Compromiso, pasión, fuertes valores… ¿Cuáles son los rasgos que debemos detectar para acertar a la hora de elegir perfiles profesionales para nuestra empresa?

Cómo saber si la persona que has elegido para forma parte de tu equipo o de la compañía ha sido la elección idónea para desempeñarlo no es fácil. La experiencia y los conocimientos son la herramienta más fiable, a priori, para definir un perfil profesional apto para nuestra empresa, pero cada vez son más decisivos los valores que muestren y que estos encajen con la filosofía corporativa.

Jim Collins, uno de los gurús del management más respetados en el mundo, nos da algunas pistas de cuáles son los rasgos generales que debemos tener en cuenta:

La persona idónea comparte los valores de la compañía

Las compañías más comprometidas con los empleados son capaces de construir una cultura corporativa en la que sus trabajadores desarrollan un fuerte sentimiento de pertenencia. Cómo detectar quiénes son ellos a la hora de elegir un candidato no es fácil, pero es importante optar por aquellos que muestran una predisposición hacia esos valores básicos de la empresa y, después, no dejarles escapar.

La persona idónea muestra cierta autonomía

Si tenemos que dirigir siempre de cerca a alguien, estar motivándolo y tomando decisiones por él, es que nos hemos equivocado al elegir. Cuando buscamos el candidato adecuado para ocupar un puesto debemos intentar elegir perfiles disciplinados y que lleven en su ADN ese ímpetu por hacer bien su trabajo y apostar por los objetivos de la compañía.

La persona idónea cumple con sus obligaciones

No nos hemos equivocado si la persona que hemos elegido considera el compromiso como algo incuestionable. Por un lado, cumplirá con lo que dice; y por el otro, no dirá más de lo que puede cumplir y no inflará las expectativas.

La persona idónea ve el trabajo como una responsabilidad, no como trabajo

Tomar conciencia de la responsabilidad que uno tiene es algo que dista mucho de solo cumplir con el trabajo. La persona adecuada diferencia entre su lista de tareas y las cuestiones reales por las que la empresa lo ha contratado y lo que espera de él.

La persona idónea siente pasión por lo que hace

Reza un popular aforismo que “trabajar duro por lo que no nos interesa se llama estrés, y hacerlo por algo que amamos se llama pasión”. La persona adecuada, la que elijamos, debe está lejos de la desidia. Por el contrario, trabaja centrado y le pone ese aliño de entusiasmo a su trabajo esencial para que las cosas ocurran.

La persona idónea muestra una madurez de “ventana y espejo”

Hay un comportamiento clave que nos da muchas pistas. La persona adecuada aplaude y hace públicos los méritos de los suyos cuando las cosas salen bien, y evita culparles de los errores y los contratiempos cuando salen mal. Como dice Jim Collins, “señalan hacia el espejo y dicen «yo soy el responsable»”

Fuente: Empresas que caen y por qué otras sobreviven, de Jim Collins

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