Firma invitada: Francisco Alcaide Hernández

Experto en Management y Desarrollo Personal
www.franciscoalcaide.com | @falcaide
Autor de Aprendiendo de los mejores (Alienta, 7ª edición) y Tu futuro es HOY (2ª Edición)

 

Si el éxito hubiese que resumirlo en una palabra, esa palabra sería autorresponsabilidad. Las personas de éxito son personas centradas en el ʻqué voy a hacerʼ y las personas de no–éxito están centradas en el ʻqué va a pasarʼ. Y es así porque si uno hace depender de su vida de que acabe la crisis o que ciertas personas tomen algunas decisiones, puede pasar el tiempo y seguir en la misma situación. No hay nada peor que la ʻesperanza pasivaʼ, querer que las cosas cambien por el simple transcurso del tiempo.

Las personas autorresponsables son personas fuertemente orientadas a las ʻsolucionesʼ y las personas no–autorresponsables son personas fuertemente orientadas a las ʻexcusasʼ; y el gran peligro de buscar excusas es que si uno las busca siempre las encuentras. No es difícil encontrar algo o alguien a quien echarle a culpa de por qué nuestra vida no es como nos gustaría que fuese.

El ser humano tiene una asombrosa facilidad para explicar el éxito debido a causas ʻpropiasʼ (soy bueno, me lo he trabajado, llevo mucho tiempo en ello…) y el fracaso a causas ʻajenasʼ (la crisis, los mercados financieros, el gobierno, la educación…). Es una mirada asimétrica de la realidad.

¿Por qué mucha gente achaca el cierre de sus negocios a la crisis y nadie atribuye sus éxitos al crecimiento económico? ¿Realmente ha sido la crisis la causa del cierre de las empresas o la incapacidad para prever por dónde iban las tendencias, o el exceso de relajación, o la falta de flexibilidad para adaptarse, o el exceso de costes en época de bonanza?

La crisis es sólo un síntoma (resultado), pero no la causa (persona). No te ahogas porque te caigas al agua (efecto) sino porque no sabes nadar (causa). Vivimos en un mundo de causas y efectos, y todo efecto (resultado) es el producto de una causa (persona). Por poner algunos ejemplos:

–      La falta de dinero que una persona gana (efecto = resultado) no es el problema, eso es sólo un síntoma del verdadero problema: su incapacidad para generar ingresos (causa = persona).

–      La falta de contactos que una persona tiene (efecto = resultado) no es el problema, eso es sólo un síntoma del verdadero problema: su incapacidad para desarrollar y estrechar relaciones.

–      La mala salud de una persona (efecto = resultado) no es el problema, eso es sólo un síntoma del verdadero problema: su escasa atención a los hábitos de vida.

En definitiva, uno es el problema pero también la solución. Para tener éxito, lo primero es hacerse cargo de uno mismo. El éxito parte de invertir en el propio desarrollo personal: aprende más para ganar más. Tu desarrollo personal es tu destino. Y cuanto más inviertas en ti mismo, mejores oportunidades aparecerán en tu vida. Cuanto más estudies, cuanto más te formes, cuanto más cultives tu red de contactos, cuanta más experiencia tengas… mejor te irá. El desarrollo personal no es otra cosa que aumentar las opciones de vida, ensanchar posibilidades, o de manera resumida, incrementar las probabilidades de tener éxito. Como dice Brian Tracy, uno de los autores incluidos en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 7ª edición): «El desarrollo personal es un trampolín a la excelencia personal. Permanente y continuo, te asegura que no hay límite a lo que puedas lograr».