En nuestra historia reciente, no son pocos los ejemplos en los que la creatividad ha sido clave para el éxito arrollador de determinadas empresas. En algunos casos arrancaron de forma modesta, pero en sus entornos más próximos se convirtieron, con el paso del tiempo, en grandes multinacionales con una gran capacidad de influencia e impacto en la economía global.
Casos paradigmáticos como los de Apple, Facebook o Google ya forman parte del ideario colectivo y demuestran que las organizaciones que fomentan el pensamiento creativo de sus profesionales destacan, precisamente, por ser las más innovadoras.
Este binomio entre creatividad e innovación se está extendiendo, cada vez más, por organizaciones que lo integran en su cultura empresarial para generar nuevas ideas y estrategias que hagan crecer sus negocios.
Según se desprende de un estudio que encargó Adobe en 2014, a través de entrevistas realizadas a más de 300 senior managers, el 55% de los encuestados que dijeron que sus empresas fomentan la creatividad tuvieron ingresos en 2013 que superaron a los de 2012 en un 10% o más. Sólo un 20% de las compañías menos creativas tuvieron un resultado similar.
La adopción del pensamiento creativo como una de las piedras angulares de la innovación y la mejora de resultados supone todo un reto para las compañías. Alcanzarlo solo es posible aprendiendo de las experiencias compartidas por organizaciones y tomando buena nota de los consejos de expertos en la gestión de equipos.
Técnicas para fomentar el pensamiento creativo
Algunas de las prácticas que más ayudan a promover la creatividad tienen que ver con la forma en la que trabajan y se relacionan los profesionales. Entre ellas se encuentra la denominada “fertilización cruzada”, que consiste en la creación de equipos heterogéneos, formados por personas con diferentes habilidades y fortalezas.
A veces basta, incluso, con hacer lo que sugiere Ruth Sacks, Director de Desarrollo de Negocio en la escuela de negocios de la Universidad de Westminster: “Obligar a los empleados a sentarse cada día en un sitio diferente de la oficina, escuchar a otras personas del equipo involucradas en un proyecto, aprender de ellos y compartir conocimiento”.
Por su parte, Karima Marima-Arthur, miembro del equipo de consejeros de Forbes apuesta por dar más autonomía a los equipos para trabajar a un alto nivel, ya que “cuando los equipos son microgestionados se ahogan, pierden el deseo de crear, de innovar y de moverse libremente dentro de su área de especialización”.
Otra técnica es la que propone Billy Williams, miembro del equipo de expertos de Forbes, que aboga por olvidarse de la tradicional tormenta de ideas para, “alentar a los miembros del equipo a proponer de 3 a 5 propuestas creativas para un proyecto”. Esta iniciativa contribuye a igualar el campo de juego para profesionales extrovertidos e introvertidos y evita presiones innecesarias sobre las ideas aportadas dentro del equipo.
La importancia del ambiente laboral
El ambiente laboral también tiene una notable influencia sobre la creatividad de los empleados. Según un estudio de la multinacional Interface, los profesionales que trabajan en oficinas con plantas y otros elementos naturales generan más ideas y son un 15% más productivos.
La música en la oficina también es un factor coadyuvante para el pensamiento creativo debido a su capacidad para mejorar el bienestar mental y el estado de ánimo en general de los miembros de la plantilla, lo cual contribuye también a un buen ambiente laboral.
En esta especie de decálogo no hay que olvidarse de la tecnología, que es, para el 62% de los encuestados en el estudio de Adobe antes mencionado, un factor decisivo que permite al capital humano innovar y encontrar soluciones creativas a los problemas.
Fuentes: Forbes,INC.com, y The Guardian