La biodiversidad es uno de los índices más fiables de la resiliencia de un ecosistema. Y no solo en el mundo natural, sino también en el agrícola. Así, un informe de la FAO alertaba recientemente de que en un país como Tailandia las variedades de arroz cultivadas se habían reducido desde las 16.000 hasta apenas una treintena en los últimos años. Esto significa una mayor vulnerabilidad a las plagas, las enfermedades o el cambio climático.

En ese sentido, las empresas tienen mucho que aprender de la riqueza de los ecosistemas. Tanto en su relación con ellos en términos de abrazar prácticas sostenibles, como a la hora de replicar los principios de la diversidad en sus propios organigramas. De eso sabe mucho Rosa Soto, que es bióloga de formación y, a la vez, una de las grandes embajadoras del talento femenino y la diversidad en ACCIONA como gerente de Sostenibilidad de ACCIONA Energía. Te contamos su historia.

 

De los bosques de la Patagonia chilena a las colinas de aerogeneradores

Corría el año 2013 y Rosa Soto acababa de aterrizar como responsable de gestión ambiental y social del primer parque eólico de ACCIONA en Chile. Pero ese no era el único aspecto pionero: Rosa era la única mujer entre más de 160 trabajadores. De hecho, con su llegada hubo que instalar un baño para mujeres, ya que tuvo que desplazarse para vivir a pie de obra. En aquella época era una cuestión que afectaba especialmente a ese sector: “Hablamos de que había menos de 10 % de mujeres en el mundo de la construcción y, particularmente, de las energías”, recuerda.

 

“Había menos de 10 % de mujeres en el mundo de la construcción y, particularmente, de las energías.”

 

Rosa venía, además, de un entorno bien distinto a las infraestructuras energéticas: la investigación de la riqueza botánica en los bosques de la Patagonia chilena y el trabajo en varios proyectos de conservación de especies en peligro de extinción en el norte de Chile. Aunque pronto conocería a fondo ese nuevo mundo de la construcción y la energía, y contribuiría a su transformación.

El reto era triple: un nuevo sector, un proyecto pionero como era la energía eólica en Chile y su inédito papel como mujer. Esa primera experiencia se saldó con éxito y aquí Rosa tuvo la oportunidad de progresar, algo que no ha dejado de hacer en estos diez años de carrera en ACCIONA. “De a poquito fuimos creciendo. Me ofrecen armar un área que es bien relevante dentro de la organización que es el área de QSE: calidad, prevención, medio ambiente y la gestión social”. Y no solo en Chile, sino que al poco extendió su actividad al resto de Sudamérica.

Rosa Soto y energía sostenible

Rosa fue creciendo en paralelo a la presencia de ACCIONA en el continente. Pronto, el equipo constaba de sesenta personas y, para cuando culminó su etapa en QSE, la filial chilena había pasado de los 45 MW del parque eólico inicial a 1000 MW de potencia instalada en todo el país. “El área de control de calidad fue tremendamente desafiante: aprender las partes de un aerogenerador, y todo lo que era el área súper ‘ingenieril’ y técnica de una planta fotovoltaica”. Porque, a todo esto, también estuvo presente en la construcción de la mayor planta fotovoltaica de ACCIONA por aquel entonces.

 

Responsabilidad social corporativa (y global)

Hacia el final de ese primer lustro, una nueva oportunidad llamó a su puerta. Era el momento de dar el salto a una función corporativa y, a la vez, mundial. Su nuevo destino la llevó a liderar el área de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) de ACCIONA. Liderar un nuevo equipo y entender realidades muy distintas (y distantes) la llevaron a recorrer el mundo y a trabajar en remoto con un equipo en España mucho antes de que se normalizase con la pandemia.

Es probable que Rosa echase mano aquí de su experiencia inicial al llegar a un mundo de presencia masculina mayoritaria, ya que uno de los pilares de su nueva función fue apuntalar la igualdad de género en ACCIONA. Una parte crucial, indica, es trabajar los sesgos inconscientes de los que ella misma ha sido víctima: “Yo tampoco era tan consciente en ese momento. Al final, esto es un músculo que se trabaja, y hasta que no lo ejercitas mucho no logras darte cuenta de que, efectivamente, antes [lo considerabas] normal”.

Y pone un ejemplo: “La osadía de darte un piropo fuera de contexto en la obra. Eso ahora es invasión de tu espacio personal, es algo que no está bien visto y te hace sentir incómoda. Pero en aquel entonces pensabas: ‘Bueno, pero así es la cultura, y más la cultura de la construcción’. Y lo pasas por alto como si fuese algo a lo que te tienes que acostumbrar, pero luego, con el tiempo, te vas dando cuenta de que, efectivamente, no es normal”.

 

“El trabajo que se hace no es una fotocopiadora de proyectos, sino que se adaptan a la realidad local para que sean exitosos”

 

Y aquí establece una distinción importante entre el marco general o framework de una empresa, lo que podría considerarse la cultura corporativa teórica, y la forma en que se educa a los integrantes de la organización: “Es un tremendo desafío que las personas se empapen, y vivan y vibren con esos valores de la compañía. Ahí hay un trabajo muy importante desde la alta dirección hasta las áreas de soporte vinculadas. Eso no sucede por osmosis; sucede gracias a un esfuerzo y al trabajo de implantar esta cultura organizacional”.

