si surge algún problema puntual.

Volviendo a nuestro símil, una operación es cada uno de los fotogramas que compone la escena. Cada cambio de vestuario, cada palabra, cada gesto… todo puede suponer el éxito o el fracaso.

Consejo: Para trabajar tu perfil de trabajo más operacional, debes conocer las hard skills propias de tu sector o profesión. Además, puedes hacer un ejercicio yendo de lo general a lo más particular. Las listas de tareas semanales y un organizador como una agenda son las herramientas que debes tener a tu lado.

Perfiles de trabajo conectados

Si más arriba te hemos indicado que los perfiles de trabajo no tienen características cerradas, ahora queremos añadir que tampoco son independientes unos de otros. La riqueza de una planificación requiere que estos tres perfiles de trabajo colaboren, pongan ideas en común y revisen todos los pasos. Se podría decir que este es un proceso interdependiente. Y no lo olvides: tu papel es muy importante, trabájalo para ser mejor profesional cada día.

Fuentes: USAF, La Calidad, Cinco días

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