“Durante el periodo escolar, el estudiante ha estado mentalmente inclinado sobre su escritorio; en la universidad debe ponerse de pie y mirar a su alrededor”. La máxima, del filósofo y matemático inglés, Alfred North Whitehead (1861-1947), resume a la perfección el enfoque con el que toda persona que apuesta por los estudios superiores debería afrontar esos cuatro o cinco años tan importantes de su vida.

No se trata solo de combinar las clases con las horas de estudio para obtener un diploma, o de lograr unas prácticas universitarias con las que lanzarse al mercado profesional con ciertas garantías de éxito. En el campus hay muchos más recursos que te pueden resultar muy beneficiosos para lograr ese objetivo. Muchos expertos sostienen que los que tienen experiencia fuera del aula son los que cuentan con más probabilidades de alcanzar el éxito profesional.

La innegable oportunidad de ser estudiante

Todo universitario debe tener claro que puede convertir su condición de estudiante en una excelente herramienta para convertirse en un talento atractivo para las empresas. ¿Cómo?

1. Haz prácticas académicas.

Aprovecha los convenios que las universidades tienen con múltiples organizaciones o buscándolas por tu cuenta. Acumular esas experiencias profesionales no solo proporciona conocimientos que no se consiguen en el aula, sino que aportan valor añadido y sirven para comenzar a engrosar la lista de tu red de contactos.

2. El valor de otro tipo de experiencias profesionales.

Además de las prácticas universitarias en tu sector, es recomendable adquirir otro tipo de experiencias laborales. Aunque no lo creas, los típicos empleos temporales que desempeñan los alumnos durante los fines de semana o en sus vacaciones sirven para desarrollar algunas habilidades necesarias para su futuro profesional.

3. La agenda de eventos de tu universidad es esencial.

Muchas veces, las oportunidades de desarrollo profesional de una persona llegan de la mano de los programas culturales y de eventos que organizan las propias universidades. Las conferencias, seminarios, ferias de empleo o talleres, entre otros, pueden resultar muy útiles para los alumnos. Sirven para conocer las tendencias del mercado laboral y ofrecen la oportunidad de conocer a referentes de los sectores profesionales para los que se están formando. Participar en estas actividades te permitirá, en muchos casos, tener acceso a personas con altas responsabilidades en el mundo empresarial, que estarán encantadas de dedicarte unos minutos para hablarte de sí mismos y del trabajo que les apasiona.

4. Convive y aprende.

Otro modo muy interesante de hacer networking en el campus es formar parte de los diferentes colectivos que forman parte del ecosistema universitario, tales como asociaciones de estudiantes, clubes deportivos o culturales, etc. Participar en sus actividades permite conocer a personas que se están formando en otras disciplinas profesionales, que tienen otras sensibilidades y con las que podrás intercambiar conocimientos y experiencias enriquecedoras para el desarrollo de tu futura carrera profesional. Además, siempre es posible formar redes de apoyo con otros alumnos en momentos tan importantes como la búsqueda de prácticas universitarias o un primer empleo.

5. No te olvides de los idiomas.

El paso por la universidad es un periodo idóneo para apuntar alto en tu futuro profesional mejorando tus conocimientos de una lengua extranjera. Un estudio de Randstad sobre mercado laboral señala, en este sentido, que el conocimiento de idiomas incrementa en un 37% las posibilidades de encontrar empleo. De hecho, una de cada cuatro ofertas de trabajo exigen idiomas, fundamentalmente inglés. Esa exigencia se eleva hasta el 70% en el caso de los puestos de perfiles de responsabilidad. En tu universidad puedes trabajar en este ámbito gracias a la elección de asignaturas de idiomas o a través de cursos que organizan las propias facultades o, incluso, a través de clases particulares de alumnos procedentes de otros países

6. Más allá de tus fronteras.

Las experiencias internacionales también sirven para mejorar las perspectivas profesionales de los alumnos universitarios. Programas de tanto prestigio como Erasmus aportan un innegable valor añadido a sus participantes, más allá del conocimiento de idiomas, pues permiten desarrollar habilidades que cada vez reclaman más las empresas.

7. Aprovecha los recursos profesionales de tu universidad.

Los servicios de orientación profesional son muy recomendables para acceder a prácticas universitarias y para aprender cosas tan útiles en el mercado laboral como la elaboración de un buen currículum o la preparación de una entrevista de trabajo.

8. La experiencia de los exalumnos.

Hasta hace pocos años no era muy usual, pero cada vez son más las universidades públicas y privadas que están dando la importancia que se merecen a sus antiguos estudiantes. Las asociaciones de exalumnos enriquecen la vida universitaria gracias a diferentes actividades. De los egresados más jóvenes podrás aprender a afrontar el futuro inmediato que te espera después de acabar tus estudios; en los más veteranos podrás encontrar referentes importantes e incluso valiosos contactos con vistas a oportunidades de desarrollo profesional.

9. ¿Y por qué no crear tus propias oportunidades profesionales?

En plena era de la digitalización y de las nuevas tecnologías es más fácil que nunca ser alumno y, a la vez, emprendedor, generando así tus propias prácticas universitarias. Basta recordar que algunas de las mayores empresas del mundo, Yahoo, Microsoft o Facebook, nacieron en un campus. Estas aventuras empresariales pueden tener éxito o no, pero lo que está claro es que aportan habilidades muy útiles para tu futuro profesional, tales como el liderazgo, la gestión del tiempo y el networking.

Fuentes: Universia, Forbes, The Idealist, Unigo y El Mundo

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