 

Esa implantación la ha llevado a recorrer el mundo para reunirse con las comunidades y detectar los puntos de mejora –“he llegado a pasarme hasta seis meses fuera de casa”–, respetando las sensibilidades culturales de cada país. “Hay zonas geográficas en donde se está más avanzado que otras […]. Yo creo que ese trabajo que se hace no es una fotocopiadora de proyectos, sino que se adaptan a la realidad local para que sean exitosos”. Sin embargo, este trabajo a escala internacional no ha supuesto dejar de lado sus responsabilidades en su país de origen, tanto en el marco de ACCIONA como en la relación de la empresa con la sociedad civil.

Y aquí menciona la mesa que lideró junto con el Ministerio de Energía chileno para mejorar la presencia femenina en el sector. En ese sentido, también forma parte del directorio del World Business Council para el desarrollo sostenible en Chile. “Queremos estar en esas instancias, liderando con buenas prácticas, con ejemplos; estar [presentes] donde se discuten estas temáticas. Se trabaja muchísimo, hacia afuera también”, dice en referencia a un impacto social que trascienda la cultura de ACCIONA.

El trabajo de todo este tiempo ha comenzado a cristalizar y Rosa explica con orgullo la transformación que ha experimentado ACCIONA a lo largo de los últimos años: “Migramos básicamente de tener más o menos un 18 % de presencia de mujeres en ACCIONA Energía hasta el año pasado, que cerramos cerca del 35% a nivel local”.

 

Mentoría para una nueva generación de luchadoras

Tras mencionarnos el valor específico que aporta la presencia de la mujer –en casos como el Acuerdo de París para la lucha contra el cambio climático, que se logró en una mesa con una portavoz femenina–, le pedimos un consejo para la nueva generación de mujeres. Rosa recuerda una charla que dio recientemente en una escuela y las palabras que dedicó a esas estudiantes que aún estaban planteándose su futuro laboral.

Lo primero [que les decía] era que no debemos sesgarnos a nosotras mismas con que se necesita ser ingeniera para poder entrar al [sector]; no tener ese sesgo de que finalmente lo que estudiaste, si no eres ingeniera, no sirves para una empresa de infraestructuras o una de energías renovables”, comenta acerca de las autolimitaciones que muchas veces las mujeres se fijan a sí mismas por la presión social. Ese síndrome de la “impostora” que suele ser más acusado entre las mujeres según diversos estudios.

Y luego tiene unas palabras para todas las mujeres que estén pensando en trabajar en ACCIONA o acaben de comenzar una carrera en ella: “Hay que estar, como se dice acá, ‘busquilla’; hay que ser curiosa. Hay muchas oportunidades para el crecimiento y el desarrollo de carrera en ACCIONA. Y no todas van a estar dadas por porque sí. No, aquí hay una relación recíproca. Ser curiosa te invita a indagar un poquito más, saber qué alternativas hay, qué otras áreas existen”.

Rosa Soto en ACCIONA

Y la curiosidad será fundamental para otra de las cuestiones en las que incide Rosa: “Yo recomiendo totalmente la movilidad entre áreas, creo que te da un conocimiento del negocio, así como en algo super específico; y una riqueza de trabajo, con personas y especialidades súper distintas, que yo creo que es una de las cosas fascinantes que tiene la compañía”. Y su propia experiencia lo sintetiza a la perfección: sus áreas de trabajo hasta la fecha abarcan desde la comunicación y el marketing hasta el aprendizaje de desarrollos de ingeniería o la consecución de permisos ambientales.

 

Retorno a las raíces    

En el marco del afianzamiento de la cultura corporativa que menciona Rosa, áreas que anteriormente estaban bajo el paraguas de la Responsabilidad Social Corporativa, han adquirido entidad propia. Así, hace tres años se creó el departamento de Diversidad e Inclusión.

A su vez, ella ha pasado a enfrentarse a un nuevo reto que vuelve a poner de relieve las posibilidades de crecimiento y aprendizaje de las que ha disfrutado en estos diez años en ACCIONA. En cierta manera, Rosa ha recuperado a aquella bióloga que, sin haber cumplido los treinta, empezó a liderar proyectos en esa multinacional que acababa de aterrizar en Chile.

 

“Migramos básicamente de tener más o menos un 18 % de presencia de mujeres en ACCIONA Energía hasta el año pasado, que cerramos cerca del 35% a nivel local”

 

Porque su nueva aventura es el puesto de gerente de Sostenibilidad en ACCIONA. Dentro de esa área, uno de los principales objetivos será la contribución a la biodiversidad y la conservación, que es una de las tres crisis planetarias, al nivel del cambio climático o la contaminación, tal como ella misma recalca.

Volvemos aquí, por concluir, a la riqueza y la resiliencia que aporta la diversidad a un ecosistema, incluyendo el de una empresa. Diversidad y sostenibilidad están íntimamente ligadas, y quién mejor que una bióloga experta en ecosistemas para explicarlo en lo que respecta a la presencia de la mujer:

No estamos hablando de quién es mejor, es que somos distintos; tener dos visiones distintas es mejor que tener una. Es la posibilidad de tomar mejores decisiones al conocer más. Al final, somos el 50% de la población mundial; no se puede obviar esto. Básicamente, si no piensas en incluir mujeres, lo que estás haciendo es perder el 50 % de la visión del mundo”.

 

 

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Rosa Soto y Amaro Gómez-Pablos sobre crecimiento profesional e igualdad de género